Muchos nos las prometíamos muy felices. Adiós al carné de conducir, adiós a las calles y carreteras atestadas de coches, adiós a (gran parte de) los accidentes y a (gran parte de) la contaminación. El coche autónomo pronto llegaría para salvarnos de una de las placenteras condenas del s.XX: conducir.
A la cabeza de esa revolución está Waymo, la empresa con Alphabet como matriz que lleva años investigando en este ámbito. Todos los indicios apuntan a que sus coches autónomos, que han recorrido millones de kilómetros, estarían ya cerca de lograr ese sueño. Pues no: todo está mucho más verde de lo que parece, cuentan en The Information, donde nos revelan cómo hay aún unos cuantos "baches" tecnológicos que superar.
¿Giro a la izquierda, sí o no?
El coche autónomo podría ser una de las grandes revoluciones de la sociedad, y Waymo parecía encaminada a liderar dichos proyectos. La realidad parece ser bien distinta según Amir Efrati, un editor de The Information que ha explicado tanto allí como en Twitter cómo diversos testimonios demuestran que los sistemas de conducción autónoma de Waymo aún están lejos de comportarse de forma totalmente eficiente.
Efrati ponía el ejemplo de una intersección en Phoenix con dos posibles giros que resultan todo un reto para el coche de Waymo aun sin ser especialmente complicados para un conductor humano.
Los coches de Waymo a menudo se detienen en la intersección incluso cuando van a girar a la derecha -una maniobra mucho más sencilla y directa-, algo que provoca el enfado de los conductores humanos, que no entienden cómo ese tipo de giro provoca que los coches de Waymo se detengan.
En otra intersección en la que el coche de Waymo tenía que girar a la izquierda, más problemas aún, porque a pesar de la buena visibilidad el coche de Waymo se detiene aún cuando no hay peligro aparente.
Las declaraciones de conductores que se encuentran a diario con los coches de Waymo parecen confirmar esa sensación de que encuentran estos vehículos molestos por esos continuos parones en situaciones aparentemente sencillas de resolver. La cosa se complica con confusiones en la señalización de las carreteras, que también provocan que los sistemas de Waymo detengan el coche y provoquen colas de conductores que lógicamente protestan -una vez más, el problema es trivial para el conductor humano- hasta que el coche resuelve la situación.
A estos problemas se le suman los fallos de calibración en los mapas en los que se basa la navegación de estos vehículos, pero también en las cámaras y los lidar integrados en el coche para la detección de todo tipo de objetos. Aunque en muchos apartados la conducción de estos sistemas autónomos ha mejorado, es evidente que estos desarrollos siguen estando aún verdes en diversas áreas.
El otro lenguaje invisible
Los expertos explican cómo por ejemplo para los coches autónomos el mayor problema es la gente. Es lo que comenta Gill Pratt, responsable del Toyota Research Institute: la IA de estos vehículos no sabe que una madre con su hijo no cruzará la calle hasta que la señalización se lo permita, pero unos adolescentes sí podrían hacerlo.
Lo mismo ocurre con ese lenguaje invisible entre conductores, que como explicaba uno de los trabajadores de Waymo hace que entendamos señales que no están asociadas estrictamente a las reglas de conducción. "Hay cosas y situaciones que los humanos resuelven simplemente mirándose unos a otros", indicaba.
La conclusión es que en ciertos momentos efectivamente parece que según las fuentes consultadas los coches autónomos están a la vuelta de la esquina, pero en otros queda claro que estos sistemas aún están lejos de poder ser totalmente eficaces y seguros, algo que la propia Waymo ha comprobado.
Vía | The Information | Amir Efratti (Twitter) En Xataka | Dónde está realmente el coche autónomo a día de hoy y qué han prometido las marcas en el Salón de Ginebra para el futuro
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