2015 apunta a ser el año del smartwatch. Ya prácticamente cualquier marca que quiera tener algo que decir en ese mercado que arranca ahora propondrá su dispositivo (o varios) y comenzará la carrera, que será de fondo pero en la que el primer sprint es clave. Samsung, Apple, Sony, Motorola, LG, Huawei ...
Estamos en el año 2015. Todo el mercado está ocupado por smartwatches avanzados, caros y con batería de corta duración… ¿Todo? ¡No! Un reloj nacido de Kickstarter resiste todavía y siempre al invasor...
Casi la única compañía que se sale de esa tendencia es Pebble, que ha presentado su nuevo reloj avanzado Time. Cuando parecía que esta propuesta perecería entre los tiburones. ¿Resistirá? Tiene pocas posibilidades de ser más que un éxito puntual, pero su esfuerzo y tozudez porque lo intangible gane a lo tangible son dignos de admiración.
Lo intangible
Entender el fenómeno de Pebble, al menos desde mi punto de vista, responde ante todo a aspectos intangibles y no tan evidentes. Me lo ha parecido especialmente en esta segunda (o tercera, según lo queramos ver) versión, Pebble Time. He aquí mis porqués:
Es un juguete, pero en el sentido positivo de la palabra. Mi compañero JaviPas lo tiene claro: el Pebble parece un juguete por su diseño. Yo aquí añadiría que es precisamente uno de sus atractivos, muy motivado por esa pantalla a color, lo pixelado de la interfaz... Vamos, que debe estar haciéndose mayor. Pebble está en un extremo que curiosamente lo hace interesante para una parte de los usuarios. Si no, piensa en cómo está triunfado algo como Amiibo.
Compra compulsiva. Si unimos Kickstarter, un anuncio cerrado a una determinada hora y el precio de partida de 159 dólares, todo parece una confabulación para tentarnos con una compra compulsiva. Y eso que no llegará a los primeros compradores hasta el mes de mayo. Lógicamente el umbral de compra compulsiva cada uno lo tiene donde puede o quiere. Que tampoco es que me sobre el dinero.
Pertenencia a una comunidad. Con 1.000.000 compradores de la versión anterior, 6.000 aplicaciones salidas de 26.000 desarrolladores ... comprar el nuevo Pebble es algo así como mantenerse o entrar en una secta o club exclusivo.
Podemos y la casta. Controvertido o no, comprar un Pebble tiene parte de lucha contra la casta. Sí, está de moda y todo eso, pero no creo que muchos compradores de Pebble lo hayan hecho convencidos de que será la plataforma que más le ofrezca en el segmento del smartwatch. Simple instinto de superviviencia. De conservación de la especie. De Podemos.
Ninguna marca o smartphone concreto relacionado. De nuevo tirando del hilo anterior, también puede resultar atractivo confiar tu dinero a una propuesta que no está relacionada con las principales marcas, con multinacionales o con smartphones en concretos. Aquí solo hay compatibilidad con iOS y Android.
Buena parte de lo que os he contado, principalmente lo relacionado con la compra compulsiva, la comunidad y quedar "fuera de la casta" o ser la alternativa, se comprueba con la elección de Kickstarter de nuevo como método de lanzamiento.
Tras la primera campaña, todo un éxito con más de 10 millones de dólares recaudados (un 10.000 % de lo que pedían), los anteriores Pebble pasaron a poder comprarse en la propia tienda de la compañía. ¿Por qué no seguir así? ¿Qué necesidad había de regresar a una campaña de financiación colectiva?
El nuevo récord que está a punto de conseguir (levantó un millón de dólares en apenas media hora y ya roza los 10 millones del primer modelo) le ha dado la razón.
Lo tangible
Si apartamos de nuestra valoración todo lo dicho anteriormente, nos quedaríamos con la hoja de especificaciones. Con lo que al final nos va a demostrar si el Pebble funciona y es válido o no. Y ahí, ¿qué nos encontramos?
Las novedades son principalmente la inclusión de un micrófono para poder contestar con voz los mensajes que nos lleguen (pero no incluye función de manos libres), la pantalla a color (hasta 64 es capaz de mostrar) y un renovado sistema operativo que aspira a ganar más comunidad de desarrolladores e integración con terceros.
De todo ello lo más interesante, tanto en positivo como en negativo, es la elección de la pantalla. El panel es un LCD que no requiere de retroiluminación (aunque la incluye cuando la luz que incide sobre la pantalla no es suficiente), capaz de ofrecer hasta 64 colores.
Desde Pebble no han desvelado el fabricante, pero es japonés, parece que pequeño distribuidor, y posiblemente parecido a lo que proponen desde Japan Display, cuyos LCD Reflective-type ECB solo consumen un 0.10% que lo que un panel LCD tradicional. Con esta elección lo que ganamos en una autonomía al alcance de ningún otro smartwatch (prometen unos 7 días), pero también es cierto que la resolución y calidad de la pantalla del Pebble no tiene nada que ver con la de un smartwatch de Motorola, Samsung, Sony o Apple. A años luz.
La gran incógnita está en el sistema operativo que estrena. Será compatible con aplicaciones y "caras" de los modelos anteriores, pero el potencial es infinitamente mayor ... siempre que cuenten con el apoyo de los temibles desarrolladores. Por ahora han anunciado algún que otro acuerdo por ejemplo con Evernote, Jawbone, Yelp, Paypal o Runkeeper, pero no creo que el fenómeno Pebble tenga recorrido ni músculo suficiente en unos meses para atraer a terceros que marquen diferencias en su plataforma.
La buena noticia es que hay gente ex webOS, como Migicovski, que están liderando el software de Pebble con buenas ideas, como el TimeLine que plantean como centro neurálgico de la experiencia con Pebble y donde cualquiera puede introducir contenido vía una API web.
Precisamente lo que más futuro tiene de su plataforma es la idea de un puerto de comunicación con hardware de terceros que podría incluirse por accesorios dentro de una correa intercambiable, pero es una inversión que cuesta asumir que importantes marcas adopten.
Los más de 10 millones de dólares que van a conseguir seguro, son impresionantes, pero haciendo números, serían poco más de 50.000 compradores. Serán muchos más cuando avance el año y se ponga a la venta, pero no creo que logren quedarse ni con las migajas de lo que el mercado de los smartwatchs va a mover. Pez precioso en la pecera, pero poco que hacer contra los tiburones.
Por cierto, ¿es ya mayo? Lo digo por el Pebble Time que he pedido.
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