El mundo está viviendo una escalada militar. Diferentes conflictos en varias partes del globo están provocando que las principales potencias aumenten su presupuesto militar y hay presupuestos de hace apenas tres años que están lejos de la inversión actual. Australia es uno de ellos y, fruto de esa fuerte inyección de capital, tenemos el Ghost Shark o Tiburón Fantasma.
Se trata de un submarino autónomo enfocado a la guerra subacuática que responde a un rearme australiano debido a las constantes tensiones en la zona debido al tira y afloja de China y otros países.
Rápida militarización australiana. La situación tan tirante entre los océanos Pacífico e Índico está provocando que países como Australia o Japón experimenten un fuerte proceso de militarización. El caso de Japón es interesante, ya que van a doblar su gasto militar de aquí a 2027 y es algo que está incomodando a China. Australia no se queda atrás y ha aprobado un aumento del gasto en más de 30.000 millones de euros (50.000 millones de dólares australianos) en su brazo militar.
Según Richard Marles, ministro de defensa, tienen que hacerlo para "transformar la capacidad futura, de modo que Australia pueda resistir la coerción indopacífica y mantener nuestra forma de vida en una región y un mundo mucho menos seguro". Además, el objetivo no es modesto: "tener la armada más capaz de nuestra historia será clave". Dentro de ese ambicioso plan (que no es nuevo, pero ahora ha recibido más presupuesto), se encuentran varios proyectos que diferentes empresas armamentísticas australianas están desarrollando.
Tiburón fantasma. Uno de esos proyectos es el Ghost Shark, financiado entre los fondos de defensa y la empresa Anduril en su división australiana. Fundada en 2017, Anduril se ha especializado en las tecnologías de inteligencia artificial, sistemas autónomos no tripulados y otros sistemas para la guerra electrónica. En 2022 firmaron con el gobierno australiano la apertura de una filial en Sydney para “desarrollar, fabricar y comercializar importantes líneas de producción en Australia” y este Ghost Shark es uno de sus primeros productos.
Tras algunos prototipos, estaba previsto que el Ghost Shark debutara a finales de 2025, pero se ha adelantado prácticamente un año y medio, quizá fruto de esas tensiones que se viven en el Indo-Pacífico. Este Tiburón Fantasma es el primer submarino autónomo de los tres que están previstos dentro del programa de 'drones submarinos autónomos extragrandes', o XL-UAV y pertenece a la Armada Real Australiana y a su programa ASCA (que vendría a ser algo como ‘Acelerador de Capacidades Estratégicas Avanzadas’.
Autónomo. A diferencia de otros submarinos semiautónomos, el Ghost Shark no necesita tripulación y, realmente, se parece bastante al Orca que Boeing ha construido para la Marina de los Estados Unidos, otro submarino autónomo que rebasó el presupuesto en casi 250 millones de dólares y que se retrasó tres años. Realmente hay pocos detalles sobre las capacidades del submarino y no está claro para qué sirve la aleta superior, algo de lo que el Orca carece.
Puede que sea un apéndice, como los laterales, que aparte de para las maniobras subacuáticas permita instalar sensores. Eso será algo clave en este tipo de drones, ya que están enfocados a ser autónomos en misiones de larga duración y la IA debería ser protagonista. Al estar bajo el agua, no es el mejor entorno para las comunicaciones, por lo que un sistema avanzado de IA que sea capaz de tomar “decisiones” es vital.
Pero… ¿para qué? Y, precisamente, ni la Armada ni Anduril han dado detalles sobre el propósito del Ghost Shark, pero sí han realizado declaraciones interesantes que nos permiten ver sus intenciones. Mark HJammond es el Jefe de la Armada y comenta: "somos una nación rodeada por el mar y el Ghost Skark es una de las herramientas que estamos desarrollando para que la Marina patrulle y proteja tanto nuestros océanos como la conexión con el mundo". Eso puede indicar que será un vehículo de reconocimiento del entorno australiano, pero las instituciones van algo más lejos.
Pat Conroy es el Ministro de Industria y Defensa y afirma que el Ghost Shark es un ejemplo de "nuevas capacidades soberanas para responder a los desafíos que tenemos ante nosotros. Dará una ventaja a nuestra Fuerza de Defensa Australiana y, al mismo, tiempo, creará más puestos de trabajo para los australianos que comercializan la tecnología". Asimismo, en el comunicado del Gobierno se menciona en dos ocasiones que el Ghost Shark será para mejorar la "capacidad de guerra submarina autónoma, sigilosa y de largo alcance".
Por tanto, es posible que se use para reconocimiento en el territorio australiano, pero esa cita que alude a la guerra submarina, sigilosa y de largo alcance deja entrever que puede ser un vehículo con otros propósitos. La descripción del Orca norteamericano estaba mucho más acotada, guerra contra minas, pero la del Ghost Shark es demasiado amplia.
Perfecto para la exportación. Y, como suele ocurrir en estos casos, el diseño ya ha provocado reacciones entre los analistas y expertos en tecnología bélica. Un ejemplo es el de quienes ya están comentando que el diseño es perfecto para contenedores estándar que se pueden llevar de un lado a otro del mundo en un barco transporte.
Esta posibilidad es contemplada dentro del comunicado de Anduril en el que afirman que planean "fabricar a escala en Australia para la Marina Real Australiana y luego exportarlo a nuestros aliados y socios en todo el mundo". Ahora sólo queda esperar a ver qué puede hacer realmente el Ghost Shark, ya que no hay características, sino una ristra de declaraciones con las ambiciosas tanto del gobierno australiano como de la propia Anduril. Lo que está claro es que la guerra del futuro no se parecerá a ninguna otra y puede acercarnos a una nueva Guerra Fría.
Imágenes | Departamento Australiano de Defensa
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