Echa un vistazo a la foto que encabeza este artículo. Se trata de uno de los nuevos televisores QLED de Samsung expuesto en un entorno real (vamos, no hay Photoshop ni retoque), al que hay conectado una Xbox One, un Apple TV y un decodificador de Movistar+. Seguro que pronto hay algo que te llama la atención: no hay cables visibles (y no, tampoco van por detrás de la pared). Si lo pudieras ver de perfil, también te sorprendería ver que la pantalla está pegada a la pared como si de un cuadro se tratase. ¿Y los cables? ¿Y la "ventilación"?
Del panel del modelo que te mostramos tan sólo salen dos cables: el de alimentación y uno propietario de Samsung. Ambos cables bajan por una canaleta que los oculta hasta el armario que se puede ver a la izquierda. No se aprecia en la foto porque está tapado, pero el cable "invisible" de Samsung es de fibra, fino, transparente y por él pasa toda la información al televisor. El panel, por tanto, puede "pegarse" a la pared casi por completo gracias a una montura especial.
El "cerebro" de la tele, un dispositivo independiente
Pero volvamos al armario de la izquierda. En él se aloja el verdadero "cerebro" del televisor: le llaman Samsung One Connect y tiene forma de decodificador, pero en realidad en su interior está la CPU y todos los demás componentes que necesita el televisor para funcionar. También actúa como "hub" de conexiones: a él van conectados todos los dispositivos de los que hablaba el principio, y de él sale el cable "invisible" hacia la pantalla.
Aunque Samsung ha apostado por esta "caja" adicional para su nueva línea de televisores QLED, en realidad llevan desde 2013 ofreciendo distintas opciones de One Connect y probando diferentes estrategias. La Samsung KS9000 del año pasado, así como otros modelos de sus gamas altas, incluían una cajita denominada Samsung One Connect Mini, que simplemente actuaba como una caja de conexiones (con HDMIs, USBs y entrada de antena, por ejemplo).
Aunque nunca fue demasiado conocido, en 2015 también llegaron a vender un One Connect Box Evolution Kit, que permitía que televisores de 2013 y 2014 tuvieran un mejor rendimiento y pudieran utilizar la misma interfaz (mando a distancia incluido) y Smart TV que el de los modelos que acababan de llegar al mercado. En el caso de aquel modelo concreto, por ejemplo, con la potencia añadida las teles ya tenían suficientes recursos para reproducir vídeos de YouTube en 4K.
¿Por qué entonces estamos en pleno 2017 hablando de esto? Porque por primera vez Samsung utiliza esto como argumento en la promoción de su nueva generación de televisores QLED. ¿Su razón? Gracias a esto y su nuevo cable son capaces de ofrecer la experiencia sin cables que algunos añoramos. Pero los televisores modulares podrían tener todavía una mayor razón para existir si los fabricantes apostaran de verdad por ellos.
No sólo Samsung: también Xiaomi y LG
Samsung no es la única marca que lleva un tiempo experimentando con algo similar, y es que es normal que vayamos viendo alternativas de este tipo cuando cada vez más los fabricantes están apostando por hacer los televisores más finos. Los nuevos televisores LG Signature de este año llevan una especie de "mesita" que tiene función de sistema de sonido y, aunque LG no lo especificó en su presentación, se encargan de toda la conectividad, de la CPU y del resto de componentes. Si no fuera así, difícilmente podrían conseguir esos 3 mm de grosor de los que presumen.
Como puede verse en el vídeo de montaje que han publicado recientemente, de la pantalla sale un único cable que va directamente al sistema de sonido que, a su vez, recibe el resto de conexiones:
Quien no lo oculta, sino que más bien presume de ello, es Xiaomi: durante el CES presentó el Mi TV 4, un televisor de 4,9 mm en su parte más delgada que incluye una barra de sonido independiente. La barra de sonido no sólo se ocupa del audio, sino que a ella van todas las conexiones y toda la parte electrónica del televisor. Ésta se conecta al panel con un Mi Port, un único cable propietario por el que pasan todos los datos.
"El diseño de TV modular separa de forma inteligente la placa base y el sistema de sonido de la pantalla, y por tanto permite actualizaciones de la placa base independientes", explican en el sitio web de Xiaomi. Los modelos 3 (2015) y 3S (2016) ya utilizaban un sistema similar, pero hasta ahora el fabricante chino no había incidido en ello como una ventaja.
Tiene sentido, pero los fabricantes tienen que cumplir su parte
Sí, sé lo que alguien puede estar pensando: "otro aparato más a meter en el salón, como si ya hubiera pocos". Y ese alguien tiene toda la razón: no deja de ser un dispositivo independiente que, en el caso de Samsung, no tiene una funcionalidad específica adicional. LG y Xiaomi al menos te incluyen el sonido, algo muy necesario cuando hablamos de teles muy delgadas y sin posibilidad física de ofrecer un buen audio.
Sin embargo, este diseño "modular" tiene sus ventajas. Desde el punto de vista de la estética, hace que ocultar los cables sea mucho más sencillo (tan sólo hace falta uno entre pantalla y "cerebro") y permite que los paneles parezcan cuadros, "pegados" a la pared como si así lo fueran. Fuera conectores por la parte trasera del panel y fuera cables colgando.
Estos diseños por ahora se suelen ver sólo en los modelos de las gamas más altas de los principales fabricantes, por lo que no es extraño que las gamas medias y las gamas bajas todavía no dispongan de cajas de conexión similares. Supongo que será cuestión de tiempo: en cuanto las teles ultrafinas bajen de precio y lleguen a más gamas, seguramente veremos este tipo de módulos en modelos mucho más asequibles.
Pero la verdadera utilidad de que un televisor se componga de dos piezas separadas es lo fácil que, siempre que los fabricantes quieran, pueden permitir que cualquier persona con un modelo de unos años de antigüedad pueda renovar, en mayor o menor medida, sus funcionalidades. Y esto, en dispositivos caros que renovamos con muy poca frecuencia y especialmente ahora que hay tantos avances y cambios de un año para otro, puede ser algo a tener muy en cuenta.
Y si no que se lo digan a quien gasta ahora 2.000 euros o más en una tele y al año siguiente le queda "desfasada". Sin falta de irse a tanto dinero, para gamas bajas y medias también puede ser útil. En mi caso, una Smart TV de gama media comprada en 2013 se ha quedado totalmente anticuada en software (Netcast 4.5), potencia (aplicaciones que van a pedales) y conectividad (pocos puertos y versiones antiguas). La parte del software se puede solucionar comprando otro aparato adicional, pero ¿si lo solucionaras todo con un único módulo?
Si el día de mañana tu fabricante cambia el sistema operativo de su Smart TV, la interfaz de sus menús, el mando a distancia e incluso introduce mejoras en el procesado de la imagen que sólo son posibles gracias a un aumento de capacidad del procesador, podría incluir todas estas novedades en una "caja" nueva que poder ofrecer a los poseedores de modelos de años anteriores. Que nadie espere que una actualización de este tipo vaya a hacer que su actual tele 4K vaya a convertirse en el futuro 8K (el panel sigue siendo el mismo), pero hay muchos otros componentes en un televisor que van mejorando cada año.
Aunque, para que todo esto tenga sentido de verdad, los fabricantes tienen que ponerse las pilas y comprometerse a que sus teles sean actualizables durante X años. Ni Samsung ni LG se han pronunciado al respecto sobre sus modelos de 2017, aunque parece poco probable que sean candidatos a recibir una actualización de hardware en 2018 (si lo fueran, seguramente lo habrían anunciado por todo lo alto para dar tranquilidad a sus posibles compradores). Xiaomi sí lo ha confirmado, aunque sin dar más detalles sobre hasta cuándo. Para que los televisores modulares tengan sentido más allá de de la pura estética, hace falta que los fabricantes se comprometan.
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