Estos días hemos conocido las intenciones de esa Telefónica que tiene nueva batuta y que parece tener también nueva estrategia para seguir manteniendo su relevancia: nada de intentar cobrar a los gigantes de internet por utilizar su infraestructura. Ahora la (nueva) batalla parece estar en el control de nuestros datos y nuestra privacidad.
La llamada "Cuarta plataforma" de Telefónica no es tanto una iniciativa para proteger nuestros datos -esto lo decimos con la boca muy, muy pequeña- sino un arma contra empresas como Google o Facebook, que amenazan partes integrales de su negocio sin que Telefónica pueda hacer mucho. Otras operadoras como Vodafone plantean soluciones similares, y ya hay experimentos paralelos de Tuenti y Three. Bienvenidos a la era en la que las operadoras controlan nuestros datos y en la que tendremos que fiarnos (también) de ellas.
Tu privacidad bajo control... ¿gracias a una operadora?
Como explicaban nuestros compañeros de Xataka Móvil, ese proyecto de Telefónica consiste en ofrecer a los clientes una herramienta para gestionar su privacidad. En esa herramienta cada usuario podrá establecer qué tipo de publicidad desea recibir o qué tipos de datos quiere compartir con terceras partes. ¿Quieres compartir tu localización, los datos de tu dispositivo, el navegador y sistema operativo que utilizas para acceder a internet?
Este "panel de control" le dará por tanto a los usuarios una forma sencilla de configurar esas preferencias de privacidad, pero las dudas sobre su verdadera relevancia se agolpan. Si como usuarios podemos controlar aquellos que compartimos, ¿nos darán los OTT los servicios de los que disfrutamos actualmente en, por ejemplo sus aplicaciones móviles?
Estas OTT (Over-the-top content, la entrega de audio, vídeo y otros contenidos a través de internet) son la clave de podamos disfrutar de cosas como YouTube o WhatsApp, y por tanto son parte integral del día a día de cientos de millones de usuarios. ¿De qué viven esas OTTs? De la publicidad, y, por lo tanto, de los datos que les cedemos y que permiten que esa publicidad esté más dirigida y sea más interesante (teóricamente) para nosotros. Y de que al final sirva para que compremos productos de las empresas que se anuncian en esas OTTs. El círculo vicioso ha funcionado mal que bien hasta ahora, pero la estrategia de las operadoras parece querer cambiar eso. Es el célebre dilema de internet y la maldita (bendita) publicidad.
Esa es una de las grandes incógnitas de una propuesta de Telefónica que o no han sabido aclarar bien o no tiene demasiado sentido. Si el usuario bloquea compartir información con terceras partes desde ese panel de control, la aplicación de turno -sea WhatsApp, sea MyTaxi, sea Google Maps- podría no funcionar parcialmente... o del todo. ¿Tendremos entonces que ir aplicación por aplicación asignando permisos y cediendo ante sus peticiones de cierto tipos de datos?
La guerra entre operadoras y OTTs, detrás de todo
Telefónica ha indicado que ni quiere sacar beneficio económico de esta estrategia: la intención, afirmaba Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, es la de fidelizar a los clientes con un servicio que les permita tener más control sobre sus datos y lo que comparten en internet.
El mensaje parece sencillo, pero tiene demasiadas aristas: como nos comentaba Mikel Cid, compañero en Xataka Móvil, las operadoras llevan años luchando contra las OTTs para que su uso indiscriminado de las redes de datos les suponga algún beneficio: para ellos las autopistas de la información tendrían que ser autopistas de peaje, y las OTTs con sus contenidos y aplicaciones deberían pagar su tributo.
La regulación nunca ha apoyado a esas operadoras. Ya ganáis dinero con las cuotas mensuales que cobráis a vuestros usuarios, dicen los reguladores, así que dejad que disfruten de los contenidos que quieren consumir. Si esos contenidos a su vez se subvencionan con publicidad que tira de sus datos y ellos (nosotros) consienten en tal tipo de compromiso, perfecto.
El movimiento de Telefónica y otras operadoras como Vodafone parece ir no tanto a protegernos a nosotros como a perjudicar a esas OTTs que siguen beneficiándose de cómo funciona el mundo. La preocupación por la cesión de sus datos es mínima entre la mayoría de los usuarios, que sacrifican esa privacidad para poder acceder gratuitamente a servicios y contenidos que les permiten vivir más cómodamente.
Las revelaciones de Edward Snowden han servido para sensibilizar a la población respecto a esos peligros, pero aún así seguimos cediendo a esa forma en la que funcionan hoy en día los servicios y aplicaciones en internet. Telefónica quiere aprovechar esa sensibilización, pero al hacerlo no acabamos de verle el sentido a una estrategia que parece añadir una complejidad innecesaria para el usuario.
Del adblocking al control de tu privacidad
Hace unos meses hablábamos de cómo diversos esfuerzos habían contribuido a impulsar el uso de adblockers. Este tipo de componentes permiten evitar la aparición de publicidad en nuestros navegadores, pero también perjudican a aquellos que legítimamente tratan de subvencionar los contenidos que proporcionan a cambio de mostrar esa información. Xataka y todos los medios de Weblogs son un buen ejemplo de ello, y como en otros casos la publicidad es parte crítica de que yo pueda estar escribiendo esto aquí y mis compañeros hagan lo mismo tanto en nuestra red editorial como en otros proveedores de contenidos.
El debate sobre el bloqueo de anuncios parece estar traslandándose también a las operadoras, que parecen estar planteando una especie de adblocker global que ni siquiera tendríamos que activar en el navegador. Dentro de unos meses cuando usemos los servicios de Vodafone en nuestro ADSL o conexión LTE, por ejemplo, podremos estar a salvo de publicidad en nuestro navegador.
Esas son al menos las intenciones manifestadas recientemente por el gerente de esta empresa, Vittorio Colao, que parece haberse unido a Telefónica en esa cruzada contra las OTTs. En Telefónica llevan trabajando más de un año en esa cuarta plataforma -recordad: gestión de privacidad y datos- que podría desembarcar en 2017, y en Vodafone no quieren quedar atrás en esa propuesta.
Esa intención de Vodafone de situarse como adblocker a nivel de operadora no es nueva: aunque Telefónica no ha dicho ni que sí ni que no lo hará, ya tiene los medios para proporcionar ese servicio, algo que ha demostrado con Tuenti, en cuya red algunos clientes ya están ¿disfrutando? de dicha capacidad.
Uno de los problemas con esas prácticas es que van en contra de la neutralidad de la red que por ahora está defendiendo -y esperemos que haga por mucho más tiempo, aunque no se lo están poniendo fácil- la Unión Europea: activar ese bloqueo hace que la operadora se convierta en dueña y señora de lo que está bien y mal en internet, pudiendo priorizar ciertos contenidos sobre otros en base a ese mensaje de la protección de nuestra privacidad. Es el usuario el que debe tener el control último, y este tipo de experimentos podrían acabar con un modelo de negocio que ha imperado en la red de redes desde que ésta nació.
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