La mayoría de los expertos coincide en que una de las formas más adecuadas para abordar el problema del cambio climático es reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Bajo esta premisa han surgido iniciativas como el Pacto Verde Europeo o el plan de transición energética chino. Ahora bien, si queremos alcanzar los objetivos establecidos a tiempo, tendremos que hacer muchos cambios en el mundo en el que vivimos.
El transporte marítimo, una pieza vital del comercio global, es el responsable de aproximadamente el 2 % de las emisiones de CO2, según datos de la Agencia Internacional de Energía. Hemos llegado hasta este punto porque la mayoría de los buques de carga se mueven con con fuelóleo pesado (HFO, por sus siglas en inglés). El HFO es un tipo de combustible fósil derivado del petróleo también asociado a la contaminación por derrames.
Cambiar la forma en la que movemos mercancía
Hace aproximadamente un mes comentamos el primer acercamiento de la naviera danesa Maersk a la energía nuclear. Ahora es el turno de hablar de otra interesante iniciativa. Una firma francesa llamada Towt acaba de completar el primer viaje transatlántico con “el velero de carga más grande del mundo”. Se trata de Anemos, una embarcación experimental que promete dejar una huella de carbono mucho menor que la de un buque portacontenedores tradicional.
Anemos partió del puerto de Le Havre, en el norte de Francia, el pasado 16 de agosto y llegó a Nueva York el 3 de septiembre. Como recoge Radio France Internationale, el velero hizo su travesía a una velocidad promedio de 10 nudos (18,5 km/h), lo que es algo más lento que los barcos impulsados por combustibles fósiles, cuya velocidad promedio es de 14,2 nudos (26,2 km/h). Su capacidad de carga, además, ha estado limitada a 1.200 toneladas de productos.
Hasta antes de este viaje, Anemos era un interesante concepto, una serie de ideas y tecnología que se mantenían a flote en Francia a la espera de una prueba en un el mundo real. Ahora que el primer viaje importante ha terminado, Towt tiene suficiente información para que su proyecto de veleros de carga pueda seguir desarrollándose. El velero, cabe señalar, poco tiene que ver con los veleros tradicionales, sino que incorpora elementos más que interesantes.
En primer lugar, podemos mencionar que los mástiles no son de madera, sino que han sido construidos en fibra de carbono para que sean más livianos. Las velas se despliegan con un sistema de control remoto que reduce la cantidad de trabajo manual que tienen que hacer los siete marineros de su tripulación. El barco, de 81 metros de eslora, utiliza software especializado y conectividad por satélite para ajustar su trayecto y aprovechar al máximo el viento.
No es ningún secreto, sin embargo, que las condiciones climáticas no siempre son óptimas. Towt ha contemplado esto al añadir un sistema de propulsión de respaldo integrado por dos motores diésel-eléctricos. Aunque quizá no hubiera sido lo ideal, el barco necesitó encender sus motores poco después de salir de Francia porque el viento no era suficiente, aunque la compañía afirma que los últimos 10 días del viaje fueron impulsados por las velas.
Anemos es parte de una flota proyectada de ocho barcos que podrán transportar 200.000 toneladas de mercancías al año, ahorrando alrededor de 40.000 toneladas en emisiones de carbono. Tendremos que esperar para saber si finalmente esta idea se hará realidad. Por lo pronto, los productos transportados por Anemos pueden incluir una etiqueta que informa a los consumidores que lo que acaban de comprar llegó desde Europa en un velero.
Imágenes | Towt
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