Tengo 26 años y llevo desde los 18 trabajando en remoto. Salvo seis meses que estuve trabajando en una oficina, toda mi vida laboral ha sido desde casa. Y oye, no lo cambio por nada del mundo: el teletrabajo es la auténtica salud. Mi casa es mi oficina y, como tal, está equipada con lo que podríamos encontrar en una oficina: mi ordenador, mi pantalla, mi teclado, mi ratón y mi silla, donde paso sentado toda mi jornada laboral y el rato que suelo pasar al día jugando a mis juegos.
Hasta hace un tiempo usaba una silla de oficina comprada en cierto gran almacén de color azul con productos con nombres impronunciables. 70 euros me costó hará... dos años o así. Antes tenía otras más sencillas, pero esta fue la primera silla de oficina hecha y derecha que entró en mi casa. El caso es que uno aprende que cuando trabajas desde casa es importante estar cómodo. Al final pasas mucho tiempo sentado y la espalda se resiente.
¿Y sabes quién pasa también mucho tiempo sentado delante del ordenador? Los jugadores de videojuegos profesionales. Me encantan las sillas gaming. Son grandes, parecen cómodas y si te fijas en los torneos de 'League of Legends' o 'DOTA' y en los grandes equipos de eSports casi todas son de la misma marca: Secret Lab, una firma fundada por dos exjugadores de 'StarCraft II'. Son caras, desde 359 euros hasta 479 euros, pero yo estas cosas las entiendo como una inversión a largo plazo. Me decidí y cambié mi silla de oficina de 70 euros por una gaming de 400 euros. Esta ha sido mi experiencia.
Se puede estar sentado o se puede ESTAR SENTADO
El problema con la silla que tenía hasta ahora era que el asiento estaba vencido. A ver, no soy luchador de sumo, pero paso mucho tiempo sentado en la silla y el relleno es el relleno, no se puede hacer magia. El asiento estaba un poco duro y era molesto, además de que el respaldo no me terminaba de gustar, porque la espalda se me quedaba demasiado echada para adelante. Si a eso le sumas mi leve escoliosis, pues apaga y vámonos.
Los reposabrazos no eran ajustables, así que si quería jugar tranquilamente o simplemente relajarme viendo una peli, tenía que tener los brazos sobre las piernas o en una postura poco natural. Además, aunque el respaldo no era reclinable, no era tan cómodo como para estar mucho tiempo tumbado, algo que me habría gustado para jugar a videojuegos de un jugador en plan chill.
Hace unos días me llegó la Secret Lab Omega, que es el modelo de Secret Lab para personas de menos de metro ochenta y menos de 110 kilos de peso. Se puede elegir en cuero, que tiene una pinta fenomenal, pero yo me decidí por el acabado en tela negra. Vivo en Córdoba, en verano hace un calor espectacular y seguramente sepáis qué pasa si sudas y te sientas sobre algo hecho de cuero. Hay pegamentos que pegan menos que un cuerpo sudado sobre una superficie de cuero. También se deteriora más con el uso y es más difícil lavarlo. La tela transpira, se lava y es, a mi juicio, más interesante.
El asiento es algo más duro que mi anterior silla, lo que me parece fabuloso porque no siento que me hunda al estar sentado, pero lo que me vuelve loco es lo grande que es. Al tener un asiento y respaldo tan grande, me siento muy recogido cuando sentado y no "me falta silla", por decirlo de alguna forma. Tengo espacio de sobra y es muy, muy, pero que muy cómoda.
Además, el respaldo es recto y muy firme, lo que me permite tener la postura correcta en todo momento. El respaldo de la anterior silla "me empujaba" la espalda un poco hacia delante, por lo que siempre estaba un poco curvado. Con esta tengo un fantástico ángulo de 90 grados, que es la postura idónea para trabajar.
Pero va más allá: tiene dos almohadas viscoelásticas que son pura fantasía. Una es para la zona lumbar y otra para el cuello. No las uso mientras trabajo, pero cuando estoy jugando me parecen como el dedo meñique del pie: no lo echas de menos hasta que no lo tienes. Puedes estar un poco más tirado y, aún así, seguir estando cómodo al no tener que forzar el cuello y tener un soporte en la espalda.
Y hablando de estar tirado, el respaldo se puede reclinar casi por completo, por lo que si quieres echarte o simplemente necesitas respirar un momento durante un momento de estrés, puedes hacerlo sin problema. Además, el propio asiento se puede inclinar para echarlo hacia atrás, como si estuvieras en una tumbona, por lo que puedes inclinarlo, echar el respaldo para atrás, ponerte tus dos almohadas, enchufar el mando al PC y tirarte jugando cuatro horas. Antes eso era un suplicio, ahora es una experiencia genial.
Ahora bien, hay que acostumbrarse. Al principio me costaba un poco estar sentado y no me terminaba de encontrar cómodo. No porque la silla sea mala, porque en unos días se ha convertido en uno de mis objetos más preciados, sino porque estaba acostumbrado a tener una postura mala y ahora me he tenido que hacer a estar bien sentado. De hecho, me atrevería a decir que la nueva silla me ha ayudado a tener una buena postura.
Si ya hablamos de materiales, todo se siente muy premium. La tela es agradable, los reposabrazos (ajustables) están acolchados, el chasis está hecho de aluminio, las piezas se notan robustas y el relleno ofrece una buena resistencia. Nada que ver con la anterior, pero claro, por algo esta silla cuesta lo que cuesta y la otra son 70 euros.
¿Recomiendo entonces una silla gaming? Depende. No creo que sea necesario hacer una inversión tan grande (las hay más baratas que la mía, evidentemente) para usar el ordenador de forma casual o jugar un par de partidas, pero si pasas mucho tiempo delante del ordenador, ya sea porque juegues a menudo o trabajes desde casa, te invito a que le des una oportunidad. Por aquí tienes una selección con opiniones de expertos, por si te ayuda a elegir una. A mi me ha cambiado la experiencia de usar el PC y, como digo, se puede estar sentado o se puede ESTAR SENTADO, en mayúsculas y negrita.
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