Pasan los años, los coches se renuevan y las cajas manuales mueren. De un tiempo a esta parte, y más con la electrificación de gran parte del mercado, los cambios automáticos se imponen. Más si tenemos en cuenta que los eléctricos funcionan con una marcha (a excepción del Porsche Taycan).
Pero no todos los fabricantes están dispuestos a dejar morir el cambio manual. Como te contamos hace algún tiempo, Ford, Toyota, Kia y Hyundai están lanzando o registrando patentes para intentar mantener vivos este tipo de cambios, cada vez menos reclamados por el público y más costosos de implementar.
Con el mercado acotado, hay dos caminos para las cajas de cambios manuales: las gamas bajas o los vehículos muy exclusivos. Y precisamente en este terreno se mueve Koenigsegg, en la oferta de hiperdeportivos exclusivos y muy especiales. Ahora, también con una caja de cambios que es una auténtica joya de orfebrería.
Automática de nueve relaciones y siete embragues
Este mismo mes de agosto, Koenigsegg presentaba el CC850, un impresionante hiperdeportivo con 1.385 CV de potencia y que, aunque resulte inimaginable, es el modelo de acceso a la gama, con el Koenigsegg Jesko por encima. La expectación ha sido tanta que, finalmente, fabricarán 70 unidades que se venderán a 3,5 millones de euros, en lugar de las 50 unidades previstas.
Pero lo que realmente ha llamado la atención durante la presentación de este nuevo hiperdeportivo ha sido su caja de cambios. Una transmisión que puede funcionar en modo manual y automático, con siete embragues y que cambia el número de relaciones disponibles en función de uno u otro modo de uso.
La caja de cambios parte de la ya utilizada en el Koenigsegg Jesko, donde sólo se optó por un cambio automático para que el conductor fuera capaz de gestionar toda su potencia (puede alcanzar hasta 1.650 CV en su versión más potente).
Este cambio de marchas ya cuenta con nueve relaciones y siete embragues. Koenigsegg apunta a que un cambio de doble embrague es rápido, pues siempre tiene engranada la siguiente marcha (por arriba o por abajo) en función de los registros de datos que obtenga la centralita.
Sin embargo, apuntan a un problema. Si el coche quiere sacar todo su potencial y tiene que reducir significativamente su número de marchas, es imprescindible que haga todo el recorrido saltando de una marcha a otra. Para saltar de séptima relación a cuarta, será necesario pasar por la sexta y la quinta, irremediablemente.
Su caja de cambios LST (Light Speed Transmission, por sus siglas en inglés) de nueve relaciones elimina este problema. ¿Cómo? Un poco a lo bruto. Añadiendo hasta siete embragues. Así, si el coche detecta por el uso del acelerador que queremos sacar todo el potencial de su motor, salta hasta la marcha deseada (de novena a cuarta, por ejemplo) sin necesidad de pasar por todos los escalones anteriores.
El resultado es que los Koenigsegg son capaces de cambiar de marca (sea cual sea) en apenas 20 milisegundos. Esto lo consiguen con tres juegos de tres engranajes y siete embragues bañados en aceite, careciendo de sincronizadores. Utiliza los tres engranajes colocados en tres ejes distintos, dando lugar a 21 combinaciones posibles.
Una transmisión habitual utiliza dos engranajes por marcha, lo que obliga a sincronizarlo antes de dar el salto a cada una de las relaciones. Todo esto lo controla el UPOD (Ultimate Power On Demand, en inglés) dedicado a elegir cuál es la transmisión más adecuada para cada momento.
Y pese a que sus cifras son mareantes, todo este desarrollo le ha permitido a la marca sueca conseguir una caja de cambios más compacta y ligera que la saliente, por lo que se mejora su comportamiento y prestaciones.
O manual... de mentira
Esta increíble caja de cambios también puede ser activada de manera manual, con unas levas en el volante que solo permiten saltar a la relación superior o inferior. Pero Koenigsegg ha querido ir un paso más allá.
Su Koenigsegg CC850 se presentó con un cambio de marchas tradicional de seis relaciones, con palanca de cambios dispuesta en H. ¿Por qué este cambio? Porque la marca quiere garantizar que el tacto del, supuesto, cambio manual sea lo más realista posible. Con este modo, la primera corresponde a la segunda del cambio automático. La segunda del cambio manual es, en realidad, la cuarta. Y la sexta manual es la octava. Se eliminan así los saltos automáticos de primera, tercera y novena relación.
Estas mismas relaciones de cambio, además, varían en función el modo de conducción elegido: Confort, Normal o Pista. El último y más deportivo lanza al coche ya en la tercera marcha de la transmisión automática, pues no hay riesgo de chocar contra otro vehículo que espere delante.
Decimos que es un supuesto cambio manual... porque, en realidad, este no existe. La palanca no está conectada físicamente con la transmisión, sólo cuenta con un control de fuerza que simula el esfuerzo de engranar la marcha escogida. Lo mismo sucede con el pedal del embrague, no hay ningún tipo de unión física, sólo se simula la dureza del mismo en el momento que se quiere pisar.
A partir de los movimientos que el conductor hace de la palanca y del pedal del embrague, la electrónica es la que termina por engranar la marcha escogida. Sin embargo, la firma asegura que el comportamiento es tan realista que, incluso, el coche puede calarse.
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