La gente sigue escribiendo mucho en su móvil, pero cada vez habla más. No por teléfono, cuidado: lo que está convirtiéndose en la norma es mandar mensajes de voz. Lo confirman los últimos datos de WhatsApp, que está apostando fuerte por esta característica y acaba de renovar su aplicación móvil para impulsar este tipo de escenario. ¿La idea? Grabar más mensajes, y escribir (un poco) menos.
7.000 millones de mensajes de voz al día. La cifra es difícil de entender, pero ahí está. Los responsables de WhatsApp confirmaron que sus 2.000 millones de usuarios se envían esa gigantesca cantidad de mensajes de voz cada día a través de la aplicación, algo que deja claro lo mucho que usamos esta característica.
Ojo, porque eso sigue siendo una fracción de lo mucho, muchísimo, que usamos los mensajes de texto. Se mandaban 100.000 millones al día en WhatsApp hace más dos años. Ahora probablemente sean más.
Amados y odiados a partes iguales. Los mensajes de voz tienen ventajas claras: transmiten mejor las emociones y ahorran tiempo a quien los graba. En cierto modo "dan el poder" a quien los graba. También plantean desventajas, porque quien los envía puede "enrollarse" y hacer perder tiempo al receptor. Además, no se puede buscar algo que dijimos en un mensaje de voz.
La polémica viene de lejos y cuando estos mensajes comenzaron a ganar popularidad hubo quien pidió que por favor no le enviaran mensajes de voz hasta que estuviera muerto. Las reglas de etiqueta digital estaban cambiando, y los mensajes de voz polarizaban y polarizan: o los amas, o los odias.
WhatsApp quiere que los mandemos. La aplicación de mensajería lleva años ofreciendo esa opción, pero ha sido en los últimos tiempos cuando ha hecho cambios importantes que han mejorado la experiencia de usuario. Muchos damos gracias todos los días a la empresa por incluir botones de reproducción rápida (1,5x, 2x) de estos mensajes, y ayer WhatsApp presentaba nuevas características para quienes los graban, que ahora podrán controlar esas grabaciones y pausarlas —para pensar un poco lo que decimos antes de decirlo—a la hora de enviarlas.
Llamar por teléfono es un 'acto de violencia'. Hay quien califica así a la tradicional llamada telefónica: interrumpen al receptor y obligan a una comunicación directa e inmediata que no da tiempo a pensar. Los mensajes de voz ofrecen las ventajas de las llamadas —decir lo que queremos— pero aumentadas.
El interlocutor no nos puede interrumpir, y le damos tiempo para que se lo piense y responda como quiera. Se conserva ese formato íntimo de la voz, pero sin la presión de tener que enlazar con la conversación de forma inmediata.
Mi móvil ya no suena. Los que tienen entre 16 y 24 años podrían considerarse miembros de la llamada 'Generación muteada', esa que opina que las llamadas ya no importan. Han silenciado sus tonos de llamada —basta que vibren— y son responsables de cómo la descarga de esos tonos se haya visto reducida notablemente en apenas cuatro años según Sensor Tower.
No te enrolles, Charles Boyer. Pero claro, el auge de este tipo de comunicación está haciendo que muchos la utilicen de forma casi dictatorial: como nadie te interrumpe, puedes enrollarte tanto como quieras. Es normal recibir mensajes de varios minutos de duración, y eso hace que al final estos mensajes puedan convertirse en algo que interrumpe como una llamada, pero de otra forma.
La solución la tiene J Balvin, el rapero colombiano que ya dio un consejo práctico para las notas de voz hace unos años. "Vamos a decirle a los amigos que las notas de voz son 5 segundos... 10 máximo. Si no, llamen. Más fácil. Llamen".
Imagen | Andrea Piacquadio
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