“Desde sus comienzos la industria del software ha padecido por tener demasiados ingenieros” David Gelernter
David Gelernter es profesor de Yale y uno de los visionarios de las tecnologías que hoy inundan el mundo moderno. Fuerte crítico de la deplorable usabilidad de las máquinas, ideó los mundos espejos, Mirror Worlds, en los que cada aspecto de la realidad tiene un gemelo digital.
Gelernter, como visionario de la tecnología que era, fue uno de los objetivos del asesino más buscado en USA, Unabomber. En efecto, Ted Kaczynski, el misántropo anarquista anti tecnológico que envío 16 bombas y tuvo en jaque al FBI durante dos décadas, obsequió a Gelernter con una de ellas que a punto estuvo de costarle la vida y le dejó graves secuelas.
Detestables interfaces
En 1999 en “La segunda venida. Un manifiesto.” Gelernter escribió sobre las disfuncionalidades de los interfaces hombre máquina. Algunos de los puntos del manifiesto hablan de lo siguiente:
- Los sistemas operativos son todos muy antiguos. Windows tiene décadas. Linux es una versión de Unix que es muy antiguo.
- Tendremos una gran revolución del software (que está por llegar)
- Aceptamos con resignación los gigantescos defectos de los ordenadores. "Hay demasiadas personas que aman los ordenadores y muy pocas que están impacientes con ellos."
- Probaremos todas las tecnologías
- La informática es información, no ordenadores
- Tendremos dispositivos omniscientes
- El interfaz escritorio, teclado, ratón, menú está obsoleto
- Dar nombre a decenas de miles de archivos no tiene sentido
A esto, añadiría yo muchos aspectos que muestran la dificultad de uso de las máquinas. Android también se basa en Linux. El interfaz de usuario sigue siendo una de las últimas partes en el desarrollo de una máquina. Las máquinas están hechas por usuarios expertos para usuarios expertos. Los horrorosos interfaces están en nuestra casa por doquier: la lavadora, el mando a distancia del aire acondicionado o el de la televisión o la misma plancha son ejemplos de la dictadura de los ingenieros. Hay demasiadas pocas personas que se quejan de lo malos que son los ordenadores.
David Gelernter imaginó un mundo en el que los interfaces fueran naturales y humanos. Y lo llevó al extremo incluyendo el mundo real en los mundos virtuales en los llamados Mirror Worlds.
Metáforas del espejo
El espejo es una inacabable fuente de historias y metáforas. El ojo ve el mundo, pero para observarse a sí mismo necesita el espejo. Narciso, el bello joven griego vio su imagen en el espejo de las aguas de un río y se enamoró de sí mismo. Allí quedó el bello griego mirándose y languideció hasta convertirse en el narciso, la flor que crece en la rivera de los ríos. Los espejos también deforman la realidad como en el caso de los espejos cóncavo y convexo del callejón del Gato de Madrid en los que se miraba el insigne Valle-Inclán y veía el esperpento de la España de la época. La madrastra de Blancanieves se miraba en el espejo mágico y así supo que había alguien más bella que ella. Y Alicia se preguntaba cómo sería la vida detrás del espejo hasta que descubrió que podía atravesarlo.
Los espejos son reflexión e incitan a ella. Reflejan, muestran, ocultan, deforman e informan. Los espejos copian la realidad y muestran otra imagen del Yo que complementa la obtenida por otras percepciones. La vivencia del Yo, esa entidad mental ilusoria tan esencial, se aumenta con el espejo. De alguna manera el mismo arte especula con la realidad, la imita, la copia.
Mirror Worlds
Mirror Worlds está íntimamente relacionado con la realidad virtual. Poco a poco los mundos se confunden. En Mirror Worlds cada aspecto de la realidad tiene un reflejo virtual. En este sentido, no crea la realidad sino que la copia. Una silla real tiene un reflejo en el mundo espejo. Tampoco la realidad virtual es un concepto monolítico sino que ha ido dando paso a otras ideas como la realidad aumentada o la realidad mixta. Quizá uno de los aspectos más a tener en cuenta en los futuros mundos virtuales sea la veracidad de los objetos con los que interaccionamos.
Los Mirror Worlds quedan un poco escasos. La metáfora más acertada es la de Alicia. El espejo es la frontera entre la realidad y el mundo imaginado. Pero no lo vemos desde un lado sino que traspasamos la frontera. Estaremos dentro y fuera del espejo, las experiencias y los objetos de este mundo tendrán su reflejo en el espejo, pero también ocurrirá lo contrario y quizá comencemos a dudar sobre lo que es real y lo que no. Todo será real y todo será fake.
Mundos virtuales los tenemos desde que somos humanos. Escuchar al chamán alrededor del fuego e imaginar otros mundos es consustancial al ser humano. Representar mentalmente la realidad es la facultad que nos ha permitido concebir mundos y hacerlos realidad. Somos contadores de historias. Tecnológicamente los contadores de historias dieron su gran salto con el cine. El cine es una realidad virtual inmersiva que nos transporta con enorme facilidad a otros mundos. Con más de un siglo de existencia, el cine es el primer laboratorio de realidad virtual.
Las gafas 3D son el primer gran salto tecnológico en la existencia del cine desde el punto de vista de la experiencia de usuario, más allá del color y el sonido. No cabe duda de que aún queda mucho recorrido, pero la vivencia es única y distinta y marca el camino.
Leyendo el mundo
Recrear el mundo requiere leerlo. Los avances en tecnologías que captan la realidad son enormes y un aspecto muy importante es su ubicuidad. Cada vez hay más cámaras que fotografían el mundo. Cada vez hay más micrófonos que lo graban. Millones de dispositivos leen el mundo. En los Mirror Worlds todo objeto tendrá su gemelo digital, su Digital Twin.
¿Quién creará y poseerá los derechos de los mundos espejo? El problema no es baladí, sobre todo cuando la evolución de la digitalización está siendo tan inquietante. Facebook y Google poseen nuestros datos, son el oligopolio de la publicidad online y dictan el comportamiento de las masas. ¿Ocurrirá lo mismo con los mundos espejo?
Parece razonable pensar que los mundos espejo, los mundos virtuales en los que cada aspecto de la realidad tiene su gemelo digital, deberían ser el equivalente al software libre. No cabe duda de que seremos los usuarios con nuestras cámaras y micrófonos (y los nuevos sensores que están viniendo) los que generaremos los contenidos, como ha venido ocurriendo desde la llegada de la Web 2.0. El alojamiento de los contenidos debería ser público y distribuido, los contenidos compartidos, libres de derechos y el acceso como las utilities del agua y la luz.
La veracidad de los Digital Twins
Son varias las tecnologías actuales que coincidirán en los mundos espejo. Los objetos de los mundos espejos serán Inteligencias Artificiales encarnadas. Cada objeto deberá responder como los objetos reales para lo que estará dotado de una necesaria inteligencia. Además, la proliferación de gemelos digitales será el máximo exponente del Big Data. Y por supuesto, Internet de las Cosas es la esencia de los mundos espejo. Tanto para la creación como para el mantenimiento de los Digital Twins, así como para la interacción entre las cosas, IoT será clave.
Una de las tecnologías en auge que será fundamental en los mundos espejo es Blockchain. ¿Cómo sabremos que un gemelo digital tiene un correlato real y no es inventado? La frontera entre lo natural y lo artificial se difumina desde que el hombre es hombre. En los mundos que mezclen lo real con lo virtual, ¿qué es natural y qué es artificial? Otorgar veracidad a los mundos virtuales solo puede ser posible con tecnologías de notaría compartida como Blockchain.
Tradicionalmente los mundos virtuales son incorpóreos permitiendo la total libertad. Pero en los mundos espejo los gemelos digitales tienen un vínculo con el objeto real de modo que es una virtualización corporeizada. A su vez las IA tendrán cuerpos virtuales. Tu asistente virtual favorito tendrá un cuerpo 3D. Se encarnará.
En los mundos espejos la experiencia de usuario cambiará radicalmente respecto del mundo digital que conocemos. Moveremos los objetos virtuales con las manos y distinguiremos los objetos reales desconocidos. Las gafas, o el gadget que sea, nos informarán de la portada de la catedral que tenemos enfrente y los nombres y las biografías de las personas que tenemos delante nos serán notificadas online. En los mundos espejos preguntaremos por el lugar más próximo con una bonita puesta de sol.
Atisbos de Mirror Worlds
Algunos aspectos de los mundos espejo se pueden ya otear. Los coches autónomos son un gigantesco impulso para un sinfín de nuevas tecnologías como el ejército lo fue para otras. Los coches autónomos estarán llenos de gemelos digitales que modelicen el mundo real. A su vez, la inteligencia de los coches autónomos aprenderá en el mundo real, pero también en simuladores ubicados en mundos espejo.
Esta modelización del mundo real resulta vital para multitud de industrias que marcarán el despegue de estas tecnologías. Los simuladores de vuelo son rutinarios en la aviación. Los pilotos de coches usan simuladores de los coches y de los circuitos. Los entornos industriales agresivos son candidatos a los mundos espejo. Los robots que desempeñen tareas peligrosas para los humanos tendrán representaciones espejo del mundo. La inhumana superficie del Sol será recreada especularmente. La inversión en fábricas será millonaria.
En el Hacedor, Jorge Luis Borges escribe: “Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él.” Este mapa a escala 1:1 tiene una aproximación en los mapas virtuales. Google Maps (sin el que el mundo estaría perdido) trata de reflejar la realidad calle a calle, fachada a fachada, puerta a puerta, farola a farola. Maps es el mundo espejo por definición.
En un mundo virtualizado podremos mezclar realidad y fantasía a voluntad. Pokemon Go enganchó a millones de usuarios en 153 países. Una buena muestra de lo que veremos cada vez más. Y si los objetos que vemos no existen, también puede ocurrir que veamos los objetos del pasado. Podremos recorrer las calles de nuestra ciudad como si viviéramos en el siglo XVII. Los mundos espejo no serán 3D sino 4D.
Gadgets
Las gafas son el primer dispositivo de realidad virtual que está desarrollándose. Las Google Glass no tuvieron mucho éxito, pero mostraron el camino. Hololens de Microsoft parece que tienen un mejor futuro. Microsoft ya visualiza la oficina del futuro sin escritorio real (sin mesa). Magic Leap promete cambiar el futuro con sus revolucionarias gafas. Y la más modesta Google Lens es una aplicación de reconocimiento de imágenes con un prometedor futuro.
A las gafas acompañarán otros dispositivos como el audio que lleva tiempo evolucionando. Los guantes de RV ya se usan en juegos. Los detectores de movimiento que se iniciaron con Kinect son otro componente que digitaliza el mundo. Y vendrán otros de entrada y salida para el tacto el olor o el gusto.
El principal problema de todos estos dispositivos sigue siendo la usabilidad. Son muy invasivos e incómodos y en determinados casos, provocan una falta de sincronía sensorial que genera malestar y mareos. Pero son problemas que se irán solucionado. Al cerebro le gusta el engaño, pero tiene que estar bien hecho.
Como predijo Borges, tendremos un mapa de la realidad escala uno a uno. Será un espejo en el que el mundo se refleje, a veces con las esperpénticas deformaciones de Valle-Inclán. Quizá nos diga que hay alguien más bello que nosotros como a la malvada reina de Blancanieves y despierte nuestros peores instintos. Pero más bien nos ocurrirá como a Alicia y pasaremos fluidamente de un lado al otro del espejo. Una frontera cada vez más difusa en la que lo natural y lo artificial, lo virtual y lo real, lo original y lo inventado, lo real y lo reflejado serán paulatinamente indistinguibles.
Imágenes | Antonio Orbe, Doc Searls, iStock
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