Como cada año, el calor de las costas mediterráneas atrae a turistas de todo el mundo. Durante los cuatro meses de buen tiempo, las costas de Baleares, Canarias y el litoral de levante y Andalucía se llenan de millonarios que lucen sus mejores y más ostentosos yates.
Si bien es cierto que el incremento en el tráfico marítimo provoca algún que otro incidente, la llegada de estos superyates a las costas españolas es una excelente noticia para la economía de España. No solo por las ingentes cantidades de dinero que sus ocupantes pueden dejar en los comercios y restaurantes cuando tocan tierra, sino por la actividad de la industria náutica relacionada.
No es lo que cuesta el yate, es lo cuesta mantenerlo. Comprar un superyate puede parecer un privilegio reservado para unos pocos. Sin embargo, como ya han aprendido algunos políticos, el verdadero lujo es mantenerlos a flote.
Tal y como publicaba El Economista, el gestor de infraestructuras portuarias Ocean Infrastructures Management estima que el impacto económico anual medio de cada megayate es de unos 6,5 millones de euros. "Los megayates son prácticamente pymes flotantes, que demandan servicios de todo tipo allí donde atracan, tanto para el propio yate como para los usuarios y tripulaciones", explican al diario digital desde la consultora.
Cada vez hay más yates. Los yates parecen estar más de moda que nunca con la salvedad de que, ahora, parece haber una carrera por ver quién tiene el yate más grande y lujoso. Según datos de The Superyacht Group citados por El Economista, en 2021 se registraron en todo el mundo unos 6.270 yates, mientras que para 2032 se espera que este tipo de embarcaciones superen las 7.000 unidades.
Una oportunidad de crecimiento para España. España es destino habitual para estos superyates, por lo que este crecimiento de la industria y los servicios navieros suponen una gran oportunidad de negocio.
Según datos de la agrupación empresarial Balearic Marine Cluster presentados en el primer Foro de Superyates de Baleares, el sector náutico en Baleares aglutina a 879 empresas que facturan unos 1.106 millones de euros al año, y generan 5.145 puestos de trabajo directos en el sector. Estas cifras prevén un crecimiento anual del 4,26%.
Un importante motor industrial para el litoral. Las Islas Baleares son uno de los principales destinos para estas embarcaciones de lujo. Por sus costas se han visto superyates de la talla del Launchpad de Mark Zuckerberg o el Koru de Jeff Bezos, y sus marinas son un incesante desfile de megayates de lujo.
La industria derivada de la náutica ya representa el 3,1% del PIB de Baleares. “No es solo una parte integral de nuestra economía local, sino que es un símbolo de nuestra identidad y nuestra cultura. Esta posición de liderazgo nos confiere una gran responsabilidad y una oportunidad aún mayor, ya que queremos convertirnos en el hub de yachting más sostenible, más inteligente, con mayor calidad y mayor servicio del Mediterráneo”, aseguraba Toni Salom, presidente del Balearic Marine Cluster.
No solo de camareros vive el turismo. Según datos de 2022 facilitados por la patronal portuaria, las actividades industriales marítimas (reparación y mantenimiento de embarcaciones) representa más el 30% de los servicios del sector y acumula el 40% de la facturación total, dando empleo a unos 2,575 empleados solo en el archipiélago.
Según el estudio, el salario medio de los empleados de este sector se fija en 32.000 euros al año, lo que lo sitúa por encima de los salarios que se ofrecen en otros sectores estratégicos para la zona, como el turismo o la alimentación.
Imagen | Unsplash (Eugene Chystiakov)
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