Si hay algo que diferencia a los PCs de las consolas es sin duda la capacidad de personalización de la que gozan los primeros.
Mientras que un ordenador de sobremesa se presta a modificaciones de cualquier tipo, las consolas apuestan por un formato de hardware cerrado al que no podemos añadir más que almacenamiento extra y poco más.
Los dos tienen sus ventajas, eso sí. Uno de los reclamos más atrayentes de la consola, por ejemplo, es su comodidad de uso y su reducido tamaño. Por otro lado, la principal bondad del PC, y todos estarán de acuerdo, es la libertad absoluta que nos brinda.
¿Quieres más memoria RAM? Compra un par de sticks. ¿Te falta espacio? Aquí tienes un terabyte de disco duro. Y lo mejor de todo, ¿empiezas a notar tirones en los últimos lanzamientos? Píllate una nueva tarjeta gráfica y disfruta durante años de la mejor calidad visual del mercado.
Un mundo de posibilidades infinitas en el que te puedes encontrar desde opciones más económicas hasta la última maravilla de la ingeniería informática.
Hoy toca hablar de esto último, de esos componentes que convierten a nuestro PC en una supercomputadora de la NASA.
Es decir, los componentes de gama alta.
La placa base, el pilar fundamental
Incluso el más virguero de los procesadores depende de una placa base en condiciones para desempeñar bien sus funciones. La placa, el componente madre, la vivienda donde habita el resto de los componentes.
Se suele caer en el error de menospreciar la importancia de la placa en una buena setup. “Bah, ahí es donde lo conectas todo y ya”, ¿verdad? Pues no, y además es este un reduccionismo de consecuencias potencialmente dramáticas. Tan dramáticas como que algunos componentes no funcionen.
La sofisticación a la que han llegado las placas en la actualidad sorprenderá a muchos de los que opinan algo parecido a esto que decíamos. Ahí tenemos por ejemplo a las varias propuestas de MSI para los gamers más ambiciosos.
Con espacio para múltiples tarjetas gráficas, ventiladores, discos duros, memorias RAM y toda la retahíla de componentes con la que se configura un PC, las placas base de la gama X299 de MSI son la cimentación ideal para construir un PC gaming de 2018 libre de restricciones y errores de compatibilidad.
La X299 SLI PLUS es la opción preferible para aquellos que buscan una placa sólida y fiable de diseño sencillo pero elegante, con sus LEDs y toda la fanfarria digna de los componentes de calidad . Esta es, podríamos decir, la placa entry level de la gama.
Luego está la X299 M7 ACK para los que exigen un mínimo de tres tarjetas gráficas y 64 GB de memoria RAM. Esta placa, además de una cantidad monstruosa de slots para los componentes (8 discos duros, por ejemplo) y un sistema de refrigeración específico para evitar el sobrecalentamiento también trae las herramientas para hacer overclocking incorporadas de serie, y es capaz de poner al mismísimo i9-7900X a 4.6GHz.
Y sin despeinarse.
Los procesadores y la comodidad de lo seguro
Parece que llevábamos décadas tirando de procesadores i5 e i7 cuando Intel, alarmada por el avance de AMD en este campo, decidió por fin presentar el ansiado i9 durante el año pasado.
Una gama de procesadores de última tecnología que encabeza el Core i9-7980XE, una de las 9 versiones de esta flamante remesa que tanto esperaban los entusiastas del PC. El hype estaba por las nubes; hacía eones que Intel no daba un paso significativo hacia delante en este ámbito. Al final tuvo que venir AMD con su Threadripper para que Intel despertase de su largo letargo en los laureles.
Y llegó el El i9-7980XE, una monstruosidad que es, como decimos, el procesador más veloz jamás creado, pero también el primero en contar con 18 núcleos. El 7980 no es que sea un componente de alta gama, es que es la más alta gama que existe actualmente en el mercado; 2000€ que cuesta el amigo.
Toda una declaración de intenciones por parte de Intel que algunos ven como un exacerbado golpeteo de pecho para doblegar a AMD y recordarle que el sector de los procesadores es su territorio.
Sin embargo, tal y como nos temíamos, la ganancia de rendimiento en lo que a gaming respecta resultó ser poco notable en comparación al incombustible i7-7700K. Al i9 le espera aún algún tiempecito a la sombra de su hermano mayor. Diminishing returns, lo llaman.
Tarjetas gráficas, del 2D a la Realidad Virtual
A la tarjeta gráfica hay que prestarle especial atención, no vale conformarse con cualquier cosa. No en vano será la responsable principal del rendimiento del PC en tareas como edición y montaje de vídeos, reproducción multimedia y, cómo no, juegos.
Han pasado ya más de 30 años desde que Intel revolucionara el mercado con la iSBX 275. Era 1983 cuando la afamada marca nos traía la primera tarjeta gráfica “oficial”. Bueno, no era una tarjeta gráfica, era un Placa Multimodo Controladora de Gráficos de Vídeo.
Esta reliquia tecnológica era capaz de mostrar hasta 8 colores distintos a una resolución de 256x256. ¡Wow!
Las facultades técnicas de esta primitiva tarjeta gráfica resulta especialmente insignificante y anticuado en contraste con la Titan V, la gráfica (de 3000€) más rápida del mercado. La nueva entrega de la exagerada y casi absurda gama de tarjetas Titan de Nvidia no es, como la propia compañía aclara, una tarjeta pensada para jugar.
Los benchmarks le dan la razón; la mejora de rendimiento comparada con la GTX 1080Ti es de apenas 5-10FPS. Con un precio tres veces inferior, las 1080 pueden estar tranquilas; seguirán siendo las tarjetas gaming de gama alta por excelencia.
O lo serán al menos durante algunos meses, porque al contrario que en el mundo de los procesadores, el avance de las tarjetas gráficas o GPUs es incesante y su evolución, como veremos a continuación, drástica y palpable.
El auge del 3D
Años más tarde, ya en la década de los 90, la extinta 3dfx se comía el mercado con la mítica Voodoo 1, una tarjeta que supo sacar partido del auge que experimentaba el 3D en aquella época. Un 3D que, con clásicos como Doom o Quake, dejaba pasmada a una comunidad de jugadores aún muy arraigada en el 2D.
La Voodoo 1 marcó un hito en la historia de las tarjetas gráficas, convirtiéndose en poco tiempo en la tarjeta gráfica predilecta tanto por entusiastas del PC como desarrolladores, pero tenía una pega. Una carencia que a día de hoy sería impensable: no podía procesar gráficos en 2D. ¿Quién necesita esa antigualla, no?
Pues más de lo que 3dfx pensó, a juzgar por el trágico final de la compañía acontecido años después.
El 4K y la Realidad Virtual
Si volvemos hasta nuestros días debemos hablar, cómo no, de la 1080 GTX de Nvidia. Esta bestia parda tiene ya asignado su sitio en la historia de las GPU, de eso no nos cabe duda.
Y lo tiene por varios motivos. En primer lugar, es un auténtico monstruo. Hoy en día no hay juego que esta máquina no sea capaz de mover en resolución Ultra HD, que quizás os suene más por su otro nombre, 4K.
The Witcher 3, Assassin’s Creed Origins, Playerunknown’s Battlegrounds... Todo.
En segundo lugar, porque es la tarjeta perfecta para la Realidad Virtual, el nuevo gran fenómeno gaming. Sin resoluciones mediocres ni concesiones de ningún tipo, con la GTX 1080 puedes disfrutar de cualquier experiencia VR sin temor a tirones, cuelgues o mareos provocados por una fluctuación indeseable de frames por segundo.
Por todo esto, pero también por la tecnología pionera que alberga en su interior. Empezando por su microestructura Pascal, un auténtico gamechanger con el triple de ancho de banda de memoria y el doble de rendimiento por vatio que su predecesor, Maxwell. Entre otras muchas mejoras.
Durabilidad y future-proof
La tecnología Twin Frozr VI, presente en la variante MSI de las 1080, ofrece además una solución para el más molesto problema que puede acarrear una tarjeta gráfica de gama alta, el sobrecalentamiento.
Con un sistema de doble ventilación que potencia la salida y entrada de aire y la tecnología SuperSU de los conductos de disipación de calor, las tarjetas gráficas equipadas con el sistema de refrigeración [Twin Frozr VI](Twin Frozr VI) no solo se libran de cualquier tipo de sobrecalentamiento, sino que están preparadas para soportar la presión y la exigencia del overclocking, una técnica que exprime todo el jugo de la tarjeta que, de no disponer de un buen sistema refrigeratorio, hace que los componentes se calienten más que una sartén.
1080 Ti GAMING X TRIO y 1080 GAMING X. Apuntáos el nombre de esas dos tarjetas si estáis interesados en comprar una 1080, porque son las únicas que vienen equipadas con todas estas features. La primera, además, está iluminada con un espectacular surtido de LEDs con rango RBG completo y cuenta con tres ventiladores para ella sola.
Con el avance de la tecnología el hardware se hace cada vez más delicado y sofisticado. Por eso es indispensable protegerlo frente a golpes, rozamientos y frente al propio calor que desprende. MSI es consciente de que una Nvidia Geforce 1080 GTX es un tesoro que conviene cuidar como el más caro cristal de Bohemia, y lo demuestra con su Steel Armor, que dota de un robusto acabado a sus tarjetas, hasta cuatro veces más resistentes que el material de la versión de fábrica del producto, para que aguante aún más calor y algún que otro golpetazo imprevisible.
¿Cuál será el gran paso en el mundo de las tarjetas gráficas? ¿qué nueva tecnología pondrá patas arriba el mercado? A saber. Puede ser que hayamos llegado ya a la cúspide y no lo sepamos. Desde luego, si sumergirnos en la Realidad Virtual con una MSI GTX 1080, un procesador i7 y un SSD con tiempos de carga casi inexistentes no es el cénit, está muy cerca.
A nosotros, por ahora, nos vale.
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