Soy muy especialito con el tema del monitor que uso para trabajar. Me paso fácilmente 10 horas mirando una pantalla, así que llevo tiempo teniendo claro que esta es una de las inversiones más importantes que alguien puede hacer en su equipo.
En los últimos años los fabricantes de monitores han ido por un camino que no me convencía, y poco a poco fue ganando terreno la opción de que el futuro (para mí) era usar una tele OLED como monitor. He tenido una de las mejores del mercado actual, la LG C2 de 42 pulgadas, y he podido al fin comprobar si esa experiencia merecía la pena. Me temo que no lo ha hecho.
Un poco de historia
Tardé en apreciar eso de tener un buen monitor para trabajar. Es algo que creo que le ocurre a mucha gente, pero poco a poco fui invirtiendo en modelos más y más interesantes. En realidad primero intenté ahorrar dinero con aquella hornada de monitores aparentemente estupendos que se podían comprar en China hace casi una década.
Me pasé de listo en aquella ocasión y comprobé cómo lo barato sale caro, pero al menos aprendí la lección y acabé comprando un BenQ GW2765HT que no estaba del todo mal y sobre todo me permitía trabajar con resolución QHD (popularmente conocida como 2K, 2.560 x 1.440 píxeles), que es el mínimo que desde entonces pido a cualquier monitor para PC.
Por aquel entonces —hablo de 2015— comenzaba la fiebre por los monitores 4K, pero de repente Apple se sacó de la manga sus iMac de 27 pulgadas con pantallas Retina 5K. Trasteé con uno brevemente en un paseo por el centro de Madrid en una visita a una Apple Store y quedé convencido: yo necesitaba un monitor 5K (pero no un iMac).
Tardé en conseguirlo, pero en 2017 me hice con un Dell UP2715K, un monitor excepcional que desde entonces ha sido mi compañero de viaje. No es perfecto, desde luego —necesita combinar las dos entradas DP para ofrecer esa resolución— pero una vez solucionas ese tema disfrutar de macOS en mi Mac mini M1 en 5K es sencillamente alucinante.
No utilizo el monitor con esa resolución nativa: las 27 pulgadas no lo hacen fácil a no ser que tengas vista de halcón, y no es mi caso. De hecho no lo pretendía, porque desde el principio tenía claro que quería usar el monitor con escalado del 200%.
Así pues, trabajo con una resolución escalada de 2.560 x 1.440 píxeles, como en aquel viejo BenQ, pero la diferencia es que la definición resultante es alucinante. Es como estar leyendo y viendo cosas en una pegatina. Es difícil explicarlo, pero no hay forma de ver defectos en la imagen. Es algo así como pasar de ver una peli de VHS a Blu-ray.
Las OLED al rescate (¿o quizás no?)
Sigo muy contento con esa experiencia, pero la evolución de la tecnología me hacía pensar que quizás podría haber un siguiente (y mejor) paso. La llegada del estándar HDMI 2.1 y de los paneles OLED "pequeños" me hizo pensar en que quizás usar una Smart TV como monitor era una opción prometedora.
Es una vieja idea, desde luego. Mi compañero Juan Carlos López ya habló de cuándo interesaba comprar un televisor en lugar de un monitor para el PC en mayo de 2018, y concluía aquel texto destacando que la elección óptima no existe. "Deben prevalecer nuestras necesidades", apuntaba destacando que cada propuesta tenía sus pros y sus contras.
Pero claro, eso era 2018. Cuatro años después y con las OLED y el estándar HDMI 2.1 en boga, ¿habría cambiado la cosa? Hay numerosos vídeos y análisis externos que hablan de esa opción, y uno de ellos es el que hicieron en Linus Tech Tips a finales de 2020 hablando de su experiencia con una LG CX OLED de 48 pulgadas.
Todo parecía bastante estupendo aunque ciertamente había puntos que amenaban la experiencia. El más destacado era el célebre 'burn-in' (retenciones y quemados de la imagen) al que las pantallas OLED están expuestas y que por ejemplo analizaron de forma extensiva en RTINGS tras un año probándolo. El peligro existía, aunque los nuevos paneles ofrecen formas de evitar problemas o al menos minimizar su potencial aparición.
El problema de usar una Smart TV OLED como monitor está desde luego en el precio —no es una opción barata— pero sobre todo estaba en el tamaño de estos televisores: eran demasiado grandes.
Hasta este año era casi imposible encontrar un modelo de menos de 48 pulgadas, pero en el CES fabricantes como LG presentaron al fin modelos con diagonales de 42 pulgadas, un tamaño notable pero bastante más manejable como monitor de PC. Era una oportunidad perfecta para probar mi teoría y estos días he tenido la oportunidad de contar con una. ¿Qué ha pasado?
La promesa de trabajar en 4K nativos
Colocar esta televisión como monitor provoca en primer lugar cierto respeto y en segundo una reflexión: la de que para usar una pantalla de estas dimensiones uno necesita cierta distancia.
Mi mesa de trabajo tiene una profundidad más o menos adecuada (80 cm), y gracias a la extrema delgadez de la LG C2 de 42 pulgadas pude colocarla casi pegada a la pared. La distancia entre mis ojos y la pantalla era por tanto adecuada, y no encontré aquí problemas ni tuve la sensación de que el monitor "me comiese".
Suele ocurrir con las grandes pantallas: pueden impresionar al principio, pero te acostumbras rápidamente a esas dimensiones. Me ocurrió con la Samsung Odyssey G9 que pude analizar hace un tiempo, y esta televisión de LG era algo menos imponente por tratarse de un formato más "convencional".
Conecté la Smart TV al Mac mini M1 con el que trabajo a través de su puerto HDMI —lamentablemente no es HDMI 2.1— y todo funcionó de forma correcta desde el primer momento.
De primeras desde luego sorprende el brillo y viveza de los colores del panel, pero lo que yo en realidad buscaba —más allá de disfrutar de esos negros puros y de la calidad de esos colores— era algo especial: poder trabajar con una resolución 4K de forma nativa.
En mi monitor de 27 pulgadas eso es inviable: como decía antes, todo aparece demasiado pequeño en pantalla tanto en 5K como en 4K, y hubiera dicho que los monitores 4K de 32 pulgadas son una buena opción para poder disfrutar de esa resolución de modo nativo.
Por eso precisamente esta diagonal de 42 pulgadas me parecía especialmente prometedora: aquí, pensé, podría usar la resolución 4K de forma directa, sin escalados. Más resolución es más información al mismo tiempo, algo que puede llegar a facilitar el trabajo de forma muy importante, y esa era la gran ventaja que perseguía al usar una Smart TV como monitor.
Es importante destacar antes de seguir que esto no es un análisis de la LG C2 de 42 pulgadas: mi compañero Juan Carlos López ya analizó el modelo de 65 pulgadas que es esencialmente idéntico salvo por la diagonal.
No entraré por tanto en cómo se comporta como TV para reproducción de contenidos o para jugar en una consola de última generación: la idea central de este artículo es explorar el uso de esta televisión como monitor para trabajar.
El objetivo tampoco es analizar su comportamiento como periférico gaming al conectarla a un PC con Windows, por ejemplo, ya que el rendimiento en ese escenario —sobre todo si uno tiene una gráfica con puerto HDMI 2.1—, como ocurre al conectarla con una consola, es fantástico. Aclarado esto, veamos qué nos hemos encontrado.
LG, tenemos un problema
En la pantalla de inicio de sesión de macOS todo parecía ir bien. Prometía. Sin embargo nada más comenzar a trabajar en 4K nativos noté que la definición de las tipografías no era la que yo esperaba. Quizás estaba demasiado acostumbrado a la calidad de mi monitor Dell con su resolución escalada, pero las tipografías en la LG C2 en 4K se veían algo borrosas, no del todo claras.
Pensé que quizás había configurado algo mal. Lo primero que hice fue establecer el "Modo PC" en la LG C2. El menú principal da acceso al llamado "Panel de casa", y desde allí, en el icono con tres puntos de la parte superior derecha, se puede encontrar la opción de "Editar entradas". Es ahí donde para cada entrada se puede configurar su modo de funcionamiento.
La calidad de las tipografías mejoró ligeramente, y también ayudó activar el modo HDR tanto en la televisión como en las preferencias de pantalla de macOS: eso hizo que la gestión del color fuera mejor y que incluso el contraste de las tipografías negras sobre el fondo blanco también mejorase.
Y sin embargo, aquello no acababa de convencerme. Tras investigar en foros diversos me di cuenta de que el problema parecía estar muy extendido al conectar algunos televisores y monitores externos a los Mac. Hasta Apple muestra sus consejos (inútiles en mi caso) para arreglar el problema.
Entre las distintas opciones que probé para solucionar el problema estuvo la de desactivar el suavizado de las fuentes. Esa opción ha desaparecido de las preferencias de sistema en Big Sur y posteriores, pero se puede controlar desde un comando en la terminal de macOS. No noté nada especialmente distinto al desactivar ese suavizado, reiniciar el equipo y luego tratar de trabajar en modo 4K.
También está la posibilidad de recurrir a utilidades externas. Existen herramientas como BetterDisplay o One Key HiDPI que "simulan" que usas el Mac con un monitor 5K y así disfrutar de opciones de escalado no soportadas directamente en las preferencias del sistema. Yo acabé probando con RDM, una utilidad similar que permite eso mismo y que me permitió probar distintas resoluciones HiDPI para ver si alguna se comportaba mejor. De nuevo no hubo aquí mejoras apreciables.
¿Qué ocurría? Pues como explicaba por ejemplo este desarrollador hace tiempo, que los Mac no se llevan bien con monitores externos que no se ajustan a su densidad de píxeles.
Cuando uno intenta usar un monitor que no es "Retina" de forma nativa pueden darse algunos problemas, y por eso al menos en el caso de los MacBook Pro y MacBok Air la idea era ir a monitores con densidades de 221 ppp (que es la que se usa en las pantallas Retina de los modelos recientes) o 128 ppp (en los antiguos).
Algo similar apuntaban también hace unos meses en LifeHacker indicando que "por alguna razón, Apple hace que la salida de su señal Retina sea aparentemente imposible de lograr para las pantallas 1440p y ultrapanorámicas. macOS, a diferencia de Windows, no tiene las opciones de escalado necesarias para hacer el trabajo". No está claro si el problema está solo ligado a los equipos de Apple con los chip M1, pero ciertamente las quejas y problemas en este ámbito están bastante extendidas.
En Windows todo parece mejor (pero no lo suficiente)
También tuve la oportunidad de evaluar el comportamiento de la LG C2 como monitor de mi PC de sobremesa, que está basado en Windows 11 y que desde hace tiempo dedico ocasionalmente a jugar a juegos como 'Battlefield 1' o 'Battlefield 2042'.
El tratamiento de las tipografías es aquí más adecuado, y sin el suavizado de fuentes los textos se leen de forma algo más clara que en macOS. Trabajar en resolución 4K es, diría —no lo he usado tanto como con el Mac— algo mejor, pero de nuevo la calidad y definición en los textos no es la que yo esperaba de un panel 4K de esta categoría.
No es tanto que los textos no se vean con claridad, sino que en algunos elementos —como los enlaces— el color acaba mezclándose un poco con la tipografía y haciendo que de nuevo la definición no sea ideal.
Aún así como digo la situación es sensiblemente mejor a la que se plantea con macOS, y parece que efectivamente Windows sí maneja mejor esas resoluciones HiDPI en estos monitores externos.
También pude probar el comportamiento de la LG C2 con los videojuegos , y al lanzar títulos como los citados la calidad visual es desde luego espectacular.
Era lo esperado —como digo, esa parte ya fue analizada en la versión de 65 pulgadas de la que hablamos recientemente— pero no por ello dejaba de sorprender: jugar aquí es una maravilla.
A todo se acostumbra uno (pero no es la idea)
Con los días me he ido acostumbrando a esa definición de las tipografías, y ciertamente soy capaz de trabajar en resolución 4K: uno se va haciendo a la definición de esas tipografías y desde luego el espacio visual que ganas al trabajar así es fantástico.
El problema de usar esa resolución 4K nativa no es desde luego que todo se vea muy pequeño: eso ocurre con monitores de 27 o 28 pulgadas con esa capacidad, pero en una diagonal de 42 pulgadas la cosa es mucho más llevadera. El verdadero problema es que si uno se pasa todo el día leyendo y escribiendo en internet, lo que quiere es leer y escribir en una pantalla que muestre esos textos lo mejor posible.
Eso es lo que consigo en mi monitor de Dell al usar la resolución 1440p escalada, así que la opción era obvia: ¿y si utilizo este "monitor" también con esa resolución escalada?
El resultado es estupendo: de repente las tipografías ganan efectivamente en definición. El resultado sigue sin ser tan bueno como en mi monitor 5K —lógico, el escalado 200% es "redondo"— pero desde luego la calidad y definición de los textos es destacable.
Lo malo de esto es que en esencia lo que consigo al usar así la LG C2 es desperdiciar sus prestaciones: en resolución 1440p lo veo todo hasta demasiado grande: casi me hace sentir (aún más) mayor, y aunque trabajar así es cómodo, parece efectivamente un derroche de dinero y prestaciones para una Smart TV de estas prestaciones.
La conclusión es clara para mí: a la vista del resultado, invertir los aproximadamente 1.300 euros con este resultado no compensa. Aquí me he centrado como digo en su papel como monitor, por supuesto: es el caso de uso que quería explorar, y aunque luego pudiera aprovecharla además como Smart TV pura —conectándola por ejemplo a la consola o disfrutando de series y películas en ella— ahí el equilibrio sería para mí comprometido, porque la porción del tiempo que la usaría así sería mucho menor que la que la usaría trabajando.
Este televisor ha sido cedido para este reportaje por LG. Puedes consultar nuestra política de relaciones con las empresas.
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