Seguramente recordaréis la escena. Tom Cruise se pasea con cara de pocos amigos por un centro comercial, y de repente le empiezan a llegar anuncios publicitarios personalizados en cuanto se va detectando su paso por las distintas tiendas.
La escena es una de tantas de Minority Report, una película visionaria en muchos apartados tecnológicos --Spielberg hizo un fantástico trabajo en ese sentido--, y es sorprendentemente similar a la situación que estamos comenzando a vivir. Nuestros dispositivos móviles y tecnologías como iBeacon permiten que nos convirtamos más que nunca en productos. Un poco de miedo sí que da.
¿Quieres ser Tom Cruise?
Como decíamos, Minority Report logró adelantar muchas tendencias que estamos disfrutando en los últimos años. Reconocimiento gestual, interfaces táctiles, robots insecto... y, por supuesto, publicidad a medida que se detectaba a una "víctima" de ese exagerado asalto de nuestra atención y, a la larga, de nuestro bolsillo.
Aunque algo futurista --de momento el reconocimiento de retina para esa publicidad a medida parece quedar lejos--, la idea está siendo aplicada desde hace meses. La mayor responsable de ese impulso probablemente haya sido Apple, una empresa que sigue sin hablar a las claras de iBeacon --su mención en el WWDC de 2013 fue casi anecdótica-- pero que podría tener en este tipo de dispositivos otro de los garantes de su futuro.
Lo cierto es que iBeacon --y otras alternativas como Gimbal, de Qualcomm-- ha demostrado su capacidad: la tecnología está comenzando a implantarse en los estadios de béisbol de los Estados Unidos, y de lograr cierto éxito es probable que ese primer gran experimento sea el pistoletazo de salida de un desarrollo que seguirá a los usuarios allá donde vayan para ofrecerles información a medida.
La tecnología parece preparada: iBeacon se basa en Bluetooth 4.0 LE, y a pesar de parecer un invento de Apple su alcance va mucho más allá, y hay desarrollos similares compatibles con Android. Los requisitos hardware permiten entre otras cosas dar alcance a muchos más usuarios a mucha más distancia que otras tecnologías de proximidad como NFC, y la integración de Bluetooth 4.0 LE en smartphones con iOS y Android es el ingrediente clave para algo clave: la caza indiscriminada de datos.
La otra pata: las aplicaciones móviles
En esa captación de datos también hay otro pilar fundamental para estos sistemas: las aplicaciones móviles que realizan dicho registro de datos. La idea es similar a las herramientas que cuantifican nuestra actividad física, pero trasladada a la cuantificación de nuestra actividad como clientes o compradores.
Ese tipo de soluciones se deben realizar normalmente a medida, y hay empresas dedicadas a trabajar conjuntamente con proveedores como InnoQuant y su plataforma MOCA. Durante el MWC 2014 tuvimos la oportunidad de hablar con Mobisfera, una empresa especializada en este tipo de proyectos.
Oriol Marimón-Clos, uno de los miembros del equipo, nos explicaba cómo de hecho ellos no solo desarrollan esas aplicaciones, sino que también evalúan el comportamiento de las pequeñas "balizas" (Beacons) que están desarrollando varios fabricantes. Estimote es una de las empresas más conocidas, pero sus dispositivos están muy lejos de ser perfectos --como explicaba Oriol, no tienen batería reemplazable--, mientras que otras tienen un comportamiento y rendimiento variable.
La variedad de fabricantes de estas balizas es sorprendente, y de hecho pudimos comprobar cómo este desarrollador llevaba consigo cinco modelos distintos (las fotos de este artículo los muestran), cada uno con sus ventajas y desventajas. Esta empresa, que ya ha lanzado soluciones como iBeacon Finder, es uno de los ejemplos de su implicación en este campo, donde la idea es también aprovechar los SDKs que ofrecen proveedores de soluciones como InnoQuant, que precisamente colabora con ellos y que proporciona esas herramientas para aprovechar al máximo las posibilidades de estas plataformas.
La monitorización continua es una realidad
Probablemente no os déis cuenta, pero el uso de vuestros dispositivos electrónicos está siendo registrado en todo momento. Y no hablamos siquiera de la NSA, sino de esos comercios en los que os pedís un café o una hamburguesa, y que guardan buena cuenta de vuestra actividad en ellos.
Es algo que también en el MWC nos contaba desde otra perspectiva Javier Agüera, co-fundador de Geeksphone y que lanzaba en esos días el Blackphone, un teléfóno destinado a proteger la privacidad que entre otras cosas también propone funciones para evitar ese seguimiento masivo que precisamente empresas como InnoQuant defienden.
Los ejemplos que proponía Agüera eran reveladores. En primer lugar, el tradicional: una cadena de cafeterías —por ejemplo— recopilaría esa información que, aun siendo anónima, estaría asociada a nuestro terminal: Al pedir el café los días siguientes en la TPV del local aparecerían automáticamente recomendaciones y sugerencias para completar ese desayuno. Hasta ahí la cosa parece hasta perfecta: los sistemas de recomendaciones están pensados para ofrecer este tipo de comodidades a los usuarios, aunque ahí entraría de nuevo el debate: los usuarios ni siquiera saben en muchos casos que esa información se está recolectando para alimentar esos sistemas de recomendación. El otro escenario, más cuestionable, permitiría que por ejemplo una empresa a la que vamos a hacer una entrevista supiera al recolectar esos datos de localización que justo dos horas antes habíamos estado en una empresa competidora haciendo otra entrevista. Las posibilidades aquí parecen no tener límites, pero es evidente que esa localización por WiFi puede llegar a ser un problema.
Ese seguimiento y registro de nuestra actividad también era tema de debate en un reportaje reciente de Forbes en el que se explicaba como estas tecnologías evitarían por ejemplo tener tarjetas de fidelización: los propios móviles se convierten en esas tarjetas, ya que el identificador único asociado a ellos permite que éstos se conviertan en una especie de "carné de cliente" con el que las tiendas pueden ofrecernos mejor servicio.
Los riesgos a la invasión de la privacidad y a nuestra seguridad son claros, desde luego, algo que explicaban en dicho artículo y que permitirían espiarnos aun cuando no deseamos ser espiados. Los datos son muy valiosos para esas empresas y comercios, y soluciones como Blackphone tratan de luchar contra ese tipo de vulnerabilidades de estos sistemas.
Big data, la eterna promesa
Los beacons no son más que pequeños dispositivos que detectan el paso de un dispositivo con un identificador único (el anonimato del verdadero usuario se preserva, nos dicen), y que en base a ese identificador y, sobre todo, a la información asociada a él, permiten ejecutar ciertas acciones.
Las más lógicas son desde luego las que afectan al envío de promociones publicitarias. Es lo que se pretende en el caso de esos estadios de béisbol, donde los usuarios que aprovechen la tecnología recibirán ofertas y promociones, además de otros datos de interés que en teoría harán que disfruten más de esos partidos sin apenas esfuerzo.
La captación de datos a través de esos sensores es inmensa y alimentará ese concepto del Big Data: tan bonito en apariencia, pero que por el momento no parece tener aplicaciones prácticas relevantes. La ingente cantidad de datos capturados tiene que servir para algo, y eso es lo que tratan de aprovechar algunas empresas del mercado a día de hoy.
En el Mobile World Congress, por ejemplo, tuvimos la oportunidad de hablar con algunas de ellas. La citada InnoQuant es una empresa de software fundada en Barcelona en 2010 y que está centrada en soluciones de análisis de grandes volúmenes de datos.
Ellos, nos explicaban M. Fernanda González (CEO) y Oleg Morajko (CTO), ya tenían el backend preparado para esa analítica del Big Data, y aprovecharon el MWC 2014 para lanzar MOCA, una plataforma de marketing de proximidad que es un ejemplo perfecto de esa transformación de la ficción (con Minority Report) en una realidad palpable. Lo explican muy bien en el blog oficial de la empresa:
Día a día generamos datos a través de nuestros dispositivos móviles. Cada interacción refleja nuestro comportamiento, nuestros gustos y lo que somos. Somos parte de una gran sociedad conectada que genera enormes cantidades de datos minuto a minuto. Y es allí, en esos datos, donde puedes encontrar la clave para conectar con tus clientes y usuarios. Clave que se moldea y se perfecciona, usando técnicas de Big Data. Hallarás la esencia en tiempo real. Conocer a tus usuarios es fundamental, para ti y para ellos. Comunícate con tus usuarios en el momento justo, en el lugar preciso. Ofréceles información que necesitan. Tus usuarios querrán seguir siendo parte de lo que has construido. Ya les conoces, sigue ganando su confianza. Instala sensores iBeacons en interiores. Ofréceles experiencias únicas que tus usuarios querrán sentir y repetir. Experiencias de proximidad.
Difícil explicarlo mejor, desde luego. Toda esa información va dirigida a ofrecer a los usuarios una mejor experiencia. Si pasamos cerca de una tienda en la que hemos comprado habitualmente, el sistema nos ofrecerá ofertas o datos sobre nuevos productos, por ejemplo, además de promociones por ser clientes habituales. Pero esas ofertas se nutren por supuesto de ese análisis de los datos que se han realizado a partir de nuestro uso de la tecnología --en este caso, del smartphone-- en esas experiencias de compra.
Hay muchos más esfuerzos en ese sentido, y nuevas startups como Smartplace --proyecto del Taller de Innovación Abierta-- también va dirigido a solucionar esa parte crítica de toda la filosofía Big Data: el análisis de esos datos y la generación de inteligencia de negocio, de respuestas, a partir de ese análisis.
Los usuarios eligen
Por supuesto, hay un factor fundamental en todo este fenómeno: ¿queremos ser bombardeados con toda esa información? Eso, nos explicaban los responsables de InnoQuant, es igualmente clave para ellos. Los usuarios podrán desactivar esas funciones y esa detección de sus dispositivos en cualquier momento, por lo que ellos eligen si quieren ser parte de esa experiencia de compra --que está pensada desde luego para que compremos más, pero también mejor-- o no.
Todos los comercios y organismos en los que se instalan este tipo de infraestructuras, por supuesto, pueden ganar muchos enteros. La ingente cantidad de información registrada puede ser clave para mejorar las ventas. El caso típico es evidente: los responsables de una cervecería sabrá qué días y a qué horas hay mayor paso de gente cerca de ella, y podrán actuar en consecuencia activando promociones especiales para esos momentos, por ejemplo.
Esa es una de tantas aplicaciones, desde luego. Philips, por ejemplo, quiere iluminar nuestro camino para encontrar lo que buscamos en el súper, mientras que se habla de que la Apple está desarrollando un sistema de pagos que estaría muy asociado a su tecnología iBeacon. Las aplicaciones de iBeacon y de tecnologías análogas van más allá de ese refuerzo de tareas de marketing y ventas, y por ejemplo podrían facilitar recorridos en interiores (se nos ocurren cosas como museos o parques de atracciones) para proporcionar un sistema de guiado más eficiente para los usuarios.
Lo que parece claro es que estamos asistiendo al comienzo de una más que probable revolución en la que estos dispositivos formarán parte de ese mundo ultraconectado. La Internet de las Cosas nos acecha, y sería bueno que nos fuéramos preparando para esa avalancha de información y de datos (una más) que prometen estas soluciones. Habrá que intentar no asustarse demasiado y darles una oportunidad, ¿no créeis?
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