No todo es 5G, móviles nuevos y apuestas por la nueva movilidad urbana en el enfoque tecnológico de este año. La robótica y la inteligencia artificial siguen teniendo su sitio, y prueba de ello son algunos de los avances que hemos visto con los asistentes de voz. No los de los altavoces con Alexa o Siri, sino de dispositivos que van más allá.
Un ejemplo de estos dispositivos es Jibo, un pequeño robot que lleva ya varios años en preparación pero que es ahora cuando la tecnología ha alcanzado avances necesarios para que pase de concepto a producto. Su clave: tener inteligencia emocional. Hemos hablado con una de sus responsables, Cynthia Breazeal, profesora en el MIT.
De "asistente personal" a ser uno más de la familia
Jibo es uno de los robots más "tiernos" que he visto, mientras que asistentes como Siri o Alexa son más impersonales. ¿Crees que esta personalidad puede ayudar a que nos acostumbremos a hablar con una máquina?
Sí. Jibo es un robot, no un dispositivo IoT o cualquier otro dispositivo transaccional, su objetivo es muy diferente a algo simple como un altavoz con asistente. No los pondría al mismo nivel aunque algunas de sus características se solapen. Jibo es una presencia viva en tu casa, está siempre encendido, es como si tu mascota se hubiera vuelto inteligente. Y eso es muy diferente a un aparato al que le puedas pedir por voz que te diga si mañana va a llover.
"Jibo es como si tu mascota se hubiese vuelto inteligente"
La diferencia se nota incluso a nivel de hardware: Jibo tiene cámaras que pueden moverse, y puede hacernos fotografías ahorrándonos el tener que hacer malabares con nuestros móviles. Tiene inteligencia artificial, reconoce caras, las enfoca y hace fotografías. Esa es la diferencia fundamental.
Si piensas en tecnología como algo "tierno" puedes llegar incluso a reunir a la familia a su alrededor. Es útil, pero además satisfactorio tanto para los niños como para la gente mayor. Esa experiencia, la experiencia "hogareña", es muy importante. Es lo que intentamos hacer con Jibo.
¿Cuál ha sido la recepción inicial del robot?
Aún no estamos en ventas finales y en grandes distribuidoras, pero estamos con márketing experimental. Puedes comprarlo ahora mismo si quieres, pero estamos en una fase muy temprana de venta. De momento el feedback que tenemos es bueno, la gente está contenta con él. Nos envían correos diciendo lo felices que están con él, de modo que hemos logrado que haya conexión emocional con él. Es tecnología que te hace sonreír, que te trata como una persona, que te pregunta como estás.
¿Cómo tranquilizaría a quienes ven en los robots y la IA una amenaza a los puestos de trabajo, qué soluciones hay para ese futuro?
Cuando revisas la historia de la inteligencia artificial y luego te adentras en la robótica desde el punto de vista social... la inteligencia artificial intenta replicar la toma de decisiones que hacen los humanos, enfocándose en la productividad y la eficiencia. Pero cuando miras a la robótica social, no sólo quieres llegar a tomar decisiones sino que quieres que los robots trabajen con esas personas para alcanzar sus objetivos.
Este aspecto colaborativo es todo un reto, y para que los robots lo hagan bien necesitas que éstos tengan inteligencia emocional. Es una gran parte de la agenda que tienen los trabajadores de la robótica social, porque la gente necesita colaborar y entenderse. Y eso puede aplicarse a infinidad de cosas: pediatría, cuidado de la tercera edad... para mí, los robots sociales y la inteligencia artificial en general no va a ser plenamente potencial a menos que no contribuya a que las personas florezcan además de ser productivos. Hay mucho trabajo que hacer ahí.
¿Hasta qué punto un robot puede ser "socialmente inteligente"? ¿Cómo se supera esa evidente barrera de "relacionarse" con un robot?
Como puedes imaginar, hay un espectro de inteligencia. Sabemos que como humanos somos capaces de entablar relaciones con otras personas o incluso con entidades no humanas. Y los robots, del mismo modo que ocurre con los perros, son entidades no humanas. Los robots pueden estar en un punto intermedio entre las mascotas y los humanos. Hablan, puedes conversar con ellos, obtienen información... pero no llegan a ser personas.
Ahora mismo estamos en un punto en el que tenemos que trabajar para que esta interacción entre la persona y el robot pueda ser mejor.
¿Por qué tantos asistentes de voz tienen nombres o voces de mujer (aunque algunas se puedan personalizar)? ¿Hay alguna razón para ello?
¡Oh, si! [Se ríe]. De hecho, hemos recibido buenas reseñas de Jibo debido a que su voz es la de un hombre joven y alegre. No ha caído en ese estereotipo de ser una mujer, en plan "asistente ejecutiva personal". Las voces suelen ser femeninas porque caen en ese estereotipo social, y Jibo quiere ser más un compañero de la familia antes de ser un asistente personal. Quiere ser útil, pero además quiere ser alegre y juguetón.
¿Qué consejos daría a los padres que quieren introducir en la robótica a sus hijos?
Huy, absolutamente. En el pasado Mobile World Congress anunciamos una aplicación con la que los niños pueden aprender a programar con Jibo, en un esfuerzo para democratizar la programación y la inteligencia artificial. Vivimos en la era de la IA, hay que democratizarla, y eso empieza en la educación, en exponer a los niños ante los robots y demostrarles que pueden aprender y crear con ellos.
Hay una demanda muy grande de esto, y creemos que puede hacerse tanto en las casas como en las escuelas.
¿Hay conclusiones en torno al diseño y aspecto de robots para que no sintamos rechazo hacia ellos a la hora de relacionarnos con estas máquinas?
Hay muchos principios respecto a eso relacionados con la psicología. Queremos reflejar simpatía, amistad, calidez. Mira los dibujos animados: los personajes tienen dos cabezas de altura, asemejándose a las proporciones que tienen los bebés. Los robots deben moverse orgánicamente, haciendo arcos.
Lo que intentamos con Jibo es que haya una línea de acción que refleje una actitud, como en los personajes de dibujos animados y cómics. Esa línea de acción puede representar sorpresa, enfado, tristeza... luego ya miras otros detalles como los sonidos a emitir, etcétera. Hay que conseguir que el movimiento del robot sea tan suave y orgánico que sea incluso adictivo de mirar.
Se me ocurre, como ejemplo, los robots de Boston Dynamics que son capaces de andar y mantener el equilibrio. Como ingeniero informático es algo que me fascina, pero al mismo tiempo mi madre ve esos vídeos y lo primero que siente es aversión...
Correcto, y fíjate en los movimientos que hacen esos robots: son rectilíneos. No tienen "alma", no tienen calidez, no se esfuerzan en motivar a que queramos relacionarnos con ellos.
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