Que nos quiten el trabajo lo vamos a tener que soportar, y supongo que en una sociedad avanzada será algo positivo, pero que se metan a jugar al futbolín, eso ya es otra historia. Pues casi sin darnos cuenta ahí están los robots suizos, mejorando el giro de muñeca.
A alguno que no tenga compañía suficiente para montar la partida le podría venir bien algo así, aunque por ahora nuestro amigo robótico es bastante contundente en sus formas como para meterlo en el bar. Principalmente hay dos motores, uno para el movimiento líneas, otro para el giro de los jugadores.
Pero la gracia del asunto está en la inteligencia del amigo para reconocer la bola y golpearla. Para ello el suelo del terreno de juego es transparente y hay una cámara registrando cada movimiento a una velocidad de 300 imágenes por segundo. Se consigue una precisión milimétrica a la hora de actuar, otra cosa es la destreza que tenga el sistema para hilvanar jugadas
El trabajo está capitaneado por Christophe Salzmann y se está desarrollando en la ‘Swiss École polytechnique fédérale' de Lausanne, mejor conocida en el mundillo tecnológico como EPFL. Este tipo de cosas mejor conocerlas en movimiento, los muñecos blancos son los humanos, los azules los robóticos:
Más fuerza bruta que cerebro
A la hora de competir con un humano, no es un dictador del juego, podemos ganarle con un poco de habilidad. De hecho a la hora de atacar, el robot es bastante simple en su estrategia, utiliza la fuerza bruta para ganar: velocidad y potencia.
En este punto, el sistema es más fuerza bruta que cerebro, ahora estamos trabajando en que el robot sea capaz de engañar al oponente, hacer circular la pelota, y realizar mejores predicciones de lo que hace el oponente. Christophe Salzmann.
Posiblemente no es la primera vez que ves un robot jugar al futbolín, pero aquí hay un trabajo importante en la evolución de los motores industriales - parecidos a los que fabrican un coche - para ganar en agilidad y potencia.
Pueden conseguir movimientos más rápidos que un humano, generando una aceleración de 9g, moviéndose con una precisión de un milímetro.
Los estudiantes que trabajan alrededor del proyecto proyectan mejoras relacionadas con la inteligencia artificial, de hecho ya se ha instalado un sistema láser que detecta la posición de las manos de los oponentes, para intentar adelantarse y preparar una estrategia acorde.
Otro camino interesante por abrir es el de las competiciones entre robots, sin que haya de por medio giros de muñeca humanos.
Más información | EPFL
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