Puede que no se estén vendiendo todos los ordenadores que se demandan, pero la crisis de suministro de componentes electrónicos está poniendo en jaque a muchas industrias.
Hemos hablado con empresas españolas que dependen de estos componentes para fabricar sus productos y el panorama que pintan es estremecedor: tiempos de espera para recibir los productos que se alargan hasta casi el año y precios disparados que provocan una verdadera guerra entre los distribuidores de componentes por hacerse con pequeñas partidas de estos materiales.
Así se enfrentan empresas Insyte (que desarrolla y mantiene instalaciones de telecomunicaciones) y Teydisa (fabricante de ensamblaje y embalaje híbrido de electrónica y microelectrónica para empresas de ingeniería y OEM) a una de las mayores crisis de la electrónica de componentes.
La incertidumbre de no tener plazos de entrega
Aunque Teydisa señala que desde marzo empezaron a tener problemas, especialmente relacionados con la fabricación de respiradores, los grandes problemas en el suministro de componentes electrónicos empezaron a notarse a finales del año pasado, sobre noviembre. Si hasta entonces los plazos de entrega oscilaban entre las ocho y las doce semanas, empezaron a doblarse hasta llegar a las 25.
En algunos casos, los componentes cuya ausencia de disponibilidad más le están afectando son sensores y microcontroladores. Los pedidos que se hagan hoy de los primeros tardarán 20 semanas en llegar. Mientras, el segundo es de los que peores plazos de entrega tiene: 52 semanas. Es decir, un año. Y ha llegado a estar en las 60 semanas de plazo.

El problema, además, es que no hay stock de todos estos productos. Sergio Álvarez, ingeniero industrial de Teydisa, explica que en su caso suelen trabajar con muchos clientes con una previsión de ventas anual y planificada, por lo que tenían “cursados pedidos para productos que íbamos a fabricar con nueve meses e incluso 12 meses antes”. Gracias a esto, dichos proyectos siguen siendo viables, pero reconoce que para los nuevos “estamos teniendo problemas. Todos los pedidos que no estuviera cursados, ese exceso de demanda no lo pueden garantizar”. Algo que “nos genera retrasos en proyecto en curso y que no se pueden arrancar proyectos nuevos, además de incrementos en precio”.
Es la guerra
Raquel Rodríguez es la directora general de Insyte y asegura que no había visto una situación igual en el mercado. Ni siquiera con el desastre nuclear de Japón o el terremoto de Taiwán. “Desde el año pasado estamos teniendo problemas con el transporte desde China, lo que ha provocado un incremento de los costes. El mayor problema es que no vemos una fecha de finalización de esa situación, que está siendo muy crítica. Si nosotros paramos producción, hay muchas más industrias y empresas que se verán afectadas”, expone.
En su opinión, memorias, micro y aceleradores son los componentes cuya situación es más dramática. Dependiendo de cada uno de ellos, los precios están multiplicándose hasta por 35%. “Podríamos llegar a doblar su coste si seguimos con este exceso de demanda y poca oferta”, calcula.

Además, Raquel Rodríguez explica que se está produciendo una verdadera guerra en la distribución por conseguir incluso pequeños lotes de unidades, por los que se llega a pagar un precio muy alto. “En algunos casos se están pagando precios desorbitados”, asegura. Así, por ejemplo, nos cuenta que en su empresa tuvieron que comprar por 14 euros la unidad un producto que normalmente adquieren por dos o tres euros. “La penalización de no tener tu producto es mayor que pagar ese precio extra por ese componente”, detalla. En estos casos, la compañía intenta repartir ese coste extra entre todos los miembros de la cadena de producción.
Cambiar componentes y hablar con el cliente
¿Qué hacer ante esta situación en la que no pueden hacer previsiones y las planificaciones se van al traste?
Las empresas reconocen que se están retrasando los plazos de entrega de los productos los clientes. Esto, para Raquel Rodríguez, acaba siendo un problema en la relación con el cliente. “Algunos de ellos no entendían al principio estas demoras en los plazos de entrega o el incremento en los costes”, expone García.
Rodríguez también reconoce que se intenta hablar con el cliente para renegociar plazos y costes. “Si los costes son pequeños podemos absorberlos nosotros para no perder pedido, pero a veces tenemos que hacer partícipe al cliente”, explica, añadiendo que tampoco han llegado a paralizar la fabricación, extremo que más preocupa. “Todo el mundo está entendiendo que los precios están subiendo, pero si no tengo material, no puedo entregar, tengo que parar la fábrica, pedir a los empleados que se tomen vacaciones... por no hablar de un eventual ERTE; con todo lo que para una empresa eso supone”, se lamenta.

Comprar en mercado secundario
Álvarez también detalla que esta situación les ha llevado a hacer recurrente una opción que normalmente es secundaria: la compra en fuentes más caras que la distribución habitual.
Además de los mayoristas habituales, con los que se pactan grandes volúmenes de compra, existen otro tipo de empresas, como Farnell, que tienen un stock mucho más pequeño y, generalmente, más caro. “No es que sea extraordinario comprarles a estas fuentes, pero sí que ahora se ha vuelto más recurrente”, confiesa.
Sin embargo, esto también está generando otra consecuencia indirecta, ya que quienes hacen series cortas de fabricación suelen recurrir a estos distribuidores para comprar los componentes en lugar de a los grandes mayoristas. “Si nosotros acudimos a estas fuentes alternativas, también estamos dejando sin stock a estos otros fabricantes”, reflexiona.
El problema de raíz
Para estos tres afectados, la solución no es fácil porque viene de raíz, desde la propia fabricación.
“Ha habido una concentración excesiva en zonas asiáticas”, reflexiona Rodríguez, para quien “dependemos demasiado de China, que ha comprado minas en África y son lo líderes en la materia prima”. Cree que lo lógico es que hubiera fábricas en otros lugares del mundo, impulsando una reindustrialización de Europa. “El know how, los diseños, se hacen entre Europa y Estados Unidos, pero las fabricaciones se hacen en Asia”, expone.
El horizonte, de momento, tampoco parece halagüeño. “Las últimas valoraciones nos dicen que hasta el último trimestre de 2022 podríamos estar así”, asegura, preocupada, la directora general de Insyte. “Esperamos que no sea así. Supondría estar dos años con esta situación… sería insostenible”.
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auloo
El Corona ha sido un aviso feo, pero necesario: no podemos depender de China.
Hay que devolver a casa la fabricación de componentes críticos para nuestra sociedad. Ni siquiera Taiwan es seguro. El cuasi monopolio de TSCM en la fabricación de microchips es una amenaza para la estabilidad de EEUU y Europa.
Costará mucho dinero y muchos años. Pero mejor hoy que dentro de 20 años. Cuando el PCCh esté en condiciones de imponer sus condiciones al mundo.
iraes
“Ha habido una concentración excesiva en zonas asiáticas”
Eso, que se lleva avisando hace años, ahora suena muy bien decirlo. El problema es que si alguien se arriesga a montar fábricas en suelo europeo, luego no sirve dejar de comprarle e irse corriendo de nuevo a Asia porque son más baratos. Esa ha sido la táctica de la mayoría de empresas para aumentar beneficios. Y la UE, que ahora también está llorando por el tema, tampoco fomentó nada para evitarlo. Hubiera sido tan sencillo como crear algunas zonas francas tecnológicas donde, los trabajadores mantuvieran salarios dignos, pero combinado con una baja fiscalidad para hacer la producción competitiva respecto a Asia.
labandadelbate
Que tal si empiezan a montar fábricas en suelo europeo...
nakasone
En el titular, se escribe entre comillas "pagamos 14 euros por un producto que vale dos". Eso hace pensar que el entrevistado lo ha dicho textualmente.
Realmente no parece haber sido así puesto que en el cuerpo de la noticia se dice que "Así, por ejemplo, nos cuenta que en su empresa tuvieron que comprar por 14 euros la unidad un producto que normalmente adquieren por dos o tres euros."
La diferencia está en que el entrevistado sólo hace notar un hecho (la variación del precio), mientras que la redactora otorga un valor intrínseco al producto ("vale dos") y lo pone en boca del entrevistado, cosa que no ha dicho.
Cuidado con los detalles.
PD. "Todo necio confunde valor y precio." (A. Machado)
jorgecuenca
La UE se va a la mierda ... Poco a poco lo saben y no pueden hacer absolutamente nada, tiempo al tiempo, la zona de ricos y poderosos van hacía el pasado por no invertir y cuidar a sus estudiantes más prometedores, el dejarlos ir a otros países, dejan mucho que desear de estos países que miran el futuro sólo para ellos, vamos para los que gobiernan les importa una puta mierda el futuro de nadie, mientras tenga su buena jubilación y una paga de la ostia, a los demás de a pie, que nos den por culo, ... Esto es verdad y lo saben, apretarse el cinturón que llegan tiempos muy oscuros.
KILLIK888
La verdad es que no hay nada de nada. Meses queriendo comprar una serie de aparatos y no hay stock y no solo de tech...
Y lo que hay viejo y caro.
rafaello76
Por supuesto : ni la Pandemia ni la política exterior de Trump han tenido nada que ver. Y por supuesto se solventa creando fábricas en Europa para crear productos en volumen y suficientemente baratos para que no estalle la economía. Todo tiene sentido. Fin del sarcasmo.
rafaello76
https://www.bbc.com/mundo/noticias-56373272
Si alguien incita a la violencia derramando gotas de gasolina poco a poco por meses o años, ¿cómo es posible identificar la gota que prenderá fuego todo?