¿Puede un iPad convertirse en un portátil con el que trabajar normalmente? Esa es la promesa que Apple parece plantear más que nunca con los iPad Pro y sobre todo con el soporte de ratón y trackpad que ha llegado con iOS 13.4.
Ese soporte ha hecho que hasta un firme creyente en el portátil de toda la vida como yo quiera darle una oportunidad al iPad como equipo de trabajo. Esta es mi experiencia tras unas horas trabajando con el iPad, y también la de compañeros de Xataka y Applesfera que llevan literalmente años conviviendo con el iPad como alternativa o sustituto completo de sus portátiles.
El soporte de trackpad y ratón estaba cantado
La ‘macosificación’ de iOS lleva tiempo produciéndose. Apple ha ido trasladando poco a poco opciones de macOS y las ha llevado a iOS con un objetivo claro: darle más versatilidad a los iPhone, sí, pero sobre todo a los iPad.
Vimos el primer gran cambio con iOS 11, una versión de la plataforma móvil de Apple que integró por primera vez un Dock similar al de macOS, además de un explorador de ficheros que fue toda una sorpresa para propios y extraños.
El soporte multitarea también fue otro de los focos, aunque hace años (desde iOS 9, de hecho) que existe un modo de pantalla dividida totalmente funcional.
Esas mejoras han ido evolucionando y ya en 2019 pudimos ver cómo en iPadOSS 13 llegaba el soporte preliminar del trackpad y el ratón. Lo hacía como una opción de accesibilidad bastante limitada, pero aún así parecía perfilar un soporte total en un futuro no muy lejano.
Esa promesa se ha cumplido con el lanzamiento de iOS 13.4, una versión muy especial de la plataforma móvil de Apple porque por primera vez se soportan trackpads y ratones de forma mucho más amplia.
Ese soporte es notable porque adapta el eterno paradigma de ratón y teclado a un producto que originalmente no estaba pensado para dar soporte a este tipo de periféricos. El soporte de teclado llegó primero, pero ahora este nuevo impulso hace que el iPad pueda convertirse más que nunca en un equipo en el que la productividad puede llegar a nuevos niveles.
Eso es precisamente lo que queríamos comprobar. ¿Se puede convertir el iPad en un portátil funcional?
El iPad como portátil desde la perspectiva de un amante de los portátiles
Quien suscribe es defensor a ultranza del portátil. Probablemente porque toda mi vida he trabajado con ratón y teclado y porque desde sus inicios contemplé las tabletas (no solo los iPads) como dispositivos orientados fundamentalmente al consumo de contenidos, no a su producción.
Eso no impide que desde hace años contemple con curiosidad los intentos de diversas personas tanto en mi círculo como fuera de él, por convertir al iPad en su herramienta de trabajo. Las limitaciones de iOS (y ahora de iPadOS) eran claras para mí hace años en ese sentido, pero quienes hacían el cambio parecían convencidos de que esa transición era posible, al menos de forma parcial.
En casa tenemos un iPad (el modelo de 2018), así que ayer instalé la actualización a última hora y me dispuse a pasar unas horas trabajando con esta tableta en modo portátil.
Hacerlo es mucho más sencillo de lo que esperaba: ya contaba con un teclado Bluetooth (un Logitech K480) que había usado de cuando en cuando con esta tableta, pero además cuento con un Logitech MX Máster que cuenta con soporte para conectarse y controlar hasta 3 dispositivos Bluetooth distintos.
En un primer momento rebusqué en los Ajustes de iPadOS, creyendo que tenía que activar algún tipo de soporte de trackpad y ratón en el sistema operativo iOS 13. No es así y de hecho no hay preferencias en este sentido. Basta con activar la conexión Bluetooth si no estaba activada, activar la búsqueda en el ratón, y en unos instantes el iPad detecta el ratón y da la opción de emparejarlo.
Nada más hacerlo y mover el ratón aparece un cursor o puntero en pantalla en forma de pequeño círculo, y esa forma pasa a ser la de una barra vertical cuando detecta que estás pasando encima de texto sobre el que quizás quieras ejecutar alguna acción (seleccionar, copiar).
Ese funcionamiento tiene además un elemento muy especial: el cursor tiene cierto comportamiento “magnético”, y cuando está cerca de algún botón lo resalta “pegándose y convirtiéndose” en él. Es un efecto visual interesante que sin duda facilita el manejo del ratón en una interfaz que teóricamente no estaba preparada para dicho soporte. En este GIF animado se puede contemplar ese efecto:
Por lo demás, el funcionamiento ratón y teclado es el que podría esperarse en un equipo de escritorio. Los botones izquierdo y derecho del ratón funcionan como deben, y por ejemplo el botón derecho hace que se muestre un menú contextual correspondiente al elemento de la interfaz en el que lo usamos.
La rueda del ratón, eso sí, es otro cantar. Su soporte -al menos en el caso de este iPad, de esta versión de iPadOS y de mi MX Máster- es errático. El desplazamiento funciona regular en algunas aplicaciones y nada o mal en otras. En muchos casos he acabado recurriendo a desplazar verticalmente contenidos con el dedo, como tradicionalmente se hace en los iPads.
Para trabajar he dejado apoyado el iPad en modo apaisado y he utilizado la opción de Pantalla Dividida para poder adaptar mi flujo de trabajo habitual: suelo escribir en una ventana de navegador a la izquierda y consultar información en otra ventana a la derecha.
Aquí la desventaja fundamental en mi caso es que este iPad de 9,7 pulgadas resulta algo justo para trabajar de forma cómoda. Jugar con el escalado o zoom en el navegador mejora las cosas, pero está claro que este tipo de opción no es demasiado recomendable para largas sesiones de trabajo en las que una pantalla mayor (o la conexión a un monitor externo) son sin duda mucho más recomendables.
Al principio el avance ha sido algo irregular: la curva de aprendizaje es leve en muchos apartados, pero es cierto que no estaba acostumbrado a algunos atajos de teclado y que trabajar de repente desde una disposición de teclado nueva en ese sentido complica un poco las cosas.
Sin embargo he podido avanzar rápido y me he dado cuenta de que en muchos aspectos los flujos de trabajo y la interacción con aplicaciones y menús se ha estandarizado de forma notable. Echaba de menos los atajos de teclado que uso en Windows, pero no era difícil llegar al mismo resultado, aunque fuera de forma algo más lenta y con más pasos, en el iPad.
Evidentemente pasar más tiempo con este formato haría que también aprendiese trucos y atajos en iPadOS y en diversas aplicaciones, pero como digo para haber pasado tan solo unas horas completar el trabajo de la jornada ha sido relativamente sencillo.
Me he centrado, eso sí, en escribir y consultar información en el navegador: de momento no quería arriesgar demasiado a la hora de manejar otras aplicaciones en segundo plano (Slack y el reproductor de música seguían funcionando en mi portátil y mi monitor externo), pero es evidente que es fácil poder tener también esos y otros muchos clientes funcionando en segundo plano en un iPad que es sorprendentemente solvente para una sesión de trabajo como la que yo suelo utilizar en mi día a día.
Lo que no he hecho -por tiempos- ha sido maquetar los temas de hoy en el iPad. Aunque he escrito todo este texto en esta tableta y he consultado la información en ella, el trabajo con imágenes me parecía algo más pesado de afrontar.
El GIF insertado anteriormente ha sido capturado a través de un vídeo capturado con un móvil basado en Android, copiado al portátil Windows vía USB, editado mínimamente para recortar a lo necesario el momento de inicio y el fin y luego subido a Giphy. Seguro que hubiera podido hacer lo mismo en el iPad, pero como he indicado los tiempos mandaban en este caso.
Aunque solo he pasado unas horas trabajando con el iPad como portátil, he de decir que las expectativas que tenía se han cumplido a la perfección. Editar texto rápidamente es fácil y potente en el iPad: es posible posicionarse donde necesitas, seleccionar, cortar, copiar o pegar allí donde quieres y añadir elementos en un texto (enlaces, negritas, cursivas, etc) con un editor como el que usamos en Xataka sin problemas, copiando enlaces desde el navegador de la otra ventana y añadiéndolos al artículo de forma rápida.
El manejo de pestañas es también muy funcional en Safari, aunque jugar con el tamaño del texto como digo es lo más problemático en una tableta que con sus 9,7 pulgadas no da demasiado margen de libertad aun desplazando también la barra que separa una ventana del navegador de otra.
¿Podría utilizar un iPad en mi día a día? Es probable que sí para este flujo básico que utilizo a la hora de trabajar. Lo haría mucho más cómodamente con una pantalla más grande o un monitor externo, pero creo que elementos como el soporte del teclado, la pantalla dividida e incluso la inclusión de Archivos como explorador de ficheros hace que esa transición sea posible.
La pregunta, claro, es si lo haría. A día de hoy sigo viendo al iPad en su estado actual como un potencial compañero de viajes y reuniones, pero a la hora de producir importan mucho los flujos y mecánicas ya adquiridos en cualquier plataforma: puede que los puedas replicar en otras plataformas e incluso puede que mejoren con el cambio, pero ahí está precisamente el problema: que somos muy resistentes al cambio, y hoy por hoy sacarme de Windows para hacerme trabajar en un iPad no me aporta demasiado.
No lo hace salvo en escenarios puntuales en los que no pueda (o no quiera) tener acceso a un portátil real. Aquí entiendo que mi perfil no es el usual: me dedico a escribir la mayor parte del día, y hacerlo en un equipo que maximice y facilite ese proceso esté donde esté es crucial.
Para mí en ese ámbito sigue estando claro que no hay competencia para el portátil puro. Ni siquiera un portátil convertible como el Surface Pro, y claro está, ni siquiera un iPad que, eso sí, de repente ha ganado muchos puntos.
Qué dicen los ‘veteranos’ de la transición en Xataka y Applesfera
Esa es mi experiencia, pero hemos creído conveniente completar esas impresiones con otras que proceden de usuarios que ya llevan tiempo experimentando con esa transición.
Para dar esas otras perspectivas he querido consultar a mis compañeros Javier Lacort (@jlacort), editor en Xataka, Cristian Rus (@cristianrus4), editor en Applesfera, y Eduardo Archanco (@eaala), director de Applesfera.
Todos ellos han convertido algún modelo del iPad en sustituto parcial o completo de sus portátiles durante mucho tiempo, y quise preguntarles cómo empezó esa experiencia y sus reflexiones sobre ese uso del iPad como portátil convencional.
Javier indicaba que empezó "De forma más seria y constante, sobre todo en movilidad, a mediados de 2017, aunque para el día a día uso un MacBook. A finales de 2018 me empezó a atraer la idea de usar un iPad como único ordenador, pero ni con el Pro de ese año (y que sigo teniendo) fue posible". Nos explicaba cómo por ejemplo manejar Excel y algunas herramientas más hacían imposible dar el salto completo. Para él el iPad Pro "es un dispositivo auxiliar ideal para trabajar en movilidad, no como principal".
Cristian empezó a usar el iPad como sustituto del portátil "a finales de 2018", pero su transición ha sido total en los últimos meses: "desde septiembre de 2019 sustituyó al ordenador de escritorio también y por lo tanto desde entonces trabajo en exclusiva con el iPad como mi equipo de trabajo. Se trata de un iPad Pro Late 2018 con pantalla de 12,9 pulgadas". Su transición es completa y usa el iPad Pro para todo, aunque confiesa que a veces le gustaría "escaparme a un ordenador tradicional cuando estoy diseñando una página web porque es un proceso más engorroso. Pero sólo me gustaría, porque no hay ordenador tradicional al que pueda escaparme".
Eduardo fue el más precoz: "empecé a tomar apuntes en un iPad 2 sin teclado físico, utilizando Pages. Un año entero de master en el curso 2011-2012. Después me enfoqué en un MacBook Pro hasta que en 2017 me compré un iPad Pro de 10,5 pulgadas" que, eso sí, combina con un iMac de 21,5 pulgadas donde trabaja también habitualmente porque en ciertas aplicaciones como Excel "el espacio y el ratón son muy importantes". En su caso el principal uso del iPad es "el tratamiento de textos con iA Writer y Notas, pero también están Slack, correo, Numbers y algunos juegos".
Les preguntábamos además a todos ellos cuál de los últimos cambios en iOS y iPadOS ha beneficiado más esa transición y ese flujo de trabajo. Javier Lacort explicaba que para él "la aplicación Archivos ha hecho mucho más cómodo el manejo de esa información", pero además destacaba una mejora hardware de los últimos modelos: "el puerto USB-C del iPad Pro 2018 también ha hecho más versátil al iPad".
En cuanto al impacto del nuevo soporte del trackpad y el ratón, "por lo que he estado probando, ahora es mucho mejor para trabajar únicamente con la pantalla del iPad. Sobre todo, seguramente, con la próxima funda con trackpad incorporado". Aún así indica que a la hora de conectar el iPad a un monitor externo la cosa sigue sin ser ideal: "para el salto a una pantalla grande sigue haciendo falta otra forma de organizar las ventanas; los límites actuales funcionan para una pantalla de 11 o 13 pulgadas, no para una de 27".
Para Cristian "el factor clave ha sido el cambio de Safari a una versión de escritorio y no móvil. Con esto la navegación es mucho más cómoda (para el tamaño de pantalla del iPad) y elimina múltiples límites que tiene de por sí las páginas web en versiones móviles. La pantalla dividida por Split View también es un elemento indispensable en mi día a día".
El nuevo soporte de trackpads y ratones "influye poco" en su flujo de trabajo, porque como indica "nunca me ha supuesto un problema levantar la mano para interactuar con la pantalla y me supone el mismo esfuerzo coger el ratón o desplazarme por el trackpad". De hecho para él es mucho más importante contar con un teclado físico: "no tener que ver el teclado virtual ocupando media pantalla cada dos por tres es un salto en productividad mayor de lo que parece".
Eduardo coincidía en ese último punto y afirmaba que "la pantalla dividida me permite trabajar de forma similar a como lo hago en el iMac cuando trabajo en Applesfera y estoy fuera de casa", pero además señalaba que para él el soporte del ratón no era de momento demasiado importante: "no lo tengo asimilado", confesaba, "aunque me gusta cómo está implementado". De hecho, explicaba, "siempre me he movido bastante bien con los atajos de teclado, por eso el iPad Pro me encajó bastante bien para trabajar desde el principio".
Llegados a este punto, les preguntaba a todos ellos por algo fundamental, para qué usuarios puede suponer el iPad una alternativa al portátil.
Javier explicaba que está destinado a "quien únicamente maneje documentos, o haga uso de ofimática y navegación web. En esos casos incluso un iPad da menos dolores de cabeza que un ordenador tradicional, por lo cerrado de iOS. Para quien tenga un trabajo de 8 horas seguidas con el ordenador y necesite moverse por muchas pestañas web, aplicaciones y demás, se puede hacer difícil; no le veo tanto sentido ahí a un iPad". Además de ello, apuntaba, hay profesiones con condicionantes, y es evidente que el iPad no se puede adaptar a todos los escenarios.
Para Cristian, el más convencido de todos nuestros protagonistas, la transición es posible "en más casos de los que uno cree. Durante todo este tipo me han dicho en múltiples ocasiones que para mí es fácil usar sólo un iPad porque sólo tengo que escribir. Para nada: de hecho, si miro ahora las estadísticas de uso la app para escribir es de las que menos horas tiene. El iPad es perfectamente válido en muchísimas profesiones siempre y cuando el contexto no lo invalide, por ejemplo al usar un programa específico o al utilizar servicios dentro de la empresa que no sean compatibles con el iPad".
Por su parte Eduardo recordaba que "el iPad, como el iPhone, ya es una alternativa para muchos usuarios. Hay quienes solo tienen un iPhone para manejar sus negocios. Con el soporte de ratón, muchos usuarios verán que tal vez les baste ahora con un iPad, siempre que tengan una app o servicio similar en la plataforma a la que usaban tradicionalmente".
Antes de plantearse ese cambio, les pedíamos a todos ellos un último favor: dar sus consejos. ¿Qué debería tener en cuenta un usuario que quisera dar el salto al iPad como equipo de trabajo?
Javier nos explicaba que él se aseguraría "de que hay aplicaciones que hacen todo lo que queremos hacer y que la limitación de dos apps en pantalla al mismo tiempo no es problemática. Por lo demás, se gana mucho en varios aspectos: duración de la batería, peso, manejabilidad, calidad de las aplicaciones de iOS…".
Cristian era también cauto. "Creo que es difícil al principio no porque usar un iPad sea difícil (que evidentemente tiene sus límites como cualquier otro equipo), sino porque importamos un flujo de trabajo diseñado para equipos de escritorio o portátiles". Aún así, animaba a todos a probarlo: "es cuestión de cambiar o adaptar ese flujo de trabajo al dispositivo que se está usando, en este caso un iPad. Si de una cosa me he dado cuenta después de hacer eso es que mi relación con la tecnología es más fácil y cómoda que nunca".
Por su parte Eduardo también avisaba de esos primeros obstáculos: "cambiar los flujos de trabajo es complicado e incómodo, especialmente para temas profesionales, donde te juegas tus ingresos. Mi consejo es enfocarte en las tareas que haces y en cómo las trasladarías al iPad. Qué apps o servicios son idénticos, cuales son similares, qué sustitutos puedo utilizar y cuál es el coste en tiempo y esfuerzo".
Ahora, claro, la pregunta es para vosotros. ¿Creéis que el iPad se puede convertir efectivamente en sustituto de un PC o un portátil? ¿Alguno lo habéis hecho? Compartid vuestras experiencias: seguro que todos aprendemos algo.
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