Los wearables del futuro puede que no los compres sino que te los imprimas directamente

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En numerosas ocasiones hemos visto cómo la impresión 3D es crear objetos con polímeros o metales. Es un buen comienzo para generar estructuras pero si queremos desarrollar construcciones más complejas y sofisticadas tenemos que usar otras herramientas, de momento. En Princeton ya han logrado dar un paso adelante muy importante para este sector.

Un equipo de investigadores de esta facultad situada en el estado de New Jersey ha logrado crear una impresora que funciona con cartuchos llenos de "tinta" de semiconductores para poder imprimir componentes electrónicos directamente sobre una superficie. De momento ya han logrado imprimir un LED sobre una lentilla pero su verdadero potencial lo encontramos en la bioelectrónica.

De una oreja bioelectrónica a un LED

Imprimir semiconductores puede ahorrar mucho tiempo y además poder personalizar todavía más el diseño y fabricación de estos componentes. Tiene una serie de limitaciones a la hora de hacerlos como por ejemplo no poder hacer elementos muy complejos y detallados a nivel nanoscópico. Es decir, nada de circuitos para procesadores y paneles de momento.

Sin embargo, su uso para crear circuitos más sencillos como los que se utilizan en dispositivos médicos o en implantes con piezas electrónicas tiene mucho potencial. Poder personalizar cada pieza para las necesidades de cada paciente del mismo modo que se está haciendo a día de hoy con la creación de las prótesis.

McAlpine, uno de los líderes de este proyecto en Princeton, el año pasado ya creó una oreja bioelectrónica hecha de células vivas que gracias a una bobina eléctrica hecha de de naopartículas de plata permitía la recepción de señales de radio. A raíz de este proyecto empezaron a desarrollar un sistema de impresión 3D más sofisticado para cubrir otros usos.

Para fabricar el LED con impresión 3D tuvieron que utilizar nanopartículas semiconductoras capaces de emitir una luz muy brillante cuando reciben una corriente eléctrica. Es decir, puntos cuánticos. El desafío de este proceso de creación estaba en evitar que los diferentes componentes se mezclaran debido a la resolución y el poco espacio que queda entre ellos.

Lo de los LED para usos médicos no es ninguna casualidad. Hay varios estudios que demuestran que usar estas luces para estimular los nervios puede servir como terapia. Implantar estas luces y poder controlarlas es una posibilidad más.

Vía | MIT Technology Review

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