Riddick, interpretado por Vin Diesel, es un antihéroe peculiarísimo del género de las últimas décadas. Nacido en la fantástica 'Pitch Black', donde su visión nocturna era lo único que permitía a un grupo de pilotos espaciales sobrevivir en un planeta hostil, ha protagonizado tres películas (una cuarta está dando tumbos en preproducción desde hace más de una década), una curiosa película de animación y un par de videojuegos muy notables, entre otros productos de menor importancia.
De las tres películas, la más ambiciosa y extraña de todas en 'Las crónicas de Riddick', una película que abandonaba el tono de terror espacial de 'Pitch Black' y que acaba de llegar a Netflix. En ella, Diesel retoma su personaje, pero lo introduce en una aventura espacial con intrigas en una corte galáctica, que hacen funcionar al letal asesino como una especie de divertido Conan futurista (algo que se acentuará aún más en la tercera película, 'Riddick').
Riddick viene del planeta Furya, donde habita una raza guerrera de humanos adaptados, y es uno de los últimos de los de su especie. En esta segunda película ha pasado los últimos cinco años tratando de huir de unos mercenarios. Llega así al planeta Helion, antaño una sociedad progresista y multicultural ahora controlada por un tirano que comanda el temible ejército de los Necromongers.
Pese al extraordinario despliegue de medios que la llevó a costar 120 millones de dólares, la película no funcionó tan bien como merecía y la franquicia se paralizó. La carrera de Vin Diesel se disparó en ese momento con 'Fast & Furious', pero esta película, con su extravagante diseño de producción y su insólita solemnidad, es una de las propuestas más singulares de la ciencia-ficción de principios de este siglo.
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