Tengo 64 años y soy streamer de League of Legends: "Yo lo que quiero es jugar bien, que la gente me vea por eso"

Tengo 64 años y soy streamer de League of Legends: "Yo lo que quiero es jugar bien, que la gente me vea por eso"

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Ana Ávila, madrileña y más conocida online como AbuelaVengadora, asume que tiene un perfil singular. No hay muchos streamers que nacieran en los años 50, y menos aún si basan sus emisiones en League of Legends. Pero ese juego es la pasión de Ana desde hace once años, y acabar en Twitch, una forma de rentabilizar las horas que le dedica.

La idea de emitir sus avances en League of Legends se la dio su hijo, de 41 años, porque ante todo, lo que le gusta a Ana no es exactamente emitir en Twitch, que también, sino sobre todo, el amor por el juego.

Rangos, no edades

Las emisiones empezaron justo antes de la pandemia. "Mis hijos me decían que juego demasiadas horas, y es cierto, jugaba bastante, pero siempre cumpliendo con mis obligaciones. Mis hijos ya no son pequeños —23, 29 y 41 años—, así que puedo hacer lo que quiera", cuenta a Xataka.

"Así que mi hijo me decía que podía convertirlo en algo de provecho si hacía stream al mismo tiempo. Así se veía como algo más orientado al trabajo", añade. Efectivamente, ahora no hay tantos reproches por tiempo dedicado. En alguna emisión incluso se ha visto cómo su marido le dejaba la cena en su setup.

Anav Ana durante uno de sus streams. Imagen: AbuelaVengadora.

"Mi hijo ya me avisó de que esto ocurriría: una señora tan mayor no es habitual, así que mucha gente vendría a verme. Y a veces vienen a verme como antiguamente iban al circo a ver a la mujer barbuda, y no lo digo despectivamente ni me ofende, pero me ven por ser una mujer mayor jugando a League of Legends. Yo no me veo como una señora de 64 años, yo lo que quiero es jugar a este juego, y jugar bien. Y que la gente venga y diga: 'qué bien juega'", nos explica.

Ana insiste en que ella está ahí por lo que le gusta League of Legends y porque quiere crecer como jugadora. Y frente a la cámara ha vivido tanto esa progresión, como el temido estancamiento, que a su vez ha acarreado el estancamiento en audiencia. "Ahora mismo estoy un poco en crisis existencial, le doy vueltas. Hubo un tiempo en que tenía más gente viéndome, pero ha bajado bastante, para todo el mundo y también para mí".

Así se refiere Ana al hecho de que Twitch llegó a su pico de usuarios durante la pandemia y una vez vuelta la normalidad, no ha logrado volver a crecer. Algo que ha notado en sus propias cifras de tráfico. Pero también hace autocrítica: "También es porque estoy jugando mal. Cuando jugaba muy bien, venía más gente. Cuando empecé estaba tan feliz en plata [uno de los rangos del juego], cuando llegué a oro el chat se llenó, recibí mucho dinero... Y a partir de ahí se crean las expectativas. Se espera demasiado de mí. O juego muy bien, o me como los mocos y no llego a nada". Cuando Ana llegó a oro consiguió cierta fama adicional en forma de reacciones por parte de otros creadores.

Sin 'tiltear'

Esto ha ayudado a que Ana haya buscado ayuda externa para seguir mejorando como jugadora: ha contratado los servicios de dos entrenadores especializados en League of Legends, y ha hecho un parón de dos semanas en las emisiones (que ha durado hasta el 29 de mayo), también para pensar sobre su futuro... aunque tiene claro que la vuelta a Twitch es inevitable. "No tengo muchos viewers, pero la gente que está me trata bien y me hace sentir muy a gusto".

Rentabilizar su amor por League of Legends le trajo más que una forma de evadirse

En directo, Ana suele contar con entre 60 y 90 espectadores, en promedio, pero en Twitch cuenta con más de 50.000 seguidores, y su canal de YouTube tiene casi 2.000 suscriptores. Sus clips en diferido tienen muchas más reproducciones que espectadores en directo. Sentirse bien con sus fieles y disfrutar del juego que le apasiona son dos de las tres patas que apuntalan el proyecto. La otra tiene que ver con lo que nos pasa por la cabeza en ciertos momentos.

"Con la pandemia, me quedé sin trabajo" —Ana trabajaba esculpiendo uñas—, "nos encerraron en casa y yo acababa de configurar el setup para Twitch. Y jugar a League of Legends hace que te concentres mucho, no te da para pensar en nada más. Ni bueno ni malo. Eso me hizo superar la pandemia".

Eso derivó en pequeños momentos de viralidad, como cuando publicó un clip en TikTok hablando de que su vía de escape mental a un momento complicado fueron los videojuegos. Generó 3.000 comentarios. "Me divertí muchísimo leyéndolos, había alguno jocoso, pero en general fue muy divertido".

En esta etapa, con el canal ya consolidado, toca pensar hacia dónde llevarlo. "No genero emoción", admite. "Así que la gente no me quiere ver jugar de forma normal. Sin tiltearme [gritando, insultando, frustrándose notoriamente por no concentrarse...]... Yo intento lo contrario: concentrarme. Así que para tener éxito necesito jugar muy muy bien. A lo mejor tengo que conformarme con lo que tengo, sin más expectativas. Me gustaría seguir creciendo y no lo he conseguido", nos cuenta con una honestidad poco habitual en un entorno así.

Un problema es que para crecer tendría ciertas vías que no quiere utilizar, y no tiene que ver con su edad, sino con su personalidad. "Hay gente que me dice que me fije en streamers que consiguen muchas views, que haga cosas como ellas. Yo respeto que cada uno haga lo que quiera, pero son cosas que yo no voy a hacer. Veo gente tóxica, o que sexualiza su contenido, grita e insulta, hace vulgaridades... Eso hace crecer por encima de lo normal al creador de contenido, pero yo me fijo en los creadores que tienen muchos espectadores y suscriptores, y juegan muy bien, sin necesidad de cotilleos, vulgarización ni sexualización".

Y añade que "tengo hijos, no me gusta avergonzarlos con ciertas actitudes, groserías... Tampoco me sale, no lo quiero para mí, quiero crecer en la vida de otra manera".

La pasión de Ana por los videojuegos empezó en la época del Space Invaders. "Yo iba a jugar a los billares, el pinball... Y cuando pusieron la primera arcade me enganché enseguida".

En 2012 quien le enganchó fue League of Legends. Y en cierta forma, ahora le engancha Twitch, porque pese a la crisis existencial, siente que necesita volver. "Si no me puedo ganar la vida con el stream, la vida proveerá. Aunque a veces el stream me frustre porque hay gente que viene a hacer daño, me entristece más estar lejos del stream. Intentaré mejorar mi juego, y ya".

En Xataka | Carles Tamayo, el veinteañero que desmonta estafas y sectas en YouTube e incluso se ha infiltrado en El Palmar de Troya.

Imagen destacada | AbuelaVengadora.

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