El mercado está loco. Si hablamos del sector del lujo, siempre ha estado un poco loco, no vamos a engañarnos. Pero si nos centramos en España, la cosa se ha vuelto todavía más rara, compleja e indescifrable.
En estos últimos días, Bentley ha presentado el Bentley Continental GT Speed, su nuevo superdeportivo de lujo que llega con un sistema de hibridación enchufable debajo de la carrocería. Es la primera vez que la firma británica monta un sistema de propulsión de este tipo, convirtiéndose en el Bentley más potente hasta la fecha.
Cuando el nombre de uno de los superdeportivos de Bentley trae consigo el apellido Speed es porque estamos ante su versión más radical y prestacional. En este caso, hablamos del Gran Turismo más famoso de la compañía. Perfecto para el día a día, los viajes de largo recorrido y la seguridad de que contamos con lo mejor de lo mejor bajo el capó.
Un Bentley perfecto para una ZBE
El giro hacia la hibridación enchufable de Bentley no es casual. En los últimos años, las ventas de modelos electrificados, que no eléctricos puros, está creciendo en el segmento del lujo.
Contar con un potente motor eléctrico permite a los dueños de estos vehículos pasearse por el centro de las grandes ciudades que, irónicamente, se están cerrando a los vehículos más contaminantes. El resultado es que, en España, un Bentley Continental GT Speed tiene la misma categoría que un Smart eléctrico, por poner un solo ejemplo.
En el caso del coche británico, hablamos de un vehículo de un superdeportivo que monta un V8 4.0 biturbo de 600 CV y 800 Nm de par motor. Le acompaña un motor eléctrico en el eje trasero que es capaz de generar hasta 190 CV y 450 Nm. Combinados, el coche es capaz de desarrollar un total de 782 CV y un par motor de 1.000 Nm.
Las prestaciones, por supuesto, quitan el hipo. El 0 a 100 km/h se lo come en 3,2 segundos y la velocidad máxima es de 335 km/h aunque el cabrio se queda en 285 km/h.
Pero estas cifras se acompañan de una batería de 25,9 kWh que permiten recorrer hasta 80 kilómetros en modo completamente eléctrico, funcionando sin la ayuda el motor de combustión hasta una velocidad máxima de 140 km/h.
Con los actuales ciclos de homologación WLTP, el Bentley Continental GT Speed apenas certifica 50 gr/km de CO2. Con estas cifras, incluso, se acerca a los objetivos de la Unión Europea en materia de emisiones que quiere rebajar éstas hasta los 45 gr/km de CO2 a medio plazo. Una confirmación más de que exclusivamente los coches híbridos enchufables pueden mantenerse dentro de los estándares que quiere conseguir Europa.
Cómo se realizan estas pruebas WLTP y la gestión de las categorías ambientales (este coche contará con etiqueta Cero emisiones de la DGT), levanta ampollas entre quienes cuentan con vehículos mucho más vetustos pero menos contaminantes cuando sólo se utiliza el motor de combustión o entre quienes optan por un verdadero deportivo "asequibles" como el Toyota GR Yaris.
A pesar de quedarse en menos de 300 CV, el deportivo híbrido de Toyota tiene que pagar un impuesto de 60.000 euros en su matriculación, mientras que el superdeportivo de Bentley no estará sujeto al malus CO2. Su precio no es oficial (y tampoco sirve de mucho, teniendo en cuenta el grado de personalización) pero debería partir de más de 300.000 euros.
Con el riesgo sobrevolando, pese a todo, de que en el futuro se obligue a lo híbridos enchufables a circular con motor eléctrico dentro de las ciudades, lo que sí se aseguran marcas como Bentley es que sus vehículos puedan seguir exhibiéndose por los cascos históricos de las urbes más populares. Una solución que tampoco ven con malos ojos otras marcas con vehículos mucho más asequibles.
Una última curiosidad
Como curiosidad, la marca se ha propuesto registrar un récord de velocidad que nadie ha intentado (o se ha propuesto) hasta la fecha. El nuevo Bentley Continental GT Speed es, también, el coche más rápido del mundo bajo el agua. La marca se propuso alcanzar los 320 km/h en el túnel de Ryfylke (Noruega), el más profundo (292 metros bajo el nivel del mar) y uno de los más largos del mundo (14,4 km).
En la prueba, que se grabó en vídeo, se utilizó combustible sintético y la prueba supuso todo un reto logístico. En ella se alcanzaron los 335 km/h de velocidad máxima pero el plan inicial era menos ambicioso, teniendo en cuenta las condiciones en las que se iban a llevar a cabo la prueba.
Según la marca, los cálculos mostraban que la resistencia aerodinámica del coche creía un 11% dentro del túnel, dadas las condiciones en las que se iba a realizar la prueba y el flujo del aire creado por el propio vehículo.
Además, Bentley había estudiado que, conforme el coche ganara velocidad, el espacio libre entre uno de los laterales y el coche empezaría a hacer un efecto de succión, acercando el coche a las paredes. Si esto sucedía, se corría el riesgo de chocar contra el lateral.
El piloto elegido fue Mark Higgins, piloto de rallies que ostenta el récord a una vuelta en el circuito TT de la Isla de Man. La marca se garantizaba dos cosas de un plumazo: un buen piloto y un piloto que no conoce el miedo.
Fotos | Bentley
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