Hace un mes salía a la luz el nuevo y esperado sistema operativo de Microsoft. En nuestro análisis de Windows 10 ya realizábamos un examen detallado de todas las novedades, pero como en otras ocasiones queríamos consolidar nuestra opinión respecto a este desarrollo. El resultado es este: ¿cómo es la experiencia con Windows 10 tras un mes de uso?
Teniendo en cuenta que ya llevábamos meses con las ediciones Technical Preview, la evolución del sistema ha sido mucho menos evidente en estas semanas, pero claro, estamos hablando de una edición final en la que como hemos podido refrendar todo lo que valorábamos (y criticábamos) del nuevo sistema operativo.
Hola de nuevo, ratón y el teclado
Si por algo destaca Windows 10 es por esa apuesta renovada por el ratón y el teclado que es tan de agradecer en equipos de sobremesa y portátiles. Ya veíamos como el menú Metro desaparece casi por completo -aparece, eso sí en modo tablet como menú de inicio- y que el escritorio clásico vuelve con fuerza y con nuevos elementos visuales.
El menú de inicio es claro destacado de esta nueva experiencia, aunque en mi caso su uso "con ratón" es mínimo. El uso de las baldosas animadas es por ejemplo muy poco frecuente, pero creo que si utilizara un portátil con pantalla táctil el tamaño y fácil acceso a esos iconos haría que lo usase más. Lanzo los programas comenzando a escribir su nombre tras pulsar la tecla Windows, algo que precisamente también hacía en Windows 8/8.1 y que por tanto hacía que para mi la presencia de un menú de inicio puro no tuviera tanta relevancia.
En esa experiencia de uso he aprovechado cada vez más varias de las nuevas opciones de Windows 10. La posibilidad de acoplar hasta cuatro ventanas perfectamente alineadas incluso modificando la división vertical es fantástica para el trabajo en monitores de gran diagonal, no digamos ya en monitores UHD/4K, aunque no he podido verificarlo personalmente. No he usado apenas los escritorios virtuales pero plantean una gran solución para distribuir las tareas y organizar mejor el espacio de trabajo.
Las inconsistencias de diseño eso sí, siguen "chirriándome". Encontrarme elementos visuales más propios del móvil o del tablet sigue extrañándome tras un mes de uso. Ocurre por ejemplo en el Centro de Actividades, pero también en la aplicación de Configuración en la que todas las casillas de activación y desactivación tienen formato "interruptor", muy propio de dispositivos móviles, en lugar de los simples radio buttons que parecen más propios de entornos de escritorio. Una pega especialmente destacable, quizá no tanto para mí pero sí para muchos usuarios: apenas hay opciones de personalización del escritorio.
Aquí Microsoft debería facilitar que los usuarios modifiquen cosas como colores de ventanas o tipografías a utilizar. Sería especialmente interesante poder contar con algún tipo de sistema de plantillas y temas que hicieran que esa experiencia pudiera -dentro de ciertos parámetros y requisitos del lenguaje visual, claro- ir a mucho más.
Acostumbrándome a Cortana, aplicaciones nativas
Cortana es tras un mes de uso uno de los apartados más prometedores de este sistema operativo. Poder realizar diversos tipos de acciones a través de órdenes de voz puede llegar a simplificar mucho el acceso a esos procesos. Uno se va acostumbrando a decir cosas como "Hola Cortana, reproduce mi música", "Hola Cortana, lanzar Spotify" o "Hola Cortana, configurar alarma a las 12 y media" y a obtener una respuesta eficiente.
Esa respuesta no es especialmente rápida -la inmediatez debería ser característica esencial de este asistente, que te deja esperando unos instantes que se hacen curiosamente largos-, y también sería bueno ir ampliando el rango de órdenes disponibles. Para quien trabaje o utilice el ordenador con la opción de usar la voz -y sin parecer un poco loco-, este tipo de interacción parece cada vez más importante. Y más que lo será cuando se integre más y más en nuestros dispositivos móviles.
Las aplicaciones nativas presentes en Windows 10 demuestran las capacidades visuales y funcionales de las aplicaciones universales. En mi caso no he usado apenas ninguna de ellas profusamente. Microsoft Edge es un buen ejemplo de lo que quiere lograr la compañía en este renovado esfuerzo, y aunque el renderizado de las páginas es rápido y eficiente, la falta de extensiones y de una mejor gestión de marcadores lo hacen incómodo para mi uso en el escritorio. Parece, como otras aplicaciones nativas, especialmente orientada a un uso táctil. Ganará opciones en los próximos meses, seguro, pero hoy por hoy resulta un navegador tan espartano que es difícil que supere a la popularidad de Chrome o Firefox.
El resto de aplicaciones nativas también tienen ese "acabado tácil" que las hace posiblemente más atractivas para usuarios de portátiles convertibles con pantallas táctiles. Sí he usado más el reproductor multimedia o Groove, mientras que la herramienta de visualización y gestión de fotos es de nuevo un ejemplo de ese interés por los dispositivos móviles que quizás "me canta" demasiado al verlo en el escritorio. Afortunadamente tenemos las opciones tradicionales de Windows en todos los apartados, y es difícil que VLC o Picasa (en mi caso) tengan sustituto claro en esas herramientas.
El problema que afectaba al Panel de Control y a la herramienta de Configuración se ha hecho algo más leve. Es muy extraño comprobar cómo para llegar a cierta preferencia uno nunca sepa si acabará en uno o en otro, pero al menos los dos trabajan coordinados y lo que no puede hacer una solución lo hace la otra. Es obviamente recomendable que todo se centralice en una sola herramienta, pero uno se acaba acostumbrando a esa molesta dualidad.
Muy relacionado con esas herramientas de configuración de sistema está el tema de la privacidad que ha dado tanto que hablar. Las opciones para controlar lo que queremos compartir con Microsoft están ahí, de forma que tendremos acceso a todas ellas de forma relativamente sencilla. Sin embargo hay quizás demasiadas opciones, y desde luego Microsoft no ha sido del todo clara en su política de privacidad. Además, no avisaba bien de que esa recolección de datos era realmente necesaria para utilizar ciertas opciones. Es un tema delicado y en el que desde luego la empresa podría haber tenido más acierto.
El soporte hardware es bueno, pero necesita ser mejor
Probablemente los usuarios de Windows recuerden que cada nuevo sistema operativo se ha visto asolado por los problemas de compatibilidad con todo tipo de dispositivos y componentes. Es algo normal en una nueva edición que tiene que tratar de funcionar bien (o razonablemente bien) desde el primer momento con millones de posibles configuraciones hardware. En mi blog personal llamaba a esto "el milagro Microsoft", y con razón: dar soporte a mil millones de usuarios, cada uno de su padre y de su madre y con configuraciones radicalmente distintas, no es moco de pavo.
La llegada de Windows 10 anticipaba todo tipo de problemas, y es cierto que en los foros de usuarios se ven críticas por la ausencia de soporte de ciertos componentes o la presencia de conflictos con características del sistema operativo. Las cosas no son fáciles en este sentido, pero en mi caso la experiencia ha sido casi perfecta con el Dell XPS 13 y mi PC de sobremesa (con una configuración más o menos "normalita") en los que he instalado Windows 10. Temas como el soporte del teclado retroiluminado, las teclas especiales del portátil o del teclado y ratón de sobremesa inalámbricos, la conexión a un segundo monitor o los modos de suspensión son correctos.
La única pega está en mi caso en el soporte del panel táctil del Dell XPS 13. Windows 10 lo reconoce como un panel táctil de precisión, cumple los requisitos, pero su funcionamiento sigue siendo tan solo discreto. Es un problema reconocido entre los usuarios de este portátil, pero la culpa no es tanto de Dell -que ha ofrecido sus controladores renovados en varias ocasiones desde que apareció este equipo- sino de Microsoft, que es la que a través de Windows 10 controla ahora mucho más la integración de este panel táctil.
No es aceptable que para hacer scroll vertical con dos dedos haya un pequeño retraso o que ese desplazamiento no tenga el recorrido y aceleración adecuadas a pesar de modificar la configuración del mismo varias veces. Aquí es donde de nuevo la experiencia en los trackpads de los MacBooks vuelve a ganar la partida, y eso que la promesa de Microsoft en este sentido era muy interesante. Si el touchpad de Dell cumple con las especificaciones que dicta Microsoft para su sistema,** ¿por qué no funciona como debería?** Uhm.
Lo que está por llegar en Windows 10
Un mes después la situación sigue siendo la misma en cuanto a otros apartados importantes. El más relevante, el de la convergencia: seguimos a la espera de que aparezcan los nuevos smartphones de Microsoft y la versión final de Windows 10 para móviles, y será entonces cuando podamos comprobar si esa promesa que entre otras cosas está basada en Continuum se cumple.
Será entonces también cuando se consolide el concepto de esa única tienda de aplicaciones -que por ahora no resulta demasiado llamativa, la verdad- con soluciones universales que podamos instalar y utilizar indistintamente en un PC, un portátil, un móvil, un tablet, la Xbox One... y a saber en qué más soluciones. Pero para eso, desde luego, tendremos que esperar.
También se consolidarán otros temas como el de los videojuegos. Si tienes una Xbox One -es mi caso- utilizar la aplicación de Xbox integrada en Windows 10 es una gozada. Poder jugar a juegos de la Xbox One vía streaming es una opción muy interesante, y parece que los ingenieros de Microsoft trabajan en la opción inversa. Pero habrá muchas más mejoras en videojuegos -juego online multijugador mixto entre PCs y consolas, por ejemplo- que también agradecerán la llegada de un prometedor -al menos, en eficiencia- DX12.
Son algunas de las cosas por las que creemos que vale la pena esperar, pero la decisión es vuestra, claro. Atención, porque si lleváis probando Windows 10 desde el primer día que estuvo disponible y queréis volver atrás, tenéis un mes para hacerlo. Si no os ha convencido y queréis volver a Windows 8.1 -hay una opción específica en la herramienta de Configuración- es el momento de que volváis a esa edición.
En mi caso eso no será necesario: me quedo con Windows 10. La experiencia tras un mes de uso es fantástica y sobre todo promete por ese margen de mejora que existen en diversos apartados. La base, lo que tenemos ahora, ya es realmente destacable. Ahora solo queda esperar lo mejor de Microsoft y ver si logra demostrar si ese concepto de convergencia se hace realidad tal y como muchos esperamos.
En Xataka | Cómo actualizar a Windows 10: prepara adecuadamente tu PC
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