1 de agosto de 2019, 18:48 horas. Con una producción hollywoodense mediante, Tyler “Ninja” Blevins anuncia a través de sus redes sociales su marcha a Mixer, la plataforma de streaming de Microsoft, en detrimento de Twitch, la plataforma de Amazon. Se escriben decenas de artículos sobre el tema, y se especula con cifras desorbitadas, incluso por encima de los cinco ceros. Que nadie se extrañe, en la CNBC, Ninja explicó que había ganado 500.000 dólares en un mes, y en CNN que en 2018 ingresó casi 10 millones de dólares gracias a su trabajo como streamer.
Los números concretos de su fichaje por la competencia son imposibles de comprobar, pero sí hay algo objetivamente contrastable: en aquél momento, Twitch acababa de perder a su creador de contenido más importante, por lo menos en cuanto a número de seguidores se refiere. Ninja, antiguo jugador profesional de Halo 3, acumulaba en el momento de su marcha más de 14 millones de aficionados en la plataforma de Amazon. El mayor fichaje de la historia del streaming había ocurrido sin que nadie se lo esperase.
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— Ninja (@Ninja) August 1, 2019
Después de este se han sucedido muchos otros, de renombre internacional, como Shroud y CouRage; pero también dentro de España. Algunos de los mayores exponentes nacionales han hecho las maletas y han cambiado su plataforma por la de la competencia. Lolito Fernandez, el streamer más importante de Twitch España, hasta la llegada de ElRubius, anunció su salida con dirección Facebook Gaming. Una pérdida menos dolorosa para la plataforma de Amazon gracias a la contratación, apenas días antes, de otra de la otra gran estrella del Fortnite español, David “Grefg” Cánovas.
Para poder entender la magnitud del mercado actual en su contexto hace falta remontarse un lustro atrás, cuando era del todo impensable. En 2014, Amazon vio una oportunidad de mercado inédita para ellos en la que expandirse. La compañía de Jeff Bezos desembolsó 970 millones de dólares para adquirir Twitch por encima de Google, una página que entonces contaba con 50 millones de visitantes únicos al mes. En datos de 2019, la plataforma morada reúne ya a 15 millones de espectadores al día.
Un paso histórico a coste cero
La entrada de la multinacional revolucionó las plataformas de streaming y dotó a los creadores de contenido de una fuente de ingresos extra para muchos de ellos. La integración de Twitch Prime dentro de Amazon Prime sin coste adicional permitió a muchos espectadores dar dinero de forma gratuita, un dinero que procedía de la propia suscripción de Amazon.
Todas las plataformas de streaming cuentan con un sistema con el que apoyar a sus creadores, en el caso de Twitch se denominan suscripciones, pero la terminología varía en cada una de ellas. Sin embargo, el principio es el mismo: pagar una cantidad determinada de la que el creador de contenido se lleva un porcentaje, mientras que otra parte va para la plataforma.
La clave de Twitch Prime residía sobre todo en la posibilidad, sin recargo extra y como parte integral de Amazon Prime, de dotar con una suscripción a creadores de contenido. Una suscripción de Twitch cuesta 4’99 euros (no tiene nada que ver con la de Youtube) y de esa cantidad el streamer se lleva una parte que normalmente oscila entre el 50 y el 70 por ciento, dependiendo de su contrato con la plataforma. El usuario obtiene diversas ventajas: desde emoticonos concretos o un distintivo que lo resalta como suscriptor, hasta la posibilidad de comentar en un chat únicamente disponible para aquellos que pagan.
Twitch Prime permitió, principalmente, dos cosas: una alternativa económica aparte de Youtube, y que el espectador fuera desarrollando una relación cada vez más íntima con el creador de contenido. Muchos comenzaron a compaginar ambas plataformas y arrastraron espectadores a Twitch desde Youtube, unos que ahora podían apoyar de forma gratuita a sus streamers favoritos, Amazon Prime mediante.
La cultura de Twitch Prime fue evolucionando con el paso de los años y muchos consumidores comenzaron a pagar de su bolsillo por las suscripciones
Los espectadores pasaban cada vez más horas con sus creadores preferidos, y, a su vez, se sumaban nuevos streamers. La cultura de Twitch Prime fue evolucionando con el paso de los años y muchos consumidores, ya cómodos en la plataforma de directos, comenzaron a pagar de su bolsillo por las suscripciones para poder apoyar a todos esos streamers con los que había estado pasando tantas horas delante del televisor. Aunque siguen siendo minoritarias, claro.
El modelo seguía creciendo y Twitch comenzó a ofrecer suscripciones aún más altas, de 9'99 y 24'99 dólares, de las que podían sacar aún más ingresos, destinadas a aquellos espectadores que querían apoyar fervientemente a los creadores. El número de suscriptores, tanto vía Twitch Prime como de pago, se ha guardado con escrupuloso recelo. Sin embargo, hay algo notable que no se le escapa a nadie, en cinco años el valor de la plataforma de Amazon casi se ha cuadriplicado y actualmente está valorada en cerca de 3.500 millones de dólares, según datos de Worth of web.
Mercado al mejor postor
Con todos los elementos claves ya establecidos: una plataforma solvente, un público entregado y unos creadores de contenido cada vez más abundantes, lo que derivó en una competitividad feroz, el mercado explotó dando lugar a un nuevo escenario en el que hacer negocio era posible y muy tentador.
Ni Youtube, ni Facebook, ni Microsoft desoyeron la llamada y lanzaron sus propias iniciativas para hacerse con un trozo del pastel. Pero no fueron las únicas, la lista de plataformas hoy olvidadas es larga: DLive, Azubu, Hitbox, Smashcast... muchas de ellas llegaron a tener una posición notable, hasta que las grandes se impusieron por fuerza bruta en Occidente.
La firma de Ninja por Mixer abrió la veda en un mercado en el que hasta la fecha no se habían producido grandes movimientos, o por lo menos en el que ningún creador había puesto tan cara su valía. No es baladí, Ninja contaba con una auténtica legión de seguidores, más de 14 millones, que Microsoft confiaba en movilizar hacia Mixer, su plataforma de streaming. Además, el efecto llamada de la mayor estrella de Twitch provocó que muchos otros creadores de contenido más pequeños cambiasen a Mixer en busca de un nuevo comienzo.
Con el paso de los meses, la salida de Ninja de Twitch ha sido más perjudicial para él que para la plataforma de Amazon, absoluta reina del mercado actual. Sin embargo, desde las oficinas de Microsoft no han cejado en su empeño y el 24 de octubre anunciaron un nuevo fichaje, casi igual de rutilante. “Mismo Shroud. Nuevo Hogar”, explicó en redes sociales Michael Grzesiek, un polivalente jugador de videojuegos que había acumulado 7 millones de seguidores en Twitch antes de hacer las maletas.
En España, ese mismo día Lolito Fernandez emprendió su propio camino, en esta ocasión con dirección a Facebook. Una pérdida más de Twitch que había amortiguado de antemano gracias al fichaje de Grefg, otra de las grandes estrellas españolas. ElRubius, por su lado, no ha dejado nunca oficialmente la plataforma morada, pero es una figura que reune cada vez que inicia un directo a más de 10.000 personas sin esfuerzo.
Números sin cuartel
Cogiendo los datos ofrecidos por Newzoo y Streamlabs, especializados en la industria, la victoria tiene un solo nombre: Twitch. La plataforma de Amazon apabulla con sus números a sus rivales más directos: más de 2550 millones de horas vistas en el tercer cuarto de 2019, tres veces más que Youtube Gaming Live (676 millones) y 28 veces más que Mixer (90 millones).
Según este estudio, proporcionalmente, Youtube Gaming Live produce menos contenido pero se ve más que en Twitch. A pesar de los innumerables problemas de la plataforma de Google, en España cuenta con algunos creadores que siguen emitiendo en ella: Willyrex o Vegetta777, dos de los más importantes youtubers españoles se mantienen fieles a la entidad roja.
Pero el peor parado, sin lugar a dudas, es Mixer con 30,2 millones de horas emitidas triplica a Youtube Gaming Live, pero su contenido es visto por muchas menos personas
Pero el peor parado, sin lugar a dudas, es Mixer con 30,2 millones de horas emitidas triplica a Youtube Gaming Live, pero su contenido es visto por muchas menos personas. La apuesta por el streaming por parte de Microsoft lleva varios años en pie, fue una de las primera en ofrecer contratos cuantiosos a los creadores de contenido, y figuras como Grefg se decantaron por ellos al principio. Redoblaron su apuesta con Ninja, pero eso no se ha traducido en una mejoría sustancial de los números, más allá del impacto inicial.
A pesar de todo, el mercado de fichajes de streamers es la consecuencia de una pelea sin cuartel entre varias de las multinacionales más grandes del mundo. Ninguna puede eliminar a las demás, aunque desde luego Twitch cuenta con la ventaja de haber sido una de las pioneras y ser la casa conocida para millones de espectadores. El lugar en el que ya están acomodados, una ventaja quizás insalvable. Pero enfrente se halla Facebook, Youtube y Microsoft pugnando por cada creador, y en Amazon han tenido que responder a las tentativas de sus rivales.
El poder de los creadores de contenido es grande, enorme, de hecho, pero lo es gracias a sus espectadores, al menos en parte. Es en los usuarios detrás de esos números, donde radica el verdadero éxito de cada uno de ellos, lo que ha propiciado esta vorágine de cifras rimbombantes. Sin embargo, es mérito del creador el conseguir que miles, o decenas de miles de personas, te sigan durante horas en una pantalla. Más todavía si ello implica una mudanza inesperada.
De la magia del directo al éxito
Una parte integral del éxito de Youtube fue la sustitución de los programas de televisión por ese contenido seleccionado bajo demanda. La idea de los directos funcionaba de la misma forma: saber que a las seis de la tarde, o a la hora que fuese, iba a haber una cara conocida con la que pasar un rato.
A diferencia de Youtube, la barrera con el creador no era tan grande: no se trataba de un vídeo hablando sobre su vida, o un gameplay, si no una persona real con la que poder interactuar de forma activa. Además, el fan siempre podía revisionar el directo en otro momento en caso de no haber podido acudir una hora en concreto. Dos conceptos bien avenidos.
Quizás, la carta mejor guardada de Twitch fue el promover y alentar los streamings en los que simplemente el creador se sentaba y charlaba con su audiencia. Los antiguamente conocidos como IRL (In Real Life) albergaron auténticos fenómenos que se cimentaron incluso en torno a sus propias comidas o cenas. La posibilidad de ver sin cortes a alguien haciendo algo era, y ha sido siempre, una de las claves del fenómeno en directo. Algo que la televisión ha explotado en innumerables ocasiones con decenas de Reality Shows.
El auge y popularidad de las retransmisiones en directo dentro del público de Youtube, núcleo fundamental del que ahora también habita los directos, radicaba en poder contemplar a una persona expresarse sin la posibilidad de borrar y volver a empezar. Como decíamos, una de las claves de muchos youtubers fue el establecer una rutina para los espectadores, el saber que cada día, o cada cierto tiempo determinado, iba a haber un vídeo esperándoles.
El directo es la esencia de eso mismo sin la magia de la edición: el carisma por encima de todo. El jugador antaño perfecto ya no puede mostrar sus gameplays sin mácula y el espectador, acostumbrado a eso, es capaz de ver una versión más honesta de todo ello y valorarlo porque conoce la dificultad de ser muy bueno. Una conversación, o un debate con tus espectadores, puede derivar en una metafísica espontánea y terminar siendo una saga de vídeos con millones de visualizaciones y miles de espectadores en directo.
Detrás de cada vídeo de Youtube puede haber decenas de horas de trabajo, un directo de dos horas son 120 minutos de vídeo que, mejor o peor, el aficionado a ese creador de contenido puede ver o simplemente poner de fondo para que le haga compañía. No todo es tan sencillo, se necesita carisma, ese algo dificil de explicar que provoca en el espectador una simpatía, o quizás una cercanía, que le magnetiza al creador.
El directo se adapta a la perfección tanto a las necesidades del usuario como a las del propio streamer, aunque haya casos preocupantes como las 3.800 horas de directo que realizó Ninja en 2018. Una media de más de 10 horas al día durante 365 días. No es de extrañar que al final muchos usuarios quieran apoyarle económicamente después de haber podido desarrollar un vínculo tan estrecho con él.
Los 500.000 dólares que ganó Ninja en un solo mes no es solo una cifra rimbombante más, ahora todo eso está blindado de otra forma más espaciada en Mixer, bajo el manto de Microsoft. La misteriosa atracción de lo desconocido puede resultar tentadora, casi tanto como la oferta con la que se te tienen que presentar para arriesgar la comodidad de un hogar que fue capital para conseguir 10 millones de dólares en ingresos durante 2018.
Una vez superado el impacto de las primeras cifras, lo verdaderamente sorprendente es que el fichaje de Ninja, o cualquier otra gran estrella, haya tardado tanto en llegar. La industria lleva un par de años en auge absoluto y un infame político lo definió muy bien una vez: “Es el mercado, amigo”, y uno de muchos millones.
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