El singular archipiélago Svalbard se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los sitios de moda en el ámbito de la ciencia y la tecnología. Allí es donde se sitúa el singular Global Seed Vault que protege millones de semillas de la desaparición, pero ahora también habrá allí un lugar muy especial para proteger el código fuente de miles de proyectos Open Source que hasta ahora residían en los servidores de GitHub.
Ese código se almacenará en formato físico en un tipo de película muy especial que permitirá salvaguardar esos datos durante los próximos mil años. Un refugio llamado Artic Code Vault para el código fuente de proyectos como Linux que permitirá salvarlo de desastres naturales o de ciberataques.
Un refugio que antes fue mina de carbón
El fantástico reportaje y el vídeo documental realizado por Bloomberg nos cuenta ese nuevo y singular proyecto de GitHub y de su CEO, Nat Friedman, que viajó a Svalbard para depositar la primera de las bobinas con esa película (protegidas por una envoltura de plástico) en este nuevo refugio.
El lugar elegido es una vieja mina de carbón que se cerró hace años y que desde luego no tiene el encanto de ese refugio que se creó para el almacén de semillas. La mina sigue tal y como se dejó, y de hecho para acceder a ella es necesario cierto equipamiento que sobre todo se centra en instrumentos para comprobar los niveles de metano que pueden provocar intoxicaciones fatales.
Ese lugar no tiene un diseño ni una construcción especial: es un simple contenendor situado en el interior de la mina tras una puerta normal y corriente. No hay aquí una visión futurista o espectacular del refugio, y en GitHub se han centrado en lo esencial: que la información que quieren proteger esté a salvo. Y una mina abandonada bajo una montaña en un lugar con temperaturas máximas medias que rara vez superan los 5 grados y con unas mínimas medias que llegan a los 20 °C bajo cero parece bastante segura.
Nada de Blu-ray o pendrives
Para almacenar esa información no se han usado sistemas de almacenamiento tradicionales: los servidores, las unidades flash de almacenamiento, los discos duros o los discos ópticos (DVDs, Blu-ray) no garantizan la durabilidad suficiente.
En lugar de eso en GitHub han hecho uso de unas bobinas con una película muy especial en la cual está impreso el código fuente de esos proyectos que se quieren proteger. La película, similar al microfilm, permite que los datos sean recopilados fácilmente por un ordenador, pero también es posible recuperarla con una lupa si es necesario.
El fabricante de esa película es la empresa noruega Piql AS, que utiliza rollos de película súper resistente protegida con una capa de óxido de hierro. Teóricamente ese material permite protegerla al menos 750 años en condiciones normales y hasta 2.000 en una cueva con bajos niveles de oxígeno, temperaturas bajas y ambiente seco como el que precisamente proporciona la localización elegida.
Cada una de estas bobinas es capaz de albergar 120 GB de datos, y en esa primera bobina almacenada por Nat Friedman estaba por ejemplo el código de los sistemas operativos Android y Linux y de otros 6.000 proyectos Open Source de primer nivel.
En realidad la singular tecnología de Piql AS ya lleva tiempo usándose por parte de otros organismos que han querido también salvaguardar información en este mismo emplazamiento. Ese contenedor no solo contendrá 240 TB con el código fuente de miles de proyectos Open Source, sino que también ha sido usado ya por agencias gubernamentales de Brasil, productoras de películas italianas e incluso por el Vaticano. Todas son parte del llamado Artic World Archive.
En todos los casos, esos datos logran estar así protegidos frente a hackers, a terroristas, a ataques con pulsos electromagnéticos o a otro tipo de desastres que puedan acabar haciendo inaccesible esa información y supongan una pérdida notable.
Friedman sufrió en sus propias carnes algo muy parecido durante la grabación del reportaje: mientras él estaba en Svalbard almacenando esa primera bobina, su casa de San Francisco quedaba devastada por los recientes incendios masivos en la región de Sonoma, California.
Como explicaba el propio Friedman, "la mayoría del tiempo, cuando desarrollas un producto lo haces con la esperanza de que un montón de gente lo use constantemente, y este es probablemente un ejemplo de un producto que estamos desarrollando y básicamente esperamos que nunca tenga que usarse".
Hay una desventaja clara en este caso, claro: el código fuente no para de evolucionar y cambiar, lo que significa que la versión almacenada en estas bobinas es tan solo eso, una versión que en unos años podría quedarse obsoleta. Y aún así, es un punto de partida fantástico que sin duda puede irse actualizando con nuevas bobinas que sustituyan a las viejas cada cierto tiempo.
Lo importante, como decía el CEO de GitHub, es que no tengamos que usar ese recurso. Lo contrario significará que ha pasado algo realmente malo.
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