Si has leído el cómic 'The Boys' (este spin-off se inspira levísimamente en uno de sus arcos argumentales de 2009) o has seguido la serie original de Prime Video y sus tres gloriosas temporadas (hay quien dice que la tercera flojeaba, pero por aquí nos pareció incluso superior a la segunda), puedes pensar que a estas alturas nada puede sorprenderte. Y aún así, 'Gen V' lo consigue: ya en el primer capítulo, hay una escena de intimidad adolescente en la que te sorprenderás pensando "Realmente, NUNCA había visto algo así".
El impacto constante no tiene por qué ser un valor en sí mismo, pero 'The Boys' consiguió que la ultraviolencia y la sátira salvaje tuvieran un sentido muy jugoso cuando Patriota se convirtió, en la mencionada tercera temporada, en una ametralladora de dardos dirigidos a Donald Trump. 'Gen V' parece buscar un tono y un estilo propios, pero siguiendo las directrices de parodia superheroica gamberra que ya instituyó la serie madre.
De momento, lo que tenemos es una serie que usa el concepto de los superhéroes (moralmente dudoso ya de partida, como dejaba claro el cómic original de Garth Ennis desde su mismísimo primer número) para radiografiar todos los estratos de la sociedad: de los ricos y poderosos, y entendamos aquí "poderosos" en sentido literal, a las clases más humildes, que no tienen problema en renunciar a cualquier cosa (lo que incluye sus principios) para ascender es la escalera social.
'Gen V' es muy consciente de que ella misma está cayendo en el pecado que denuncia 'The Boys' desde que nos presentó aquella versión perversa y despiadada de la Liga de la Justicia que eran Los Siete: la de convertir una fantasía de poder en una franquicia propagandística camuflada de entretenimiento. Con 'Gen V', la saga 'The Boys' lleva a sus espaldas no solo una serie de cómics que duró varios años y con numerosas cabeceras derivadas, sino una serie con tres temporadas, una antología animada y ahora, otro spin-off... y todo ello en la más incómoda de las plataformas para denunciar el monopolio cultural, Prime Video.
La píldora que os dan pasará mejor
Sin embargo, 'Gen-V' se las arregla para, a pesar de todo, seguir siendo venenosa. Posiblemente, el secreto está en que esta vez nuestra protagonista (una estupenda Jaz Sinclair, a la que ya vimos en 'Sabrina' para Netflix) es mucho más cercana (aunque por el camino se deje el arrollador carisma de los Chicos de la serie original): es una metahumana que llega a una universidad para superhéroes de muy alta alcurnia. Allí intentará integrarse, aunque la peligrosidad de los alumnos la conducirá a un entorno muy distinto del que imaginaba.
De nuevo tenemos una feroz crítica a las corporaciones, cada vez más rabiosa, una vez que la serie principal ha desvelado el secreto del origen de los superhéroes: sus poderes no son naturales, sino fruto de un compuesto químico que padres ambiciosos inyectan a sus hijos. En toda esta primera temporada se percibe un saludable y bilioso hilo conductor que nos habla de herencias (literales y de las otras), de lucha de clases y de empresas demoniacas camufladas de servicio público.
Es cierto que a veces 'Gen V' se vuelve demasiado explícita y obvia en su crítica, como sucede con la existencia de El Bosque, la subtrama de villanos que se esconde tras las paredes de la escuela, pero es parte del juego. Entre impactos visuales como apisonadoras, chistes verdes y todo tipo de excesos, 'Gen V' es saludablemente descarada. Cada vez más lejos de Marvel y DC, no solo en el enfoque brutal, sino en la sensatez con la que usa el icono mainstream por excelencia de nuestra era para ametrallarnos con mensajes incómodos.
Cabecera: Prime Video
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