Los relojes llevan marcando las horas de nuestros días desde hace cientos de años. Con miles de formas, muchos de nosotros llevamos uno de ellos en la muñeca: digital, analógico, de agujas, con un display… Sencillos pero eficaces en lo que les pedimos: que nos digan la hora.
Sin embargo, más allá de esa función tan básica siempre hemos tenido una fascinación por los relojes como un artilugio sofisticado. Una relación casi de fantasía entre hombre y máquina que vemos a través de cinco relojes que en los últimos años nos han hecho soñar.
El sueño de un niño y las películas de espías
Miro mi muñeca izquierda. Donde durante muchos años hubo un Casio F-91W, una leyenda viva y reloj nerd por excelencia, ahora hay una Nike Fuelband. Reconozco que la parte de la cuantificación no me interesa tanto, si lo uso es porque simple y llanamente mola.
Pulsar el botón y ver cómo aparece la hora de la nada en esa pulsera donde no se aprecia una pantalla me sigue fascinando, y ya han pasado cinco meses desde la primera vez que lo usé. Es cierto que suena narcisista, un pequeño placer completamente banal.
Sin embargo, nuestra fascinación por los relojes viene desde hace ya muchos años. Quizá la ficción de la cultura audiovisual moderna tenga algo de culpa: películas de espías, relojes con los que eran capaces de controlar cualquier cacharro. Un gadget que nos daba mucho poder en la muñeca.
Esta experiencia casi mística que nos proporcionaba el cine y la televisión llegó a muchos de nosotros por primera vez durante los noventa de la mano de Casio, reloj con el que empezamos nuestro repaso a esa categoría mal llamada relojes inteligentes.
Casio CMD-40, el reloj que nos hizo sentir como James Bond
Si algo hay que reconocer a Casio es su posición como fabricante de relojes. Desde modelos sencillos como el ya mencionado F-91W a otros más complejos como la familia G-Shock. Dentro de su catálogo de modelos digitales hay uno que enamoró a una generación de niños en los noventa.
Estamos hablando del CMD-40 y su hermano el CA 50, aquel que llevaba Marty McFly en Regreso al futuro. Si hoy saliera al mercado, como una novedad, seguramente no le haríamos mucho caso pero hace diecinueve años tener uno de estos era sentirse el rey del mundo.
Tener una calculadora a mano y la posibilidad de cambiar de canal con el mando a distancia era algo mágico. A efectos prácticos hacíamos todo lo posible para sacarle el máximo provecho aunque claro, muchas veces por contexto resultaba difícil.
Aunque no podemos considerar estos Casio como relojes como inteligentes, si que fueron los pioneros de nuestros sueños con dispositivos de muñeca capaces de hacer algo más que dar a la hora. A día de hoy ambos modelos siguen a la venta y se han convertido por méritos propios en iconos de la cultura pop.
The Legend of Zelda Game Watch, videojuegos en la muñeca
Coetáneo al reloj de Casio, Nintendo estuvo coqueteando durante los ochenta y principios de los noventa con las Game Watch. Esa consola portátil primitiva que disponía de un juego en dos tonos, reloj y alarma. Dentro de todos los modelos que lanzaron hay uno muy especial.
The Legend of Zelda Game Watch fue un reloj que siguiendo la filosofía del resto de productos de Nintendo combinaba esta función básica con un pequeño videojuego. Aunque en España no tuvo una distribución potente si que llegó y la sensación que nos transmitió fue mágica.
Poder jugar en cualquier lugar, algo que hoy hacemos con el móvil, a pesar de ser bastante sencillo y no muy cómodo era algo increíble en los noventa. Un nuevo ejemplo de que se podía hacer algo más con la muñeca, además de ver la hora y nada más. Por supuesto.
Tokyoflash, otra forma de mostrar la hora
Si hubiera que resumir a muy grandes rasgos los sistemas de representación de la hora entre todos estaríamos de acuerdo en señalar los números y las agujas como un binomio difícil de quebrantar. Funcionan, son universales y ofrecen bastante libertad para amoldarlos a todo tipo de diseños.
Sin embargo, Tokyoflash decidió popularizar la forma en que la que se mostraban los minutos y las horas. Sus relojes siempre han atraído la atención ya que muchas veces a simple vista no podemos deducir qué hora es y necesitamos entender lo que nos enseña.
Cada uno tiene una particularidad y la forma en que lo representa uno no sirve para otro modelo. Originales, sus propuestas abstractas nos han dejado modelos que no pasarán a la historia de los relojes inteligentes, un sitio que no les pertenece, pero sí que entran dentro de esta relación tan especial que mantenemos con ellos.
Resulta difícil quedarse con uno solo: el EleeNo One Hand nos enseñó que podemos saber qué hora es con sólo una aguja, con EleeNo increasing LED nos sentimos como cuando miramos a una consola en una nave especial y el Kisai Joypad nos hizo sentir del futuro. Como éstos otros muchos modelos que nos dejamos fuera.
Sony Smart Watch, el reloj inteligente pionero
Tras muchos años coqueteando con relojes capaces de hacer de todo, fue Sony quien hace dos años decidió crear un dispositivo inteligente: Smart Watch. Un complemento para los teléfonos Android que nos permitía recibir todas las notificaciones y hacer usos rápidos sin necesidad de estar mirando la pantalla.
Con muy buena idea, y tras una revisión, la idea no terminó de cuajar. La sincronización no era del todo buena y la interfaz dejaba un poco que desear en lo que respecta a términos de usabilidad. No ha servido para definir las bases todavía pero el intento de Sony por potenciar esta categoría es elogiable.
Pebble, el reloj que nació en el crowdfunding
A mediados del año pasado, empezó a coger fuerza una corriente que ya había despuntado con proyectos puntuales como El Cosmonauta pero que ahora venía para asentarse como un modelo de financiación popular y aceptado por todos: el crowdfunding.
En Xataka ya hemos hablando en varias ocasiones de él y los proyectos financiados a través de plataformas como Kickstarter: invertimos dinero para que alguien fabrique algo en un periodo determinado de tiempo. En función de la cantidad que pongamos obtendremos productos diferentes.
A día de hoy están empezando a eclosionar los primeros proyectos que buscaron dinero a través de Kickstarter. Entre ellos Pebble, un reloj de tinta electrónica que ofrecía conexión con nuestro smartphone y nos permitía hacer de todo: deporte, controlar la música, leer notificaciones…
La idea intenta retomar el trabajo de Sony Smart Watch para aprender de sus errores y traernos un dispositivo que sea realmente útil y no un quiero y no puedo que termine de funcionar. Su lanzamiento es inminente y estamos esperando a que llegue a nuestras muñecas para poder probarlo.
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