Cuando pensamos en un robot normalmente lo visualizamos con cables, circuitos y una serie de piezas de electrónica gracias a las cuales funciona. Pero la definición del término no implica per se electrónica y, de hecho, lo único que necesita este robot para andar es aire.
Si la última vez que veíamos un robot flexible como éste era uno que imitaba a un guepardo, esta vez es casi lo opuesto: el robot que han ideado en la Universidad de San Diego se mueve como una tortuga, casi literalmente. Pero aunque sea lento y un concepto muy distinto a lo que de vez en cuando nos enseñan desde Boston Dynamics, la de los robots flexibles es un área que permite el desarrollo de proyectos relacionados directamente con la ayuda a ciertas tareas o la salud.
Dame un gradiente de presiones y me moveré por el mundo
El robot ha sido desarrollado por un grupo de investigadores de dicha universidad, que han publicado su proyecto, viendo ahí los detalles del circuito neumático que consigue hacer andar a este "robot-tortuga". En el vídeo podemos ver que no es un movimiento muy fluido, pero que el movimiento de desplazamiento en este caso imita al patrón de movimiento de estos reptiles.
No hay un motor ni piezas articuladas: se trata de un circuito de aire con tres válvulas, que permiten jugar con el aumento y bajada de presión para estimular el movimiento y cambiar de dirección. Cada pata del robot tiene tres grados de libertad y se componen de tres tubos (que son cámaras neumáticas conectadas), de modo que cuando aumenta la presión en uno de ellos se dobla en dirección opuesta.
Explican en el estudio que su inspiración para este proyecto se basó básicamente en dos enfoques: el ahorro y la fisiología. Además de que el coste del motor de presión es menor al que sería su equivalente electrónico (según detallan), se fijaron en los arcos reflejos de los vertebrados, unos circuitos nerviosos que no conectan con el cerebro y que permiten realizar ciertas acciones de manera muy rápida y, por decirlo de alguna manera, menos compleja (o menos consciente).
Para Dylan Drotman, investigador jefe del proyecto, este robot tortuga supone "un significante paso hacia los robots no electrónicos completamente autónomos", aunque éste como vemos no lo llega a ser del todo (requiere una conexión). Lo que sí integra son sensores para evitar chocar contra los elementos que se encuentra.
¿El uso de este robot? Éste, concretamente, es un paso más en el camino a conseguir un robot autónomo capaz de desplazarse de manera eficiente por terrenos complicados y sin electrónica. Los investigadores ven la aplicación de este tipo de robots es que puedan ser útiles en entornos donde el metal o la electrónica no son bien recibidos, como una máquina de resonancias magnéticas, o entornos mucho más habituales e inocuos como las manos de un niño (para juguetes). Así que estaremos atentos a su progreso, sobre todo si empiezan a ser de utilidad.
Imagen e información UC San Diego News Center
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