Algunos creemos que la marcha de Jony Ive le ha sentado muy bien a Apple. Aquella era estuvo protagonizada por dispositivos en los que la forma (el diseño) estaba por encima de la función (las prestaciones). Fue la era de los iPhone y los Mac ultradelgados y ultraminimalistas. Y entre los sacrificios, uno claro: los puertos de expansión, que acabaron dependiendo del puerto USB-C.
Aquello comenzó a cambiar tras la marcha del diseñador británico. Los iPhone 13 y los recientes MacBook Pro han empezado a engordar, y eso es importante por ejemplo para la batería. Sin embargo, lo es también para algo que nos ha alegrado mucho: han vuelto los puertos de conexión. El nuevo Mac Studio es el último ejemplo de esta tendencia, y es algo así como la última prueba de ese "nos habíamos equivocado" que Apple nunca pronunció pero que ahora parece querer expresar con esta tendencia.
Los puertos USB-C nunca fueron suficiente
Durante cierto tiempo pareció claro que Apple no acertaba con sus portátiles y sus sobremesa. Los equipos incluso eran criticados por los propios entusiastas de Apple, y en septiembre de 2018 le escribíamos a Apple una carta a los Reyes Magos con las 12 ideas que nos gustaría ver aplicadas en los futuros MacBook de Apple.
Es como si Apple hubiera leído aquel tema, porque buena parte de las peticiones han acabado teniendo respuesta tres años después. La llegada de la familia de chips M1 ha sido clave para esta nueva era de los Mac, pero también han ayudado la eliminación de los problemáticos teclados de mariposa (y de la Touch Bar) o la inclusión de un botón Touch ID.
Pero había otra petición especialmente popular entre los antiguos y nuevos usuarios de Mac: más puertos de conexión. Aquellos esmirriados MacBook con tan solo un puerto USB-C —a Jony le encantaban, fijo— iniciaron una peligrosa tendencia que hizo que los Mac perdieran muchos enteros en el ámbito de la conexión de periféricos.
Llegaba esa dependencia de los hubs de puertos hecha meme. Nos quejábamos del #donglelife —aunque quizás no era para tanto— y veíamos como de repente en Apple se olvidaban de todo lo que no fueran esos malditos puertos USB-C. La gente estaba tan harta que en 2016 acababan comprando un MacBook Pro de 2012, y lo hacían solo por los puertos.
Apple se reconcilia con los puertos de conexión
Y de repente, cambio de tornas. La aparición de los primeros equipos con el chip M1 no trajo consigo cambios radicales en este sentido, pero en octubre de 2021 Apple decidió poner fin a aquella tendencia. Aparecieron los MacBook Pro (2021) con potencia a raudales, con un polémico notch pero, además —y sobre todo— con un renovado amor por los puertos.
Estos equipos por fin nos alegraban la vida en ese sentido. Seguían centrando la apuesta en puertos USB-C con interfaz Thunderbolt 4, pero además contaban con un puerto HDMI, un lector de tarjetas SDXC y hasta un (bendito) MagSafe 3. Maravilloso.
Ayer ese renovado amor por los puertos de conexión volvió a hacerse realidad en el nuevo Mac Studio, un verdadero "monstruito" que promete ser el Mac más potente de la historia (con el permiso del Mac Pro). El equipo es llamativo por formato y orientación, pero lo es también por sus puertos de conexión, que son muchos y muy variados.
La selección de puertos de la parte trasera es realmente destacable: tenemos puertos USB-C con interfaz TB4, pero también un puerto 10 GbE, dos puertos USB-A (USB 3.1 Gen 2, 10 Gbps), un puerto HDMI y la toma de auriculares. Y eso no es todo: en la parte delantera tenemos dos puertos USB-C más, y el lector de tarjetas SDXC. Alegría.
¿Es todo ideal en esta oferta? Bueno, no exactamente. Hay quien hubiera pedido por ejemplo un puerto DisplayPort en la trasera —los cables de USB-C a DP solucionan esto— y que el puerto HDMI fuera 2.1 (no lo es, soporta 4K a 60 Hz como máximo).
Hubiera sido también curioso tener un puerto USB-A en el frontal —e incluso el puerto de auriculares, ya puestos—, pero estamos ante una redención total de Apple, que por fin ha entendido que a la gente le gusta poder conectar sus periféricos sin adaptadores ni dongles.
Rectificar, dicen, es de sabios. Bien por esa reconciliación con los puertos, Apple.
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