Todos alguna vez hemos escuchado de algún caso, o nos han contado, de alguien que se lleva "por error" las toallas de los hoteles, algo que incluso algunas personas lo toman como un pasatiempo, pero que no es tan divertido para los hoteles, quienes cada mes reportan entre el 10 y el 20% de reducciones en el inventario de "ropa de habitación", es decir, toallas, sabanas, batas y almohadas.
En 2010, una compañía con sede en Miami empezó a experimentar con etiquetas equipadas son chips RFID, lo que permite rastrear estos artículos y saber cuando están por salir del hotel sin autorización. Esto que comenzó como un proyecto, al día del hoy ha sido adoptado por una gran cantidad de compañías, las cuales se dedican a la fabricación de estas etiquetas, porque cada vez hay más hoteles interesados en adoptar esta tecnología.
Evitar robos y tener un mejor control... pero con algunos problemas
Estos chips llevan un recubrimiento especial y se bordan a las etiquetas de la ropa de habitación, por lo que es prácticamente imperceptible para el usuario, algunos hoteles han optado por mencionar en la etiqueta que ésta posee un chip RFID, para así evitar escenas (con carga de humillación implícita), ya que cuando el chip detecta que está saliendo de las instalaciones de un hotel, se dispara una alarma sonora que da aviso a los equipos de seguridad, algo que por supuesto nadie quiere enfrentar.
La inversión que tiene que llevar a cabo un hotel por adoptar este tecnología no es nada barata, ya que dependiendo del tamaño puede arrancar desde los 500 mil dólares, hasta los 2 millones, ya que no se trata sólo de los chips, sino que se necesita toda una infraestructura que dé seguimiento en tiempo real. Cada etiqueta soporta hasta 300 ciclos de lavado, su adopción ha representado una importante disminución en el robo de estos artículos, donde además, también sirven para tener un control en los inventarios del hotel.
Pero a veces la adopción e implementación de tecnología puede traer otro tipo de riesgos y factores que no se tenían contemplados en un inicio, ya que hace unos días, Jerry Gamblin detectó algo curioso cuando se percató que una de las toallas del hotel donde se hospedó contaba con un chip RFID.
Durante la pasada conferencia de la RSA en los Estados Unidos, los asistentes portaban acreditaciones equipadas con chips RFID, por lo que Jerry decidió escanaer los chips, tanto de su acreditación como el de la toalla, con la ayuda de un lector Proxmark3, para descubrir que ambos chips llevaban el mismo código de identificación, e incluso el chip de la toalla estaba "abierto" y se permitía reescribir el código para asignarle una nueva identidad.
Con esto, Jerry está demostrando dos cosas, en primer lugar, que los hoteles confían aspectos de su seguridad a compañías que no tienen la mínima intención de preocuparse por ello; y en segundo lugar, que es posible entrar con una toalla de hotel a una conferencia de seguridad.
Vía | Jerry Gamblin En Xataka | Estas etiquetas RFID permiten a los ciclistas daneses poner el semáforo en verde
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