Qué feos y aburridos eran los PC. Y qué beige eran. Salvo algunas excepciones —IBM usaba colores grises—, el mundo de la informática estaba dominado por diseños funcionales y en los que la idea que transmitían estos equipos era, básicamente, que servían para trabajar.
Con algunos casos excepcionales —como aquellos iMac G3 de 1998 con colores translúcidos, o el elegante negro de los legendarios ThinkPad— los fabricantes no se complicaban la vida.
Los diseños de los PCs convencionales empezaron a animarse con el comienzo del nuevo milenio, y desde hace más o menos una década hemos vivido una explosión de formatos y colores que por fin han hecho que nuestro PC sea algo que apetezca enseñar en lugar de esconder.
Pero de todas las decisiones de diseño que tomaron los fabricantes en aquellas primeras dos décadas, hay una especialmente llamativa: la de por qué casi todos ellos adoptaban un color beige. La respuesta sigue siendo un misterio hoy en día, pero son varias las teorías que tratan de explicar esta decisión de diseño que marcó las primeras décadas de existencia del PC.
Alemania no quería PCs chillones
Una de las más interesantes es la que menciona cómo Alemania quizás tuvo mucho que ver en aquello. En el libro 'ThinkPad: A Different Shade of Blue' los autores, Deborah Dell y Gerry Purdy, nos hablan de cómo IBM fue un inesperado protagonista del mundo del diseño del PC y dejó de usar el beige, y justo al hablar de ello mencionan lo siguiente:
"A finales de la década de 1970, Alemania puso en marcha una normativa laboral que exigía colores "claros" en los equipos informáticos de oficina, norma que pronto adoptaron otros países europeos y escandinavos. En la década de 1980, prácticamente se eliminó cualquier oferta que no fuera gris o blanco roto en la industria informática, debido a los costes y a las normas laborales europeas".
Cuando IBM decidió diferenciarse y fabricar sus portátiles en color negro, hubo resistencia por parte de IBM Alemania, y la empresa incluso estuvo debatiendo sobre la posibilidad de lanzar un modelo en color gris oscuro para ese mercado. Aquella posibilidad se acabó descartando, y la división de IBM en Alemania se rindió a aquel color negro de los ThinkPad aunque dejando claro que debía añadirse una advertencia en el manual indicando que "este producto no está pensado para su uso en la oficina".
En GameStar siguieron la pista a esta pista y encontraron documentos de los Archivos Federales (Bundesarchiv) y el Instituto Federal de Seguridad y Salud Ocupacional (Bundesanstalt für Arbeitsschutz und Arbeitsmedizin). En una de las páginas —en la imagen— se especifican algunas recomendaciones para el brillo y contraste de las pantallas de los ordenadores en entornos de oficinas.
Así, se habla de cómo el brillo y el contraste de la pantalla debe estar entre el 20 y el 50%, y que se deben usar medidas de reflectometría siguiendo el estándar DIN 67530. Además se indica que estos parámetros se pueden determinar usando filtros de reducción del brillo que cumplan los estándares de diseño del mobiliario y la construcción de interiores.
Pero hay además un apartado específico que revela que la reflectancia en el diseño de colores de las carcasas de la pantalla debe estar entre el 15% (colores más oscuros) y el 75% (colores más brillantes). El objetivo aquí era por tanto que en el moviliario y elementos de oficina se utilizaran colores neutros, que ni reflejaran demasiada luz ni tampoco la absorbieran demasiado.
Otros documentos como las regulaciones DGUV 215-410 publicadas por la German Social Accident Insurance (DGUV) también habla de esos apartados y de las recomendaciones sobre pantallas y sus carcasas en lugares de trabajo.
Todo eso lleva a pensar que en Alemania abogaban por esos colores neutros. Podía haberse elegido otro color neutro, pero el beige era por lo visto un candidato idóneo para cumplir con esas recomendaciones y regulaciones.
Cuando el beige era un color premium (y barato)
Parece no obstante difícil pensar que el país germano pudiera tener tanta influencia en las decisiones del resto del mundo, y sobre todo de los fabricantes de PCs, que o estaban en Estados Unidos o se veían muy influidos por las tendencias que surgían en ese país.
De hecho, Apple también adoptó ese color para sus ordenadores —se habla del "beige de Apple", que algunos identifican con el Pantone 453—, y los tonos beige también dominaron los ordenadores de 16 bits como el Amiga 500 o el Atari ST. Hay que recordar, eso sí, que el beige escapaba también de algunos productos maravillosos. Entre otros, el mítico Sinclair ZX Spectrum, por ejemplo, aunque claro: no era un ordenador orientado a trabajadores de oficina.
Otras teorías sugieren que el beige se eligió por dos razones. La primera y más importante, porque los plásticos, que de fábrica no tienen color y son transparentes, necesitaban un pigmento para aplicarles color. El beige era una opción especialmente barata frente a otras, algo importante cuando lo que se trata es de fabricar millones de ordenadores.
La segunda, que ese color era bastante neutro, pero sobre todo permitía disimular la suciedad y el polvo mejor que colores como el blanco o el negro. Este último, como hemos visto en nuestros móviles, es elegante, pero suele ser un imán para las huellas y para dejar notar las motas de polvo en sus carcasas. También se habla de posibles ventajas psicológicas. El beige se asocia a la sensación de calma, simplicidad y seguridad, pero es cierto que también tiene un toque aburrido y de color "flojo".
Probablemente eso también fuera de hecho una buena razón para aplicarlo a unos ordenadores que en los primeros tiempos tenían como objetivo conquistar a los trabajadores de millones de empresas. Para que trabajaran, claro, no para que se vieran sorprendidos por diseños y colores chillones que quizás rompieran la monotonía de esas oficinas.
Lo curioso es que ese "aburrido" color (o variantes igualmente monótonas) también acabó usándose en otros segmentos de la tecnología. Consolas como la SNES, la Dreamcast o la PlayStation original no destacaban precisamente por el color de sus carcasas. Ahora vemos el beige como un color anticuado y aburrido para nuestros PCs, pero creedme: en los años 80 y 90 eso no era así, y para muchos el color beige era un distintivo claro de un producto "premium".
Los colores que definían este tipo de productos han ido cambiado con el tiempo —gracias al cielo que el dorado pasó a mejor vida, el rosa champán ahora es solo rosa—, pero precisamente por eso es fácil entender que lo que hoy vemos de una forma era muy distinto hace unos años: las modas cambian, y mucho. Y también vuelven, ojo.
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