La Unión Europea quiere que no consumamos tanta energía, y la última forma de conseguirlo es cambiar la forma en la que vemos las teles. Desde el 1 de marzo de 2023 se prohibirá la venta de televisores que consuman demasiado. Los fabricantes ya están trabajando para cumplir con las restricciones -que serán severas- y los modos HDR pueden ser los grandes perjudicados, pero hay salidas para este singular laberinto.
Las teles van a tener que consumir (bastante) menos. Como ya apuntamos hace unos días, la Unión Europea estableció una nueva regulación en cuanto a consumo de productos como las Smart TV, y la cosa se pone complicada para los modos HDR. Esta tecnología ha permitido que disfrutemos de unos contenidos mucho más atractivos, realistas y fieles a la visión de los creadores de contenidos, pero lo hacen a costa de consumir más. Eso es un problema.
Por qué HDR consume más. El objetivo de la tecnología HDR es ofrecernos unas imágenes con una gama de luminancia muy amplia, y aquí hay dos parámetros clave: que el televisor sea capaz de ofrecer altos niveles de brillo, pero también que haya un gran número de niveles de luminosidad.
Con la Unión Europea poniendo freno al consumo energético, ambas se ven afectadas: si tenemos menos brillo nuestra tele consumirá menos, pero también tendremos limitaciones importantes en ese rango de niveles. Resumen: modos HDR en peligro.
HDR de su madre y de su padre. No todos los estándares HDR fueron creados iguales. HDR10 es el estándar más extendido: es gratuito y algo más modesto en sus prestaciones, mientras que Dolby Vision (de pago) y HDR10+ (también gratuito, pero menos popular que el "no plus") son más ambiciosos, sobre todo porque permiten dar soporte a los metadatos dinámicos.
También hemos hablado mucho y bien de ellos, y son los que en realidad "catapultan" nuestra experiencia y hacen que el alto rango dinámico dé el do de pecho. Y una vez más, lo hacen a costa de paneles que ofrecen más brillo (más nits) y más niveles de luminancia.
Menos brillo -> peor calidad. La solución a corto plazo para los fabricantes es sencilla: recortar el brillo de sus televisores. Eso, como decimos, hará que los modos HDR se vean perjudicados, y eso se traducirá en una peor calidad de la experiencia para el espectador.
¿Cómo de peor? Difícil decirlo, pero lo que sí es cierto es que cuando por ejemplo los metadatos dinámicos le indican al televisor que aplique mayor brillo, esa exigencia no suele aplicarse a todo el panel.
Solo la zona que necesita más luz en la escena -un cielo muy luminoso, por ejemplo- debe aplicar ese brillo extra, y aquí lo que se espera es que los requisitos de consumo hagan que simplemente el brillo en esas zonas pierda intensidad y por tanto esa escena pierda parte de su riqueza en niveles e intensidad de la luminancia.
Batalla de paneles. Y mientras, los fabricantes estarán a buen seguro trabajando duro en nuevos paneles más eficientes. El auge de las tecnologías Mini LED o Neo QLED permite tener diodos más pequeños y que consumen menos, pero también obliga a tener más para conformar el panel.
Con eso se consigue control más granular de la imagen, pero es que además los diodos son distintos a los de las Smart TV OLED tradicionales y consumen menos. Hay estudios recientes que apuntan a que ese consumo se puede optimizar aún más con el tamaño adecuado de los LED, y es probable que estas exigencias de la Unión Europea hagan que se apliquen nuevas mejoras para lograr reducir el consumo energético sin comprometer (tanto) la calidad de imagen. Será interesante comprobar qué ocurre a partir de marzo de 2023, desde luego.
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