2035 es el año elegido por la Comisión Europea para poner fin a los coches de gasolina o diésel. Será entonces cuando se deberán de dejar de vender coches de este tipo. La mayoría de fabricantes ya se está adaptando e incluso colocan algunos años antes el final de los coches de combustión. Pero no todos tienen en mente hacer la transición eléctrica tan rápido.
Es el caso de Ferrari o Lamborghini, las dos míticas marcas de coches de lujo. Tal diferencia tienen en el enfoque, que desde Italia han iniciado una fuerte presión para intentar que la Unión Europea cree una excepción para la venta de superdeportivos.
¿Menos de 10.000 coches al año marcan la diferencia?
El asunto no es baladí y en juego está parte del negocio de estos gigantes del mundo del automóvil. "Realmente no veo que Ferrari vaya a ser 100% eléctrica y ciertamente en mi vida ni siquiera alcanzará el 50 por ciento", aseguraba a finales de 2020 Louis Camilleri, CEO de Ferrari.
Para hacer de intermediario, Mario Draghi ha iniciado conversaciones con la Unión Europea con el objetivo de proteger a los fabricantes de superdeportivos y ver si es posible conseguir esta excepción, explica a Bloomberg Roberto Cingolani, ministro de Transición Ecológica.
Italia está comprometida con la reducción de emisiones, pero considera que el sector de los superdeportivos "es un nicho" y habría que ver cómo se aplican estas futuras restricciones a fabricantes que venden menos de 10.000 coches al año.
En total, según los datos de Cingolani, que también fue responsable en Ferrari, sostiene que Ferrari vendió unos 9.100 coches en 2020, mientras que las ventas de Lamborghini fueron de alrededor de 7.400.
"Estos coches necesitan una tecnología muy especial y necesitan baterías para hacer la transición", explica el ministro italiano. Unas baterías que por el momento no están disponibles y serían necesarias para producir a gran escala estos supedeportivos eléctricos.
Actualmente la Unión Europea se encuentra en una primera fase de este plan de poner fin a los coches de combustión en 2035. Es el momento de que los afectados inicien un proceso de debate y pongan sobre la mesa sus argumentos.
Desde la Comisión no se ha querido dar alas a esta petición del lobby italiano y los portavoces se han limitado a decir que "todos los fabricantes de automóviles tendrán que contribuir a esta reducción".
No obstante, países como Francia han dejado la puerta abierta a que la Unión Europea sea flexible en la implementación de esta reducción de emisiones. Durante la celebración del salón IAA en Múnich, el presidente de la Asociación de Fabricantes de Automóviles ha dado su soporte directo a esta cuestión, argumentando que "en el panorama de emisiones totales, estos fabricantes pequeños tienen un papel prácticamente inexistente".
Imagen | Lance Asper
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