Llegó el día. Sin anuncios, ni publicidad, ni grandes ceremonias y de forma tan discreta que solo nos hemos enterado gracias a la mirada atenta de un puñado de entusiastas de la aviación y fotógrafos aficionados, pero el B-21 Raider, el nuevo "as" de la US Air Force, al fin ha surcado los cielos. El bombardero furtivo con el que EEUU quiere impulsar su fuerza aérea realizó su primer vuelo de prueba a finales de la semana pasada, un paso fundamental en la puesta a punto de la que probablemente sea una de las mayores apuestas tecnológicas de la Air Force.
Al fin y al cabo este bombardero de tecnología furtiva que aspira a renovar la flota de EEUU presume de ser todo un hito: "El primer avión de sexta generación".
Surcando los cielos. La prueba de vuelo del B-21 Raider se realizó el viernes, cuando abandonó las instalaciones de la compañía Northrop en la Planta 42 de la US Air Force situadas en Palmdale, California. El despegue fue de madrugada (6.51 am) y se realizó sin publicidad previa, pero no pasó inadvertido para las docenas de amantes de la aviación y fotógrafos que estaban reunidos alrededor de la base precisamente con la esperanza de ver el estreno del nuevo bombardero.
Así lo ha desvelado la agencia Reuters, que ha podido confirmar la información con Ann Stefanek, portavoz de la US Air Force: "El B-21 Raider está en pruebas de vuelo, que son un paso crítico". El dato lo han contrastado también otros medios, como NewAtlas, que señala que después de que circulase un vídeo del vuelo en X, el ejército confirmó el despegue del bombardero para realizar un breve viaje a la base Edwards, en California, donde debía afrontar nuevos test en tierra.
Objetivo: modernizar la flota. B-21 Raider no será un avión cualquiera. Tampoco su propósito. Con él la US Air Force aspira a modernizar su flota de bombarderos, una tarea exigente para la que ha apostado por una nave fascinante: dotada de tecnología furtiva (stealth), capaz de transportar munición convencional y nuclear y que —presume Northrop Grumman— permitirá a EEUU "penetrar las defensas aéreas" y alcanzar objetivos en cualquier parte del mundo".
"Actualmente únicamente el 10% de la fuerza de bombarderos de nuestra nación es capaz de penetrar las defensas aéreas avanzadas del adversario. Mientras ellos han seguido invirtiendo con fuerza en tecnologías sofisticadas y plataformas de armas", abunda. El propósito es ir mucho más allá de la capacidad de los actuales modelos B-1 Lancer, B-52 o B-2 Spirit, si bien Northrop Grumman insiste en que esa capacidad tiene un enfoque claro: "Disuadir a adversarios potenciales".
Información a cuentagotas. Aunque la Air Force ha reconocido que aspira a hacerse con como mínimo un centenar de aviones y el "coste unitario promedio de adquisición" ronda los 692 millones de dólares, la información sobre el B-21 ha ido soltándose a cuentagotas. El propio fabricante reconoce en su web que "debido a la naturaleza clasificada del programa", ni siquiera se puede definir un cronograma preciso de producción o puesta en funcionamiento. Solo desliza que la Air Force quiere tener sus primeros modelos a mediados de esta misma década.
No todo es misterio, por supuesto. A finales de 2022 la Air Force y Northrop organizaron una presentación oficial del B-21 en las instalaciones de Palmdale, California. Durante el acto se desplegó una buena dosis de retórica, pero sobre todo se nos permitió echar un vistazo a la aeronave. Sesgado y superficial, cierto, pero que aportaba una idea aproximada de cómo sería el Raider. "Es el primer bombardero estratégico en más de 30 años", insistía el Secretario de Defensa.
Para abrir apetito (y disuadir). Aquel no fue el único vistazo que hemos podido echar a la nave. El Departamento de Defensa estadounidense ofrecía hace meses otra visual fugaz a través de la plataforma Dvidshub.net, con nuevas fotos que si bien iban mucho más allá de la presentación de diciembre sí permitieron a los expertos elucubrar con algunas de sus peculiaridades. Especial interés despertó Su diseño de ala volante, similar al del bombardero B-2 Spirit, y sus tomas de aire.
Desde entonces el flamante B-21 se ha dejado ver en alguna otra ocasión. En septiembre Northrop Grumman publicó una imagen del avión posado en una explanada de sus instalaciones de California y hace solo unos días la revista Air & Space Forces Magezine divulgaba una nueva estampa, desde una perspectiva algo distinta, que muestra la cola del bombardero y algo más de su diseño. La foto la publicó en esa ocasión el usuario Folding_White Table en Reddit.
Incógnita resuelta: el despegue. Que hubiese aficionados y fotógrafos apostados en la base de Palmdale no es casualidad. Más allá de las imágenes o los datos del B-21, la gran pregunta hasta ahora era cuándo podríamos verlo en el aire. El comunicado lanzado por la Air Force en diciembre era muy parco en detalles y se limitaba a explicar que el calendario del primer vuelo dependería de "los datos y acontecimientos". Es más, aseguraba desconocer la fecha precisa en que el B-21 entrará en servicio, lo que no le ha impedido decidir ya dónde ubicará su base.
Lo que sí sabíamos era que en septiembre el B-21 Raider avanzaba precisamente hacia esa fase crucial. "La Air Force anunció hoy que el B-21 ha comenzado a usar el motor como parte de su programa de pruebas en tierra en las instalaciones de Northrop", explicaba la firma, e insistía en que los test de motores representaban "un hito esencial" para el programa del bombardero. Sobre cuándo se despegaría del suelo, únicamente apuntaba que el primer vuelo requería datos de monitoreo y garantizaba que seguía avanzando en "su camino hacia las pruebas" en el aire.
Con la vista puesta a finales de año. La discreción de la US Air Force no impidió que circulasen rumores y comentarios sobre cuándo el B-21 elevaría el vuelo y se sometería a su examen de fuego. En marzo Air & Space Forces, revista de la Air & Spaces Forces Association publicaba un artículo en el que recogía unas palabras del Secretario de la Air Force que apuntaban a que las pruebas de vuelo podrían comenzar, a priori, a finales de año. En las publicaciones que la revista de la AFA dedicó al B-21 Raider a finales de octubre y, de nuevo, principios de este mismo mes, insistía en ese escenario: un primer vuelo antes de 2024.
"Los tests rigurosos son un paso fundamental en el programa de pruebas de vuelo del B-21", explica la Air Force a la publicación: "Las pruebas exhaustivas evalúan sistemas, componentes y funcionalidades. Nos permiten mitigar los riesgos, optimizar el diseño y mejorar además la eficacia operativa".
Cautela… y pequeños pasos. El tono y el discurso no ha variado gran cosa desde entonces. Cautela. Y más cautela. "Aunque el primer vuelo será un evento basado en datos y supervisado de cerca por Northrop y Air Force, las decisiones y las estrategias programáticas clave sitúan el programa en una posición positiva de cara al futuro", deslizaba el fabricante en su último comunicado sobre el proyecto. En él confirmaba que los test de motores, puertas del compartimento de armas, tren de aterrizaje y superficies de control mostraron "resultados esperados".
Imágenes: Northrop Grumman 1, 2, 3 y US Air Force
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