Imaginad que estáis en casa tranquilamente hablando con vuestra pareja de si cambiar el suelo y poner parqué o no. Imaginad que mientras lo hacéis vuestro altavoz Amazon Echo con Alexa graba esa conversación y la envía por cuenta propia a un contacto aparentemente aleatorio. Ahora dejad de imaginar.
Eso es exactamente lo que le ha pasado a una familia de Portland en Estados Unidos. Una mujer explicaba cómo un empleado de su marido la llamó contándole que había recibido esa grabación y aconsejándola que desconectara sus dispositivos con Alexa. En Amazon no tienen claro qué ha podido pasar.
A Alexa se le cruzan (un poco) los cables
Ese empleado sospechó que ese Amazon Echo de la familia había sido hackeado, y tras hablar con Amazon para informar del problema los ingenieros de la compañía comprobaron los registros y verificaron que efectivamente todo ocurrió tal y como contaban los afectados.
De momento no están claras las razones de un problema que Amazon ha dicho que tenía "una posibilidad extremadamente rara" de suceder. En Amazon han dado la siguiente explicación:
El Amazon Echo se despertó debido a una palabra en una conversación de fondo que sonaba como "Alexa". Luego, la conversación subsiguiente fue escuchada como una petición de "enviar mensaje". En ese momento, Alexa dijo en voz alta "¿A quién?" En ese momento, la conversación de fondo se interpretó como un nombre en la lista de contactos de los clientes. Alexa entonces preguntó en voz alta, "[nombre del contacto], ¿verdad?" Alexa entonces interpretó la conversación de fondo como "correcta". A pesar de lo improbable de esta cadena de eventos, estamos evaluando opciones para que este caso sea aún menos probable.
Lo extraño es que la familia no se enterase de que se le estaba pidiendo confirmación para realizar esas acciones, pero ocurre que en esa casa cuentan con varios dispositivos Amazon Echo y puede que esa petición de confirmación se emitiese por un Amazon Echo que ese matrimonio no escuchó, y al seguir hablando debió haber algo en la conversación que hizo que la máquina entendiera que debía enviar el mensaje de voz.
El problema es desde luego preocupante aunque su alcance en esta ocasión haya sido casi anecdótico, pero una vez más pone de manifiesto ese difícil equilibrio entre conveniencia y privacidad que aportan los altavoces inteligentes. Ya hubo debate al respecto cuando otro Amazon Echo pudo ser crucial para la investigación de un asesinato en diciembre de 2016.
Vía | TechCrunch
En Xataka | Por favor máquina, no me escuches tanto
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