Cuando nos hablan de los primeros ordenadores personales solemos pensar en el Apple I, el MITS Altair 8800 o el Sinclair ZX Spectrum. Sin embargo, antes de que estos ejemplares dieran sus primeros pasos, y mucho antes de que Bill Gates dijera la famosa frase "Un ordenador en cada oficina y en cada hogar", el estadounidense John V. Blankenbaker soñaba desde hace tiempo con un dispositivo informático que estuviera al alcance de todos. Así es como este ingeniero logró conseguir su más preciada meta.
Después de cursar sus estudios en la escuela secundaria, el joven Blankenbaker se alistó en la Marina, donde obtuvo su primer titulación, el de técnico en electrónica. El paso siguiente fue asistir a la Universidad Estatal de Oregón, donde obtuvo un licenciatura en física y otra en matemáticas, y empezó a trabajar en Hughes Aircraft Company, un contratista del gobierno que estaba trabajando en varios proyectos de informática, según cuenta el Engineering Hall of Fame de la mencionada universidad.
El sueño del primer ordenador personal
Con el paso del tiempo, Blankenbaker se convencía más y más de que los ordenadores personales serían parte del futuro. Decidido a hacer algo al respecto, en 1959 obtuvo una titulación en ingeniería eléctrica del Instituto de Tecnología de Massachusetts, algo que le abrió las puertas de Curtis Wright, una compañía que por aquel entonces estaba abocada a crear sistemas digitales para los misiles balísticos de la Armada estadounidense.
Tiempo más tarde empezó a trabajar en Scantlin Electronics, quienes desarrollaron unos de primeros sistemas de cotización del mercado de valores. Los ejecutivos de esta compañía sabían de su sueño, por lo que decidieron apoyarlo. Al renunciar, Blankenbaker recibió el dinero necesario para empezar a desarrollar su sueño: 6.000 dólares.
Con ese capital, este visionario dedicó todo su tiempo a materializar el sueño que llevaba persiguiéndolo por años. Entonces, convirtió el garaje de su casa en Kenbak Corporation y construyó el Kenbak-1. Como este ordenador nació antes que el primer microprocesador, en su interior no tenía un CPU como tal, sino estaba compuesto de una placa de circuito impreso con circuitos integrados de pequeña y mediana escala y dos registros de tipo MOS para la memoria e interruptores.
La configuración de hardware del Kenbak-1 tenía 256 bytes de memoria y alcanzaba una velocidad equivalente a 1 MHz. A diferencia de los ordenadores que llegaron más adelante, este no mostraba imágenes, sino que se utilizaba con código máquina a través de una serie de botones e interruptores. La salida de información consistía en una fila de luces.
El primer prototipo fue terminado en 1971 y presentado en una convención educativa ya que se pensaba que el destino del primer ordenador debían ser las escuelas. Si bien todos se mostraron entusiasmados por lo que la máquina hacía, el campo de la computación personal no estaba desarrollado, por lo que Kenbak Corporation tuvo muchas dificultades para vender su producto.
A pesar del avance que significó para la informática, en total se fabricaron 50 ordenadores Kenbak-1 y solo se vendieron 40 de ellos a 750 dólares cada uno (unos 4.400 dólares de hoy). La compañía dejó de fabricarlos en 1973, cediendo su producción a CTI Education Products. Se cree que actualmente existen 10 unidades repartidas en diferentes partes del mundo, las cuales se encuentran en manos de museos y coleccionistas.
Blankenbaker siguió dedicándose a la informática, aunque abandonó su trabajo en el área ordenadores personales. En lugar de ello se enfocó en ordenadores utilizados más tarde para la gestión de llamadas telefónicas. Después de jubilarse colaboró con Science Products, una empresa que fabricaba productos para ciegos, y se desempeñó como profesor de física y matemáticas en la Universidad de Lincoln.
Imágenes | Deutsche Museum | Kathryn Greenhill
Ver 18 comentarios