En Estados Unidos ha habido grandes escándalos de privacidad recientes. No solo con desastres como el de Facebook y Cambridge Analytica con los que los gobernantes de los EE.UU. se mostraban muy preocupados, sino con cámaras como las Ring de Amazon que han acabado sirviendo para vigilar aquello que no debían vigilar.
Sin embargo esa preocupación gubernamental parece ser irregular. Una investigación de OneZero ha descubierto cómo cientos de departamentos de policía en Estados Unidos han adquirido cámaras de grabación que llevan en el cuerpo y a las que se les está añadiendo software de reconocimiento facial en tiempo real. Ni el fabricante, llamado Wolfcom, ni la policía o los órganos de gobierno aclaran el alcance y precisión de un programa que una vez más plantea una amenaza contra la privacidad de los ciudadanos.
¿Eres culpable hasta que se demuestre lo contrario?
El movimiento de estos departamentos de policía es preocupante y de hecho va en contra de lo que parecía ser la norma en la industria. Como señalan en su informe, otros fabricantes de cámaras como Axon no integran esa tecnología alegando que plantea "serias preocupaciones éticas", mientras que NEC, que sí ofrece sistemas de reconocimiento facial, no los vende a los cuerpos policiales en EE.UU.
La decisión de estos cuerpos de seguridad es preocupante teniendo en cuenta el movimiento que ha surgido en Estados Unidos a la hora de poner freno a la invasión de la privacidad que se está viviendo desde hace tiempo. Iniciativas populares se unen a protestas de trabajadores de grandes tecnológicas que se oponen al uso de ciertas soluciones para propósitos militares.
Varios correos electrónicos entre uno de los fundadores de Wolfcom y departamentos de policía muestran cómo este fabricante promocionaba la tecnología de reconocimiento facial en tiempo real como una de las grandes ventajas de este sistema. "Con el reconocimiento facial en tiempo real, WOLFCOM espera dar a nuestros amigos de las fuerzas del orden herramientas que les ayuden a identificar si la persona con la que están hablando es un sospechoso buscado, un niño o adulto desaparecido o una persona de interés", se podía leer en uno de ellos.
En esos correos se incluía un enlace a un vídeo demostrativo de la tecnología con tres personas que simulaban responder precisamente a distintos criterios de reconocimiento. Al menos un departamento de policía está ya probando el software en un proyecto en fase beta, pero las incógnitas que rodean al proyecto son preocupantes.
Por ejemplo, no hay ningún tipo de aclaración sobre la precisión de la tecnología de reconocimiento facial que se usa en las cámaras de Wolfcom, llamadas Halo, y tampoco se conocen las bases de datos contra las que esas imágenes en tiempo real se contrastan para ofrecer los resultados.
No se sabe cuántos (ni cuáles) departamentos de policía han decidido seguir adelante con estas pruebas, y la falta de transparencia en todo el proceso es preocupante.
Y aún así, como destacan en la investigación de OneZero, Wolfcom sigue avanzando a la hora de ofrecer una tecnología que lleva invadiendo diversos escenarios de la vida pública desde hace tiempo. En California se planteó hace unos meses prohibir este tipo de opción de reconocimiento facial en cámaras de cuerpo de los agentes de policía.
La Electronic Frontier Foundation ya avisaba de los peligros del avance de esta tecnología hace dos años. En febrero de 2018 explicaban cómo "sin límites restrictivos, podría ser relativamente fácil para el gobierno y las empresas privadas crear bases de datos de imágenes de la gran mayoría de las personas que viven en los Estados Unidos y utilizar esas bases de datos para identificar y rastrear a las personas en tiempo real a medida que se desplazan de un lugar a otro a lo largo de su vida cotidiana".
La investigación se une al reciente escándalo vivido con ClearView AI, ese sistema de reconocimiento facial que esta empresa había puesto a disposición de todo tipo de agencias y organismos oficiales —departamentos de policía incluidos— y que a partir de una gigantesca base de datos de imágenes extraídas de redes sociales permitía identificar a personas contrastando una foto suya en dichos sistemas.
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