La llegada de Windows 8 ha permitido que los equipos "Todo en Uno" (All-in-One, AiO) se conviertan en alternativas aún más interesantes. Sobre todo, por ese nuevo giro que ofrece el control táctil. El nuevo Samsung ATIV One 7 (también conocido como All-in-One Series 7) es uno de los equipos que tratan de demostrar esa capacidad.
Y lo intenta con una combinación hardware poderosa en algunos apartados --y decepcionante en otros-- a la que se suman algunas utilidades software que demuestran la ambición de Samsung por crear un ecosistema propio.
EL buen diseño no tiene por qué debería ser práctico
A priori, el ATIV One 7 no parece un PC de sobremesa. El diseño se sitúa más en la línea de la gama de televisores de Samsung, sobre todo por su base de apoyo, con unas líneas singulares y un sistema que efectivamente engaña.
Y sin embargo, ese diseño es impecable. Con unas dimensiones de 650,7 x 189,7 x 482x1 mm y un peso de 12,3 kg, este equipo con una pantalla de 27 pulgadas quedará bien en cualquier rincón, y claro está, eso incluye a nuestra mesa de trabajo.
Lamentablemente, ciertas decisiones de diseño no parecen acertadas. Para empezar, los puertos de conexión de la parte trasera están dirigidos hacia el suelo, lo que complica la conexión de dispositivos "a ciegas".
Lo mismo ocurre con los conectores del lateral izquierdo, encerrados tras una cubierta que, efectivamente, embellece el conjunto, pero que de nuevo hace poco práctica la conexión de periféricos en dicho lateral. Es un mal menor si utilizar esos puertos va a ser algo ocasional, pero es un punto a considerar para los potenciales interesados.
El buen diseño se extiende al ratón y al teclado, con unas líneas adecuadas que no obstante también presentan problemas. El más claro, el del tamaño, y para alguien como el que suscribe, que tiene manos algo grandes, la ergonomía de ambos periféricos no era la ideal. Para usuarios/as con manos más pequeñas esto, no obstante, no debería suponer un problema, y en cualquier caso muchos de vosotros probablemente acabéis conectando vuestro ratón y teclado favorito.
Especificaciones: una de cal, otra de arena
El Samsung ATIV One 7 es un equipo ambicioso en muchos apartados hardware, pero inexplicablemente también hay ausencias importantes, sobre todo considerando el elevado precio del equipo.
Empecemos con el procesador, un Intel Core i7-3770T a 2,50 GHz con 8 MB de caché de nivel 3, y que hace uso de un chipset Intel H77. En ambos casos nos encontramos con soluciones de una generación que se acaba de renovar. El procesador de la familia Ivy Bridge es solvente, pero la aparición de Haswell y sus muchas, muchas bondades --tanto en eficiencia energética como en la capacidad de su GPU-- hacen difícil destacar este apartado.
El apartado gráfico se aprovecha por supuesto de la GPU integrada en el procesador de Intel (Intel HD 4000), pero en Samsung han querido asegurar la posibilidad de disfrutar de juegos de última hornada con la inclusión de una AMD Radeon HD 7850M, que aportará muchas ventajas en este apartado.
Al procesador le acompañan 8 GB de memoria DD3 a 1.600 MHz, una regrabadora de DVD, y un conjunto completo de soluciones de conectividad: tarjeta WiFi 802.11a/b/g/n, puerto Gigabit Ethernet, y Bluetooth 4.0. En la parte superior de la pantalla nos encontramos con una webcam integrada capaz de grabar vídeo 720p --aunque como en muchos otros casos, la calidad de ese modo HD es discutible-- mientras que también tenemos presentes dos altavoces estéreo de 7W que ofrecen una calidad de audio muy decente.
Una interesante sorpresa la tenemos en su sintonizadora de televisión TDT integrada, con su correspondiente puerto de antena y un mando a distancia para controlar esta función. La versatilidad de los equipos All-in-One se demuestra también con este tipo de opciones, que son bienvenidas y que siempre suman.
Los puertos de conexión también están bien cubiertos, con 2 USB 3.0, 3 USB 2.0, una lector de tarjetas SD, salida de auriculares, entrada de micrófono, o la singular inclusión de una ranura de seguridad para cierres Kensington. A ellos se les suman una salida HDMI y un puerto DisplayPort, lástima que no haya también puerto VGA.
En este apartado tenemos la segunda sorpresa agradable: la presencia de un puerto de entrada HDMI que permite conectar a este equipo una consola, un móvil o cualquier otro dispositivo cuya salida de vídeo queramos conectar a la pantalla de 27 pulgadas del ATIV One 7.
Esa buena noticia contrasta con la del almacenamiento: Samsung se ha limitado a incluir un disco duro tradicional (5.400 RPM) de 1 Tbyte en la configuración analizada, algo completamente inexplicable en un equipo que roza los 2.000 euros sobre todo teniendo en cuenta el abaratamiento de precios de las unidades SSD, que podrían (deberían) haber combinado sin problemas con ese disco duro tradicional para acertar en este sentido. De hecho, la puntuación que ofrecía la "experiencia Windows" era de un 5,9 precisamente porque se toma como referencia la puntuación más baja. Adivinad en qué apartado se producía ese 5,9.
La pantalla ofrecida por Samsung es otra de las señas de identidad del equipo. La diagonal de 27 pulgadas decepciona ligeramente por la resolución --1.920 x 1.080 píxeles, cuando lo normal es que monitores de este tamaño lleguen a los 2.560 x 1.440 píxeles--. Lógicamente los paneles para equipos AiO no son tan ambiciosos como los de monitores dedicados a esa única tarea, pero hay otro factor que influye en esa resolución: estamos hablando de una pantalla táctil. Hablaremos más adelante de la experiencia táctil, pero en lo que se refiere a la calidad de imagen, la experiencia de Samsung salva este apartado con buena nota.
Software en el Samsung ATIV One 7
El equipo hace uso de Windows 8 64 bits, y lo hace a sabiendas de que la experiencia táctil puede aportar valor con el nuevo sistema operativo de Microsoft. Pero en realidad a esa apuesta software se le suman una serie de utilidades que Samsung ha puesto en escena para aprovechar la potencia del equipo.
Esas soluciones recuerdan mucho a las propuestas que Samsung presentó con el Galaxy S4, el buque insignia de su armada de dispositivos móviles. De hecho, esas propuestas están disponibles a través del SW Update, una utilidad que no solo actualiza temas como los controladores del equipo, sino que da acceso a esas utilidades distribuidas por Samsung.
Entre ellas están S Player, S Gallery, S Camera o la herramienta AllShare Play para reproducir contenidos desde dispositivos móviles en este equipo (el nombre que Samsung da a DLNA, pero aplicado al ecosistema Samsung, claro). Como sucedía en el Galaxy S4, dichas utilidades aportan cierto valor, pero en ningún caso son un argumento diferencial, y su utilidad --anecdótica en muchos casos-- debe quedar clara para el potencial comprador, que dispone de alternativas muy potentes en esas áreas. Por supuesto, Samsung ha querido añadir el componente táctil en sus aplicaciones, pero incluso con esa opción la capacidad de dichas utilidades es limitada.
¿Tocar y hacer gestos, el futuro del PC de sobremesa? La respuesta es clara: no
La pregunta es lógica dada la integración de dicha capacidad en este equipo, y la respuesta, al menos en mi opinión, es contundente. Samsung ofrece la capacidad de controlar el equipo mediante la interfaz táctil, y de hecho hay varias aplicaciones --algunas de ellas ya mencionadas-- que sacan partido de esta interfaz.
Windows 8 también apuesta por ese modelo, pero lo cierto es que alargar el brazo para andar toqueteando la pantalla --y dejando las inevitables huellas continuamente-- no parece natural en equipos que no son tablets o, como mucho Ultrabooks convertibles. Por supuesto, se trata de una opción curiosa en ciertas situaciones, y los pequeños de la casa probablemente estén encantados de poder dibujar y pintar en estas pantallas de cuando en cuando. Pero en esta como en otras situaciones, la validez de la interfaz táctil es muy discutible en un equipo de estas características. Como opción es interesante, sin duda, pero probablemente lo acertado que Samsung ofreciera esa capacidad precisamente así, como una opción, con la consiguiente reducción en el precio si el usuario prefiere no contar con la interfaz táctil.
Lo que hemos dicho en el caso de la interfaz táctil también se cumple en el caso del sistema de reconocimiento de gestos. Samsung ha aprovechado los avances en este campo para dotar a este equipo de un sistema que recuerda a Kinect, pero que lógicamente cuenta con muchas limitaciones con respecto al periférico de Microsoft, sobre todo teniendo en cuenta que se hace uso de la webcam situada en la parte superior de la pantalla, y no de los complejos sensores del dispositivo de los de Redmond.
Al activar esta función aparecerá en la parte inferior de la pantalla un cuadrado que nos instará a colocar la palma de nuestra mano al nivel que se indica. Al superponerla se activará el reconocimiento de gestos, que permite realizar algunas operaciones en ciertas aplicaciones. Por el momento, las siguientes: subir o ajar el volumen, hacer click, cerrar una ventana, o mover la pantalla a izquierda y derecha.
Esas acciones pueden ser útiles en ciertas situaciones como la reproducción de contenidos multimedia, o, quizás la reproducción de una serie de fotografías. Y sin embargo, el reconocimiento de gestos no resulta práctico. En nuestras pruebas funcionó de forma decente --la cosa mejora si uno se coloca a cierta distancia, no precisamente a la misma con la que trabajamos frente a la pantalla-- pero en todo momento quedó patente que subir el volumen con un botón del mando a distancia o pasar fotos y hacer clic a golpe de ratón no solo era mucho más natural: también era mucho más cómodo y rápido. La interfaz de gestos se sitúa de nuevo como una solución anecdótica y limitada, pero hay que admitir que se trata de una opción interesante para ciertos escenarios, aunque aquí Samsung --como muchos otros-- tendrán que demostrar que la interfaz de gestos va más allá de esas fotos tan simpáticas que vemos en la promoción de este tipo de soluciones.
Conclusiones
Por supuesto, la pregunta que surge ante el despliegue de prestaciones que Samsung ofrece sobre el papel es el precio que dichas capacidades tendrán. La respuesta atraganta: 1.899 euros. Teniendo en cuenta el resultado final, nos encontramos ante un equipo que difícilmente podría recomendar.
La llegada de Haswell ya hace difícil esa recomendación, pero la inclusión de un disco duro como el elegido, la limitada utilidad de opciones probablemente caras (interfaz táctil) y temas como la resolución de pantalla se suman a ese balance, que sobre todo se acentúa al comprobar el precio.
Salvo en el caso de que aprecies especialmente el diseño --aquí Samsung tira de galones-- y la comodidad de contar con un equipo All-in-One (con el ahorro de espacio que eso conlleva), creemos que hay propuestas en el mercado mucho más adecuadas, y con una relación precio/prestaciones más equilibrada.
El Samsung ATIV One 7 ha sido cedido para la prueba por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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