Los aeropuertos llevan mucho tiempo luchando contra el ruido generado por el tráfico aéreo, y el más importante de Amsterdam, el de Schiphol, se ha convertido en un singular referente. El método que utiliza se basa en el uso de un curioso diseño de uno de los campos que están situados al suroeste de sus pistas.
Ese espacio verde es el Buitenschot Land Art Park, y en él encontramos curiosas formas geométricas similares a las que uno podría ver en campos de fútbol, pero en realidad ese diseño tiene una única misión: reducir el nivel de ruido que proviene de los aviones que despegan y aterrizan en el aeropuerto cercano.
Un gigante amortiguador de sonido
Más de 1.600 aviones llegan o salen de Schiphol cada día, algo que provoca una gran cantidad de ruido. Cuando se inició la actividad del aeropuerto se eligió esa región geográfica por ser una zona amplia y plana, pero esa ventaja también es una desventaja ya que actúa como una especie de altavoz gigante y amplifica el sonido de los aviones que pasan por la zona.
El ruido provocó numerosas quejas -se dijo que era posible notarlo a casi 30 kilómetros de distancia- y eso hizo que en 2008 se llevara a cabo un estudio que descubrió un hecho curioso. En otoño, cuando los campos acababan de ser arados, los niveles de ruido se habían reducido: los surcos se encargaban de actuar como amortiguadores de esos sonidos.
Eso hizo que los directivos del aeropuerto contrataran a un equipo de arquitectos y a un diseñador de laberintos hechos en jardines para la singular tarea de aprovechar esa circunstancia. Paul De Kort, el responsable del diseño, utilizó coordenadas GPS para "dibujar" esas formas geométricas que hoy en día logran algo asombroso: el nivel de decibelios se redujo a la mitad casi de forma inmediata.
Vía | Smithsonian Mag
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