La transición al coche eléctrico o, al menos, más o menos electrificado en el mercado del lujo se está resistiendo en algunas marcas. Concretamente en aquellas que han hecho del superdeportivo (o hiperdeportivo) de gasolina santo y seña. Los fabricantes más radicales o puristas están teniendo problemas en su salto al coche eléctrico. Otras marcas, sin embargo, lo acogen con brazos abiertos.
Rimac. Rimac es una marca especial. Es joven (se fundó en 2009) después de que su propietario modificara un BMW Serie 3 (E30) en un auténtico misil eléctrico. Mate Rimac, que tenía 19 años, no tardó en llamar la atención de algunos gigantes y en apenas dos años ya había puesto en marcha la empresa.
Para sacarla adelante, y dar una idea de las esperanzas que se tenían en la compañía, empresas como Porsche o Hyundai, que han apostado muy fuerte por la electrificación, forman una parte importante de su accionariado. No sería hasta 2018 cuando la asociación y el desarrollo de un hiperdeportivo comenzara a dar sus frutos.
El Nevera. Ese año, en 2018, Rimac anunció oficialmente su Nevera. Un hiperdeportivo eléctrico que ponía sobre la mesa una suerte de nave espacial con 1.914 CV de potencia gracias a la suma de cuatro motores (uno por rueda). Su par motor de 2.360 Nm debe dar una patada difícil de comprender.
El resto de cifras son igualmente brutales. De 0 a 60 mph (96 km/h) en 1,85 segundos y una velocidad maxima de 412 km/h. Como paradas intermedias, de 0 a 161 km/h apenas hay que esperar 4,3 segundos y para llegar a los 300 km/h habría que emplear 9,3 segundos.
La batería, vistos los coches actuales seis años después, parece pequeña, con 120 kWh de carga que promete una autonomía WLTP de 550 kilómetros. Pero, y eso también es propio de un superdeportivo, asegura que puede alcanzar una potencia de carga de 500 kW. Con semejante batería, puede pasar del 0 al 80% de capacidad en 22 minutos.
150 unidades. Es la cifra que anunció Rimac cuando comenzó a vender su producto. Una tirada muy limitada de centenar y medio de este hiperdeportivo eléctrico a precio de dos millones de euros cada unidad. ¿Poco o mucho dinero? No lo sabemos, pero nos lo imaginamos. Porque lo que sí sabemos es que, 150 unidades como tirada limitada han sido demasiadas.
El CEO de la compañía, Mate Rimac, ha confirmado que no están alcanzando los objetivos esperados, en palabras que rescatan en la conferencia Future of the Car del Financial Times en Londres. . “Un Apple Watch puede hacerlo todo mejor. Puede hacer 1000 cosas más que un reloj normal y corriente, es mucho más preciso, puede medir tu ritmo cardíaco. Pero nadie pagaría 200.000 dólares por un Apple Watch”, ha asegurado.
“Nos lo están imponiendo”. Lo que asegura Rimac es que el cliente del vehículo de ultralujo no está tan dispuesto a pagar por un coche eléctrico. “Los reguladores y algunos fabricantes nos presionan tanto que la narrativa ha cambiado. Nos están imponiendo cosas que no queremos, así que a la gente le repugna un poco toda esta aplicación forzada”, asegura el CEO de la marca.
Y, además, reconoce que en su producto hay mucho de deportividad pero también de subirse a un movimiento, el del coche eléctrico, que ahora está viviendo un momento de recesión en sus ventas. "Empezamos a desarrollar el Nevera en 2016/2017, cuando lo eléctrico estaba de moda".
Claros. El salto al coche eléctrico no está siendo sencillo en todos los palos de la industria del motor pero, en algunos, abrazar el coche eléctrico estaba siendo muy rentable pese a lo contraintuitivo de la oferta. Porsche, por ejemplo, ha arrasado con las ventas de su Taycan y espera que las ventas de sus eléctricos supongan una enorme vía de ingresos que no va a dejar de crecer.
Lotus, por ejemplo, con su apuesta por la combustión y la ligereza en detrimento de potencias tan altas como las de sus rivales, también está cosechando buenos datos con su Eletre, un superdeportivo eléctrico SUV y muy pesado que desdibuja cualquier hilo conductor de la marca con su pasado. Ferrari, por ejemplo, tiene grandes esperanzas en los vehículos eléctricos.
Y Nubes. En Motorpasión, hacen una interesante reflexión de por qué pueden no funcionar los coches eléctricos. Una con la que, en parte, estoy de acuerdo y que apunta a que este tipo de coches, pensados para ser disfrutados con la familia y amigos en escapadas de un fin de semana son más divertidos si suena un motor potente de combustion tras la espalda.
Pero yo añadiría que esto hay que enmarcarlo dentro de las firmas de lujo que son muy de nicho. En este caso, Rimac se presentaba como una opción eléctrica para el más amante de la deportividad y purista de las sensaciones. Y, aquí, el coche eléctrico sigue sin presentar batalla al coche de combustión.
Un aprendizaje. Además, hay que añadir que entre los vehículos más exclusivos, la combustión sigue siendo la opción preferida y, probablemente, lo siga siendo durante muchos años. Precisamente, marcas como Porsche o Ferrari han demostrado que el vehículo de combustión, con motores extraordinarios como los V12, serán los que precisamente mejor se vendan en unidades muy limitadas y a precios altísimos.
Hay que añadir que este tipo de vehículos de ultralujo se compran, en gran medida, como inversión a futuro y no tanto como vehículo para disfrutar en el día a día. En ese mercado, el coche eléctrico tiene que disfrutar que no es "sólo una moda" y tiene difícil hacerse un hueco en un espacio donde triunfa lo clásico. Como explicaba el director de diseño de Bugatti: "nadie quiere un iPhone 3".
Si hace casi una década el coche eléctrico era una moda que estaba en auge, dicho por el propio Rimac, las medidas que se toman en materia anticontaminación van a hacer del vehículo más puro de combustión una suerte de unicornio por el que el cliente realmente adinerado estará dispuesto a pagar una suma de dinero considerable. Lo distintivo se paga y, todo indica, que eso será (más que nunca) los grandes motores de combustión.
Imagen | Rimac
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