Úrsula von der Leyen ha sido reeligada como presidenta de la Comisión Europea. Con 401 votos favorables, la exministra de defensa alemana mantendrá su cargo durante los próximos cinco años, en los que ha prometido seguir avanzando en los objetivos climáticos propuestos. Un asunto que afecta directamente al mundo del automóvil.
Reelegida. Necesitaba 360 votos favorables pero ha conseguido un total de 401 apoyos. Para volver a alzarse con el título de presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ha necesitado el favor de los partidos ecologistas, que con 53 votos eran claves para decidir la reelección.
Fruto de su apoyo puede ser el anuncio de que presentará, durante los primeros 100 días, los pilares para conseguir un Pacto para una Industria Limpia. El asunto era polémico pues las propuestas en materia de medio ambiente no eran tan ambiciosas como en 2019, cuando fue elegida por primera vez.
Algunas dudas. La reelección de Ursula von der Leyen como la máxima responsable de los pasos de la Comisión Europea es clave para el devenir de los objetivos climáticos dentro de la Unión Europea.
En su discurso antes de ser elegida por los representantes europeos, von der Leyen se comprometió a reducir las emisiones contaminantes en un 90% en 2040. La propuesta llega después de que la propia presidenta relajara algunas de sus posturas en lo que a respeto al medio ambiente se refiere y, concretamente, al llamado Pacto Verde Europeo.
Organizaciones ambientalistas, como WWF, se han mostrado algo fríos con la reelección de la presidenta. Agradecen que se recojan algunas de sus demandas en la hoja de ruta europea para los próximos años pero dicen celebrar "el compromiso de la Presidenta von der Leyen de reforzar el cumplimiento y la aplicación de las directrices europeas".
2035. Esas directrices europeas señalan que los vehículos con motores de combustión tendrán que dejarse de vender como automóviles nuevos a partir de 2035. Pero esa misma prohibición se ha ido relajando con el tiempo, permitiendo la entrada de los combustibles fósiles o el hidrógeno.
En un primer momento, la redacción prohibía la venta de todos los vehículos que no fueran "neutros en emisiones". Eso dejaba fuera a todos aquellos automóviles que, de una manera o de otra, expulsaran cualquier tipo de sustancia contaminante por sus tubos de escape.
Sin embargo, durante el peloteo entre la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, la redacción admitió la venta de coches "neutros en emisiones de CO2". Esto quiere decir que sí podrán venderse coches con motores de combustión que utilicen combustibles sintéticos o hidrógeno.
"Neutros en carbono" Ese detalle en la redacción del texto es el que cambia todo. Se espera que los combustibles sintéticos que se desarrollen atrapen CO2 durante la producción de los mismos y, por tanto, aunque se expulsen cantidades mínimas durante su combustión en los motores, el balance debería ser positivo. Lo mismo sucede con el uso del hidrógeno que tiene aquí uno de los principales argumentos de sus defensores.
Sin embargo, los combustibles sintéticos y el uso del hidrógeno, tal y como lo conocemos, siguen expulsando en mayor o menor medida sustancias contaminantes como el NOx. Las partículas finas, además, son algunas de las más dañinas para el ser humano, pues al respirarse pueden acabar en el torrente sanguíneo. Esto es lo que se trataba de impedir en un primer momento con la primera redacción y, sin embargo, se ha desechado en la última.
¿Eléctrico o combustión? De momento, hablar del futuro es hacer cábalas pero las decisiones que se han ido tomando en los últimos años han animado a la industria a dar el salto al coche eléctrico. Aunque sus ventas se hayan enfriado en los últimos meses, es una tecnología que debería crecer y popularizarse en los próximos años.
Los combustibles sintéticos se han posicionado como una alternativa demasiado cara hasta ahora. Por otro lado, el uso de hidrógeno en vehículos de pila de combustible es menos eficiente que en un coche eléctrico y quemarlo es, todavía, menos eficiente que un motor de gasolina. Sin embargo, ambas opciones casan con su uso en motores de gran tamaño y vehículos deportivos, donde el coste de rellenar el depósito es secundario.
¿Todo esto es seguro? La reelección de Ursula von der Leyen hasta 2029 garantiza que los planes aprobados hasta ahora en materia medioambiental mantengan los mismos derroteros en lo que queda de década. Antes de 2040 y 2035, la Unión Europea se ha marcado unos objetivos tan ambiciosos para 2030 que solo se podrán conseguir con la venta en masa de híbridos enchufables.
Los fabricantes están realizando unas inversiones millonarias para lanzar sus coches eléctricos y adaptar los motores de combustión a las nuevas exigencias. Con todo, el final de la década apunta a unos límites tan estrictos que son imposibles para los combustibles fósiles.
Y en los seis años que recorreremos entre el fin del mandato de la presidenta de la Comisión y el año 2035, es complicado que la industria eche por tierra todas las inversiones y desarrollos que ya se están poniendo en marcha aunque se diera un giro radical en los acontecimientos una vez entremos en la próxima década.
Foto | Parlamento Europeo
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