Europa mira con preocupación los precios del gas. No sólo los ciudadanos temen un invierno especialmente frío, la industria empieza a temer por cortes en la producción que paralice o dificulte la fabricación y distribución de sus productos. La automoción es una de ellas y España está en el punto de mira.
Adiós al gas ruso. 5 de septiembre de 2022. Rusia anuncia que se detiene el suministro de gas por el canal Nordstream 1 de camino a Europa indefinidamente. Es la peor noticia para los ciudadanos europeos que observan con temor la posibilidad de un invierno especialmente frío y crudo en en el Viejo Continente. Pero la industria también empieza a ver las orejas al lobo.
Antes del cierre, los precios a futuro del gas ya se habían disparado, con una subida del 30% del precio. Como medida preventiva, los Estados ya habían empezado a llenar sus reservas desde hacía tiempo. Reuters asegura que Europa cuenta con un 93,4% de sus reservas disponibles. Pese a ello, está sobre la mesa establecer un tope al gas, como ya sucedió con la excepción ibérica.
Precios disparados. Pese a todo, estas medidas no dejan de ser parches que se van poniendo a un precio del gas disparado, si se compara con su cotización hace poco más de un año. Todo ello está poniendo en jaque a la industria. Un ejemplo es la siderúrgica, con cierres e importantes reducciones en su producción por toda Europa.
Pero también a la automotriz. Según S&P Global Mobility, el coste de luz y gas para un vehículo se situaba hasta hace poco en 50 euros. Hoy se estima entre 687 y 773 euros por unidad, lo que provocará un aumento significativo en la producción europea de vehículos. ¿Cuántos? Según la consultora se dejarán de producir un millón de automóviles por cada trimestre.
Más de un millón. Son las previsiones de la consultora que, en el peor de los escenarios, apunta a que las cifras podrían alcanzar el millón y medio de vehículos perdidos. A esto se suma una seria interrupción en la cadena de suministro, anticipando que podríamos ver más imágenes como la de Ford, con decenas de miles de vehículos sin entregar a falta de unos pocos chips. No es la primera vez que se apunta en ese sentido.
Christian Hofmann, director de ventas de Kron Solingen, fabricante de metales y plásticos, ya avisaba del riesgo de un aumento inasumible en el coste de las materias primas: "Pedimos ayuda para los costes de las materias primas, para las cláusulas que incorporan la inflación, pero la línea roja son los costes energéticos. Si los clientes no contribuyen, no podemos seguir adelante... nosotros mismos cancelaremos los contratos".
En sus declaraciones hacía referencia a las dificultades que podrían experimentar las PYMES para hacer frente a los altos costes energéticos. Un problema que repercute directamente sobre los fabricantes, quienes sí pueden asumir estas subidas pero quienes no recibirían piezas imprescindibles por parte de terceros.
España, de las más afectadas. Según S&P Global Mobility. La consultora apunta en el mismo informe que nuestro país es uno de los que más riesgos tiene a la hora de reducir su producción de vehículos. Según sus cálculos, España es el tercer país peor posicionado en Europa. Los problemas de autoabastecimiento serían los más importantes.
Son malas noticias justo en un momento en el que los trabajadores españoles se están apretando el cinturón para recibir modelos eléctricos y asegurarse el funcionamiento a largo plazo de sus plantas. También con el futuro de la fábrica de baterías de Sagunto en el aire, con las presiones de Volkswagen para recibir más dinero público.
Previsiones optimistas. Todo lo contrario al informe de S&P Global Mobility afirmaban hace solo unos días en Bloomberg. Según el diario económico, empresas como Volkswagen estaban estudiando llevarse parte de su producción al oeste de Europa, con España beneficiada. Geng Wu, jefe de compras de Volkswagen aseguraba que buscan "alternativas a medio plazo".
"Nos estamos enfocando en una mayor localización, reubicación de la capacidad de fabricación o alternativas técnicas, similares a lo que ya es una práctica común en el contexto de los desafíos relacionados con la escasez de semiconductores y otras interrupciones recientes en la cadena de suministro", recalcaba Geng Wu.
A pesar de los indicadores de la consultora, se espera que el precio del gas sea superior en Alemania que en nuestro país. Si bien es cierto que España no cuenta con grandes almacenes de gas, la apuesta por el GNL se ha redoblado y ahí el papel de España es clave por su salida al mar. Y en este contexto, las plantas regasificadoras también ganan peso, encontrándose el 25% del total europeo en suelo ibérico. Eslovaquia y República Checa (sin salida al mar) carecen de ellas y Alemania tampoco tiene ninguna disponible.
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