"A casi toda gente con la que trabajé la vi llorar en su mesa". "Si eres un buen Amazonian, te conviertes en un Amabot". "He visto a gente prácticamente combustionar". "Aprendes a sacrificar diplomáticamente a alguien por tu beneficio". Éstas son algunas de las expresiones que el diario The New York Times recopilaba este fin de semana en un extenso artículo sobre cómo es trabajar en Amazon hoy en día, después de hablar con más de 100 empleados y ex-empleados, según relataban sus autores.
Lo cierto es que, mientras te imaginas el ambiente de trabajo moderno y cordial (aunque haya excepciones, claro) que puede vivirse en sitios 2.0 como Google, Facebook o incluso hasta Microsoft, Amazon nunca ha sido especialmente popular por el trato que da a sus trabajadores, llegando a sufrir investigaciones en los almacenes de varios países. Sin embargo, el artículo del Times deja patente cómo los problemas no los viven únicamente los empleados de a pie, sino también los desarrolladores, ejecutivos y otros trabajadores que están en las oficinas de la compañía.
Tu trabajo por delante aunque haya que pisotear a otros
De todas las expresiones que mencionaba al principio, me quedo con una: "Aprendes a sacrificar diplomáticamente a alguien por tu beneficio" (en el original utilizan la expresión "throw under the bus"). Puede que en tu actual trabajo, y si no te ha quedado más remedio, alguna vez hayas tenido que hablar con el jefe para alertarle de algún problema con el trabajo de otro empleado, pero en Amazon existe una herramienta que potencia precisamente la llegada de este tipo de críticas: Anytime Feedback Tool.
En una filosofía de trabajo como la de Amazon, donde se evalúa al detalle a cada trabajador y los más bajos de la clasificación son directamente despedidos, que alguien te puntúe positiva o negativamente puede tener una gran influencia en tu futuro. La herramienta, según denuncia una antigua empleada, se utilizaba de forma inadecuada, con grupos de trabajadores aliándose para enviar feedback negativo sobre otros que, en ningún momento, puede defenderse de las acusaciones.
La rivalidad encarnizada no termina ahí: cuando llega la hora de la evaluación anual, a la que en el artículo original se refieren como una especie de "torneo", debes ir preparado para defenderte de todo tipo de acusaciones y para poner en duda el trabajo de los miembros de otros equipos distintos al tuyo. ¿La idea? Buscar cabezas de turco en otras divisiones o incluso en los empleados más débiles de la tuya propia con el fin de que los expulsados no sean tus compañeros más valiosos... o tú mismo.
Al final, y en este sistema de meritocracia instaurado por Bezos, todo se reduce a evaluaciones y objetivos. Las primeras, además de ser proporcionadas por tus compañeros y competidores en el trabajo, se hacen gracias a un sistema que mide y cuantifica absolutamente todo lo que trabajas... o lo que dejas de trabajar (no olvidemos que hablamos de Amazon). "La compañía ejecuta un algoritmo de mejora de rendimiento continuo en sus empleados", según explicaba una antigua trabajadora de la división del Kindle. Y, si no estás entre los primeros, lo tienes crudo para seguir allí.
Trabajar, trabajar y trabajar
"Consigue resultados" es el punto 14 de los los Principios de Liderazgo de Amazon, toda una declaración de intenciones que, para muchos Amazonians (así se conoce a los que trabajan en Amazon) se han convertido en toda una Biblia. Para lograrlo tienes que trabajar duro y lo más probable es que tu jornada diaria no sea suficiente. Por eso, y según algunos antiguos empleados de Amazon entrevistados, era habitual que las jornadas de trabajo sean de 80 horas semanales. ¿Trabajar de noche respondiendo a los correos casi al instante, los fines de semana o incluso en vacaciones? Al parecer no es algo inusual, según estas quejas.
El problema es que, si no pasas por el aro, enseguida te ven como un lastre que está ralentizando al equipo. En el reportaje se mencionan varios casos de gente que, por problemas ajenos al trabajo (enfermedades, abortos, etc.), han pasado una mala época y no han podido cumplir con ese desempeño continuo que se les exigía. Los supervisores no sólo no ayudaron ni se mostraron flexibilidad en estos casos, sino que directamente penalizaron a los trabajadores afectados con evaluaciones negativas porque no estaban cumpliendo las expectativas de la cultura del trabajo constante.
"Cuando no puedes dar todo lo que tienes, 80 horas a la semana, ellos lo ven como una importante debilidad", explicaba una antigua empleada. Por aquella época su padre había sido diagnosticado con cáncer y ella tuvo que dejar de trabajar por las noches y los fines de semana. Su jefe, en cambio, evitó que le trasladaran a otra división más tranquila y se limitó a decir que la trabajadora era "un problema". Todo esto termina "quemando" a algunos empleados y por eso es habitual que haya mucha rotación en los puestos (y, según dice el reportaje, genera muchas consultas a los abogados especializados en temas laborales de Seattle).
Bezos y otros Amazonians lo niegan...
Hasta aquí lo que dice The New York Times en su extenso reportaje (recomiendo su lectura para ver los ejemplos concretos que mencionan) que, como podrás ver, no deja muy bien parado a Amazon como lugar de trabajo. Nick Ciubotauriu, uno de los ejecutivos de la empresa, no tardaba en reaccionar y publicaba una carta en la que criticaba el artículo y acusaba al medio de ser parcial.
Durante su post, va comentando uno a uno cada una de las acusaciones publicadas en el New York Times y cuenta su experiencia tras 18 meses trabajando para Jeff Bezos: él nunca ha trabajado en fines de semana, la herramienta de enviar feedback está diseñada para evitar precisamente los "sabojates" de unos empleados a otros y citaba a un importante ejecutivo: "Amazon solía "quemar" a la gente. Así ya no es como hacemos las cosas [...]. Y, si estás quemando a la gente con trabajo extra, no lo estás haciendo bien y debes corregir tu curso, o no necesitas estar aquí". Ah, y precisa que tampoco ha visto a nadie llorar.
El propio Jeff Bezos no tardó en pronunciarse a través de un comunicado interno en el que niega ese nivel de exigencia en el trabajo y dice que él mismo no estaría en una empresa así. "El artículo no describe a la Amazon que yo conozco o a los solidarios Amazonians con los que trabajo cada día", explica, aunque solicita que, si alguien ha vivido comportamientos como los allí contados, los reporte directamente a él por email. "Nuestra tolerancia a esa falta de empatía tiene que ser cero".
Aunque hace referencia a las declaraciones de sus actuales y antiguos trabajadores (las llama "anécdotas aisladas"), dice que el artículo "va más allá" acusándole de intentar que parezca "un entorno de trabajo sin alma y distópico donde nadie se divierte y nadie se ríe".
No es la primera vez que Amazon recibe críticas
A nada que sigas la prensa tecnológica, durante los últimos años han surgido numerosos artículos y críticas contra Amazon por su política de trabajo en algunos de sus almacenes. En 2011, antiguos empleados de la compañía denunciaban en público que las condiciones de las instalaciones eran inhumanas en verano, sin aire acondicionado. Incluso mencionaban cómo tenían médicos y ambulancias esperando a la puerta, listas para tratar a los trabajadores durante las olas de calor. Al final, y tras la polémica, mejoraron sus sistemas de aire acondicionado. "Ser un sin techo es mejor que trabajar para Amazon", decía otra antigua trabajadora de un centro logístico.
En 2013 fue muy sonado un reportaje de la BBC en el que uno de sus recién contratados grababa de incógnito cómo se operaba en el almacén de Amazon en Swansea, en el que cada trabajador caminaba cada día de media 18 kilómetros y se le exigía que despachara cada pedido en 33 segundos de máximo. "Somos máquinas, somos robots", decía el autor de la grabación. Las críticas e investigaciones no tardaron en llegar.
En el centro de Europa también tuvieron problemas después de que otro documental mostrara cómo se trataba a los trabajadores temporales que venían de otros países para trabajar en un centro logístico alemán: dormían en barracones, trabajaban 15 días seguidos y estaban vigilados por una empresa de seguridad que no tenía problemas para entrar a las habitaciones y hacer registros cuando les venía en gana. Unos días después de su emisión, Amazon despedía a dichos vigilantes.
Sin embargo, la historia del New York Times se centra en el ámbito administrativo, de oficina. No es la primera vez que se leen críticas e historias de terror de algunos empleados, pero sí es el primer reportaje que se centra con tanto detalle en cómo funciona Amazon por dentro a nivel corporativo. El diario cierra con una frase que Amazon ha hecho suya y que no tiene problemas en repetir una y otra vez en sus vídeos para captar empleados: "O encajas aquí o no. O lo adoras o no. No hay término medio".
En Xataka | Amazon, un gigante con luces y sombras
Imagen | Mike Seyfang
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