El descubrimiento ayer de 'The Cambridge Analytica Files' ha desatado una polémica que ha tocado de lleno a Facebook pero que no excusa a Cambridge Analytica, una firma cuyo discurso público es muy distinto de lo que sus responsables afirman en privado.
Es lo que ha demostrado un vídeo de la cadena británica Channel 4 grabado con cámara oculta. En él los periodistas de este canal se hicieron pasar por potenciales clientes de la firma, y en las reuniones mantenidas con Alexander Nix y su equipo quedó claro que a la hora de influir en procesos electorales todo vale.
Channel 4 abre otra caja de Pandora
Los responsables de Channel 4 encargados del reportaje comentaban cómo esa investigación se llevó a cabo en diciembre de 2017 y tenía como objetivo lograr conocer la operativa de Cambridge Analytica desde dentro.
Para ello el gancho del reportaje se hizo pasar por un contacto de una poderosa familia de Sri Lanka que quería averiguar cómo sería posible influir en las futuras elecciones en ese país. Las primeras reuniones se realizaron con Mark Turnbull, director ejecutivo de la empresa, y con Alex Tayler, su Chief Data Officer.
Estos dos directivos explicaban a este cliente ficticio cómo habían operado en países de todo el mundo como México, Malasia, Brasil o Australia. Incluso mencionaban China, aunque allí su labor "no era política".
En todos esos países el principio era el mismo: obtener datos y perfiles de la población para segmentarla y enviar contenidos a esos grupos "sobre temas que les preocupan con un lenguaje e imágenes que probablemente les llamen la atención". En esa recolección de datos no solo están los votantes, sino también los partidos de la oposición, de quienes "logras saber sus secretos, sus tácticas".
En reuniones posteriores con los mismos directivos, el cliente recibía lecciones básicas sobre cómo funciona una campaña política. Turnbull explicaba cómo "Los dos factores humanos fundamentales que existen cuando se trata de hacer llegar información de manera eficaz son las esperanzas y los temores, muchos de los cuales son tácitos e incluso inconscientes". La frase final de Turnbull era especialmente llamativa:
No es bueno luchar en una campaña electoral basándonos en los hechos, porque en realidad todo se trata de emociones.
El ejemplo keniata
En el reportaje apuntaban a un ejemplo destacable del trabajo de Cambridge Analytica. La empresa trabajó con Uhuru Kenyatta, actual presidente de Kenia, en sus campañas electorales.
En esas campañas, afirmaban los responsables del reportaje, hubo una gran cantidad de desinformación y noticias falsas publicadas en internet que por ejemplo hacía uso de vídeos "apocalíptico"s sobre el candidato de la oposición. En una encuesta, revelan en el reportaje, el 90% de los keniatas indicó que habían oído o leído historias falsas sobre la elección.
Cambridge Analytica ha negado cualquier relación con estos vídeos o con cualquier responsabilidad sobre campañas políticas negativas. En público dicen poco sobre esa relación con Kenya, pero en privado comentaban lo orgullosos que estan de aquello, algo que de nuevo quedaba patente en otra de esas reuniones grabadas con cámara oculta.
Hablaban por ejemplo de la campaña en Kenya con la que trabajaron en 2013 y 2017 y comentaban cómo cambiaron la marca y mensajes del partido, escribieron sus manifiestos, o hicieron encuestas a 50.000 personas para recolectar información. "Creo que escribimos todos los discursos y pusimos marco a todo el proceso, así que trabajamos en todos los elementos de esta campaña", indicaban los responsables de Cambridge Analytica.
Que no se note que es propaganda
En esas tácticas también incluían aquellas dirigidas a lograr sacar trapos sucios de los oponentes, y cómo conocían a investigadores privados de otras empresas que podían ayudar en ese ámbito. "Hay varias organizaciones de recolección de inteligencia que operan con gran discreción para encontrar información de ese tipo", explicaba Turnbull.
"Conozco a gente que solía trabajar para el MI5, MI6, y ahora trabajan para estas organizaciones privadas. Se encargan de encontrar esos trapos sucios discretamente, y de darte un informe al respecto", explicaba este directivo.
En cualquier mensaje, añadía, lo que importa es que no se note que es propaganda, porque en cuanto lo piensan, su siguiente pregunta es "¿Quién ha propagado ese mensaje?". A veces, explicaba Turnbull, eso exigía trabajar con ellos pero usando el nombre de otra empresa ficticia para no tener que responder a preguntas incómodas. Lo curioso fue cómo este directivo habló de recursos aún más oscuros:
No estamos en el negocio de las noticias falsas, no estamos en el negocio de las mentiras o de inventar cosas, y no estamos en el negocio de las trampas. No enviaríamos una bonita joven a que sedujese a un político para luego filmarle en una habitación y publicar esa grabación. Hay otras empresas que lo hacen, pero en mi opinión eso es cruzar la línea
Tácticas oscuras
Sobre todo porque ese discurso fue contrario al que dio su jefe y fundador de Cambridge Analytica, Alexander Nix. La última de las reuniones del infiltrado con la empresa por fin le permitió conocer a Nix. Su discurso estaba enfocado a asegurar que su relación comercial sería larga y, sobre todo, secreta. Nix, que públicamente defiende las elecciones libres y justas, en privado trata el tema de forma radicalmente opuesta.
De hecho, aunque su equipo negaba que utilizaran ese tipo de tácticas para lograr sacar trapos suciones de los oponentes, Nix explicaba cómo a la hora de intentar minimizar la influencia de un oponente podían usar cosas como ofrecerles un soborno y grabarlo en vídeo para tener una prueba de lo corruptos que estaban.
Para ello enviarían a un inversor ficticio que se ofrecería para poner mucho dinero para apoyar una campaña electoral a cambio por ejemplo de terrenos. Incluso mencionaba la posibilidad de enviar a chicas a casa del candidato y comentaba cómo "tienen un largo historial en estas cosas"
Nix no veía tampoco problema a la hora de ayudar a sus clientes a difundir mentiras. "Son cosas que, quiero decir, suena fatal, pero son cosas que no es necesario que sean ciertas mientras sean creídas".
El vídeo de Channel 4 añade más leña al fuego de un escándalo que vuelve a impulsar el debate sobre cómo funcionan las campañas políticas sobre todo en estos años en los que las redes sociales se han convertido en un poderoso medio de difusión de noticias falsas.
Los responsables de Cambridge Analytica han criticado el reportaje afirmando que fue el periodista el que se interesó por temas como la corrupción y el juego sucio. La controversia sobre la empresa, pase lo que pase, no para de crecer.
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