Tras su puesta de largo en Nueva York, en Xataka ya hemos podido poner las manos encima al nuevo Surface Pro 3, concretamente a un prototipo final que nos ha permitido conocer con detalle las mejoras y evoluciones de esta tercera generación de Surface de Microsoft.
Sobre el papel el Surface Pro 3 presenta ventajas evidentes, y el mensaje de Microsoft es claro: nos encontramos ante el tablet que, según ellos, es capaz de reemplazar al portátil. El 2 en 1 que muchos podrían estar buscando. En estas soluciones siempre surgen los inevitables compromisos pero, ¿es el resultado tan válido como prometía?
Surface Pro 3, primeras impresiones en vídeo
Iniciamos nuestra toma de contacto con un paseo en vídeo por las características, diseño y manejo del nuevo Surface Pro 3.
Ver (y tocar) para creer
La evolución de estos dispositivos ha sido asombrosa. En octubre de 2012 llegaba el primer Surface Pro, un tablet de 10,6 pulgadas que era una propuesta valiente ante un mercado que seguía dando validez a la separación del tablet y el portátil. Pero en Redmond iniciaron su aventura en el terreno de los convertibles con un objetivo aparentemente claro: el de competir con los iPad.
Ahora la apuesta es distinta. Surface Pro 3 ya no es un producto "tan tablet", y aunque mantiene esa opción de forma patente, esta tercera generación va más allá, y su relevancia como ultraportátil queda patente. Las limitaciones de anteriores modelos han sido solventadas o al menos minimizadas, y el salto desde versiones anteriores es enorme.
Las especificaciones y los datos que ofreció Microsoft durante la presentación eran prometedoras, pero lo cierto es que poder trabajar con el equipo aunque sea durante unos minutos sirve para confirmar esa buena sensación que nos había dejado la presentación oficial del pasado martes. Tanto a Jesús Maturana -responsable del vídeo que acompaña a este artículo- como a mi esa toma de contacto nos pareció especialmente prometedora para un dispositivo que se enfrenta a un reto complejo: el de la convergencia entre el tablet y el ultraportátil.
El Surface Pro 3 no decepcionó en ningún apartado, al menos en ese primer examen preliminar. El formato 3:2 y la resolución de esa pantalla de 12 pulgadas es una combinación fantástica para aumentar la productividad y el espacio de trabajo de forma notable -la característica que permite acoplar varias ventanas en Windows 8.1 brilla especialmente en el Surface Pro 3-. A eso hay que unirle desde luego el comportamiento del sistema de apoyo abatible, que probamos tanto encima de una mesa como encima de las piernas. Puede que la firmeza final no sea exactamente comparable a la de ultraportátiles convencionales, pero el compromiso es esta vez mucho más asumible.
También es destacable la nueva Type Cover, la carcasa con el teclado integrado que apenas incide en el grosor total del equipo. Es una lástima que siga siendo un accesorio, porque lo cierto es que Surface Pro 3 pierde parte de su sentido sin ese teclado y sobre todo ese trackpad que son los responsables de que podamos trabajar de forma óptima en modo portátil.
El lápiz óptico puede no ser tan útil para parte de los usuarios, pero tener esa opción es uno de los valores añadidos de un producto versátil en todo tipo de escenarios. Si sois de los que toman notas, dibujan -pude hacer mis pinitos y comprobé lo divertido que es utilizar esa capacidad- o apuntan ideas en formato texto o gráfico, tenéis ante vosotros a un desarrollo muy, muy destacable, con una respuesta excelente en velocidad o presión del trazado.
Hubo alguna sorpresa agradable más en nuestra toma de contacto con el Microsoft Surface Pro 3. Por ejemplo, el sistema de carga con el conector magnético, muy bien resuelto, o el puerto USB adicional en el cargador que nos permite recargar otros dispositivos mientras cargamos el tablet convertible de Microsoft. La presencia de conectividad WiFi 802.11ac también es bienvenida, como el soporte de tecnologías complementarias como Miracast en el apartado de la compartición multimedia, las cámaras frontal y trasera de 5 Mpíxeles (especialmente relevante la frontal) o de los altavoces frontales Dolby para la reproducción de contenidos de audio y vídeo.
Pequeñas sombras en el horizonte
Quedan algunas dudas importantes por resolver, no obstante. La primera, la que afecta al calentamiento del equipo y a la efectividad de ese sistema de refrigeración activa tan singular que Microsoft ha integrado en estos dispositivos. En el rato que pudimos utilizar el equipo sí notamos cómo la parte trasera estaba algo caliente -sin excesos-, pero también es cierto que ese calor no estará en contacto con nuestro cuerpo como ocurre en otros portátiles, ya que ni el teclado ni el soporte abatible del Surface Pro 3 forman parte de la superficie afectada por esas temperaturas algo más altas.
La segunda, por supuesto, es la que nos permitirá determinar cuál es la autonomía real de estos equipos y el rendimiento de esas baterías de las que no conocemos la capacidad. Los responsables de Microsoft esperan poder darnos ese dato muy pronto, pero que aun aguantando esas teóricas 9 horas en navegación deberán mostrar su potencial en sesiones más exigentes de trabajo: no olvidemos que Microsoft quiere vendernos el perfecto sustituto del portátil y el tablet: lo normal es que esa autonomía se encuentre en un término medio aceptable para poder aspirar a que contemos con un portátil que no nos deje tirados en el peor momento.
Añadiríamos un aspecto más en esas primeras impresiones, pero en este caso no ligadas directamente a nuestra (breve) experiencia con Microsoft Surface Pro 3. La elección de los procesadores Intel Core de cuarta generación era obligada, y pienso que Microsoft no podía arriesgarse a esperar 8 o 10 meses más para poder presentar estos dispositivos con los futuros Intel Broadwell. Y sin embargo hay que tener en cuenta que los micros con los que llegan estos tablets con corazón de PC (o ultraportátiles con alma de tablet, por verlos de otro modo) llevan en el mercado -los Core i5-4300U que son de momento protagonistas en estos equipos- casi dos años. Un dato a tener en cuenta que, eso sí, no desmerece el resultado final.
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De hecho y a falta de lo que podamos contaros cuando tengamos nuestras manos una unidad de prueba en las próximas semanas y publiquemos un análisis mucho más detallado, el Microsoft Surface Pro 3 se presenta como un firme candidato a hacernos olvidar aquello de tener que llevarnos tablet y portátil a todos lados. Y si me apuráis, añadiendo la Docking Station a la ecuación y (por qué no) un monitor 4K hará que tengamos ante nosotros ante esa solución con la que trabajar y disfrutar a todo trapo en un dispositivo que, no lo olvidemos, pesa 800 gramos y tiene un grosor de 9,1 mm. Cómo cambian los tiempos.
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