Parece que no se habla de otra cosa últimamente: chatbots por todas partes. Aplicaciones que responden a cualquier duda, inteligencias artificiales que reimaginan imágenes antiguas, otras tantas que escriben libros... Casi parece que hubiéramos encontrado un artefacto misterioso de una especie alienígena. Pero nada más lejos: todo responde a décadas de investigación y progreso tecnológico. De hecho, es fácil formular la siguiente pregunta: ¿qué podría aportarnos todo esto a nuestro día a día, a una tarde tranquila en la que nos apetece ponernos una película de Prime Video o seguir con algún true crime absorbente en Netflix? Mucho, la verdad. Porque una capa de inteligencia artificial vitamina cada televisor Samsung Neo QLED y OLED que llega al mercado. Y los últimos estrenos del streaming se ven mejor que nunca gracias a ella.
Estos algoritmos analizan y reconstruyen detalles y texturas en la imagen, nimios pero apreciables; convierten la baja en alta resolución; mejoran color y contraste emulando la realidad y respetando las reglas de la luz. Y, además, reducen el ruido y los artefactos visuales, ya que la inteligencia artificial puede identificar y eliminar ese horrible ‘ruido’ resultado de la compresión en las imágenes, a la vez que optimiza el movimiento de los fotogramas. ¿Cómo? Mediante técnicas de interpolación y reducción de desenfoque de movimiento, analizando los patrones direccionales de los objetos. Un mundo entero que acaba de comenzar.
La era de las redes neuronales
Si estás siguiendo la actualidad tecnológica —y estamos en Xataka, el lugar idóneo para ello— te habrás dado cuenta de un cambio. Una aceleración. Vivimos una etapa apasionante relacionada con las inteligencias generativas. Generación de imágenes a partir de texto, generación de respuestas coherentes —más humanas—, generación de música a partir de un prompt... Todo avanza a una velocidad de vértigo y la constante son las redes neuronales.
Las redes neuronales son un tipo de algoritmo de inteligencia artificial que imita la forma en que el cerebro humano procesa la información, cómo la codifica, almacena y accede a ella: mediante el enlace de un enlace. Es decir, creando atajos útiles. Las neuronas están interconectadas y trabajan juntas para aprender y resolver problemas. Por eso son tan resolutivas.
Imagina una red neuronal como un equipo de detectives en una historia de Isaac Asimov. Cada detective posee una habilidad específica y, juntas, resuelven casos. Ahora imagina que un caso es mejorar la calidad sonora de una película y otro es mejorar el brillo de una escena. En una red neuronal, este conjunto de detectives procesa solo una parte de toda la información, suficiente para hallar una solución.
ChatGPT, como red neuronal, se viralizó y ha causado furor en el público mainstream porque es capaz de entender y generar texto de manera muy similar a cómo lo haríamos nosotros: acudiendo a símiles, a ideas cruzadas. Esto se debe a que ha sido entrenada usando grandes cantidades de datos y ha aprendido a reconocer patrones y relaciones en el lenguaje. Básicamente, es como un personaje de ‘Origen’, la película de Christopher Nolan donde los protagonistas se cuelan en los sueños ajenos y extraen o implantan ideas.
ChatGPT extrae las claves del lenguaje humano sin necesidad de entender qué mecanismos biológicos intervienen. Y esto mismo aplica a soluciones tecnológicas como el reescalado de imagen o el HDR Remastering, como veremos adelante.
Pensando en 8K...
8K es una resolución de pantalla que ofrece una calidad de imagen altísima. El “K” en 8K significa Kilo (1000), lo que indica que una TV 8K tiene una resolución horizontal de aproximadamente 8,000 píxeles. Matemáticamente, la resolución 8K es igual a una multiplicación: 7.680 x 4.320. Esto se traduce en más de 33 millones de píxeles (33.117.600, para ser exactos). La comparación con la resolución 4K, que es de 3.840 x 2.160 —poco más de 8 millones de píxeles—, es abismal.
Esta cantidad inmensa de píxeles influye en la calidad de la imagen. La resolución en las TV 8K, más de 16 veces la resolución de una TV Full HD, logran un nivel de detalle abrumador: a más píxeles en pantalla, imágenes más detalladas y nítidas.
Sin embargo, mover tantos millones de píxeles en pantalla tiene algunas implicaciones. Por un lado, se requiere más potencia de procesamiento y ancho de banda para transmitir y mostrar contenido en 8K. Si el procesador no da la talla, esto puede afectar a la velocidad de reproducción y a la fluidez del contenido en dispositivos menos potentes. Además, el contenido en 8K requiere más espacio de almacenamiento debido a su mayor resolución.
... y en las consecuencias de esa evolución
Como es evidente, cualquier salto evolutivo propone cambios, problemas por resolver y pesquisas que despejar. Pero, para evitar cualquier latencia, los televisores Samsung cuentan con una serie de innovaciones tecnológicas determinantes. El Procesador Neural de Samsung no solo mejora la imagen, sino que también lo hace con las texturas de los objetos, enriquece la profundidad de color con gradaciones naturales, afina los bordes de los objetos y reduce el ruido, todo ello de manera imperceptible, sin que nos demos cuenta.
Por un lado, el Procesador Neural 8K con inteligencia artificial es capaz de manejar sin problema cualquier escena, mejora nativamente la calidad de imagen desde 4K a 8K con inteligencia artificial y 64 redes neuronales. Anexo a esto, la tecnología Neo Quantum HDR 8K Pro permite un contraste y colores muy vivos y naturales, además de ser compatible con HDR10+, el estándar más usado del mercado.
Pero estas mejoras no se quedan aquí: el Auto HDR remastering, de hecho, es capaz de “remasterizar” un contenido sin HDR y mostrarlo en tiempo real como si contara con estas mejoras —reduce el peso a la vez que optimiza el contraste, brillo, color y tono—. Esta función puede activarse o desactivarse al gusto, dentro de los Ajustes de brillo o desde el “Modo Juego”.
Finalmente, Real Depth Enhancer Pro logra que distintos planos no se vean estáticos, sino con esa sensación de profundidad tal y como los veríamos en la vida real. Y el mapeo tridimensional de objetos garantiza un sonido inmersivo y adaptado a cada sala, que nos sitúe en el corazón de la escena, además de una compatibilidad total con Dolby Atmos. Más aún, este enhancer de profundidad sabe dónde enfocamos la mirada y realza la profundidad de esa parte en particular. El resultado es similar a ver una película en 3D, lo que nos sumerge en la escena de una manera más orgánica. Y da igual que estés disfrutando de Citadel, de Succession o de Spider-Man: Un nuevo universo.
Y como la imagen sin sonido es una experiencia coja, mutilada, el Procesador Neural 8K con inteligencia artificial de Samsung también es capaz de generar distintos perfiles sonoros. Este procesador reproduce cada frecuencia y general ambientes más inmersivos y expansivos, enriqueciendo los efectos de una escena de acción; más claros, centrados en los diálogos entre personajes, y más sofisticados, para reconocer y enfatizar las decenas de capas de una banda sonora orquestal, por ejemplo.
Para quien no conozca qué es, Dolby Atmos tiene la capacidad de reproducir un sonido rico y envolvente de 360 grados sin necesidad de usar decenas de altavoces como en un Home Cinema. Sus algoritmos de precisión colocan los diferentes sonidos en distintos puntos del paisaje sonoro y las ondas llegan a tus oídos tal cual fueron diseñadas, no solo de izquierda a derecha, sino también por arriba y por abajo. El sistema es capaz de reproducir canales de 128 pistas y hasta 118 objetos sonoros de forma simultánea por cada canal.
Paneles como los QN800C y QN900C, de hecho, cuentan también con el Motion Xcelerator Turbo Pro, el motor que permite jugar a 144 Hz en 4K. La Quantum Matrix Technology Pro analiza y reconoce lo que estás viendo, ya sea un documental o un partido —o una escena deportiva dentro de una película—, y utiliza los Mini LED para controlar la luz de forma más precisa, reproduciendo más de 1000 millones de colores sin artefactos visuales.
Los televisores Samsung proponen un salto de gigante: cuentan con la prestigiosa validación Pantone y son compatibles con los últimos estándares HDR, además de contar con otras ventajas en el diseño, como una capa refractiva antirreflejos capaz de absorber la luz y evitar los molestos destellos que ‘lavan’ el contraste de algunas imágenes. Sumemos a esto las funciones smart y la conectividad total con tu smartphone, o esos diseños ultradelgados sin biseles que encajan en cualquier sala o salón. El futuro va deprisa, pero Samsung lleva el ritmo.
Imágenes | Samsung
