41º de temperatura, una altitud que genera una presión como la que se vive en Nepal y una humedad del 95% comparable a la que se vive en el Amazonas. Y todo sin salir de un único edificio. Hablamos de la Weather Factory de Ford, unas nuevas instalaciones que el fabricante de coches ha inaugurado en Colonia, y que utiliza para comprobar cómo responden sus vehículos comerciales a las condiciones extremas que simulan en un único lugar.
Con una inversión de 70 millones de euros, Ford presume de contar con el primer túnel de viento para automóviles capaz de simular altitudes de 5.200 metros en su centro, la misma elevación que el campo base norte del monte Everest. También es el primero, siempre según Ford, que permite recrear una variedad tan amplia de condiciones climáticas en unas mismas instalaciones, y hemos podido ir a verlo para contaros en primera persona cómo es por dentro.
El complejo cuenta con un total de cuatro salas y tres túneles de viento con los que son capaces de sumar una gran cantidad de condiciones y climatologías. Con ellos, los fabricantes pueden testar en ellas tanto sus coches como los motores, circuitos, el acabado y la electrónica. Viendo cómo se comportan estos elementos pueden detectar problemas que no se dan en condiciones normales, y basarse en los datos para añadirle mejoras a los vehículos.
Estas son las pruebas que se realizan
Hay zonas en el mundo en las que la climatología puede llegar a ser extrema, y en ellas hay que vender el mismo tipo de coches que se venden en el resto del mundo. En países Singapur la humedad puede ser del 95%, pero también hay otros países desérticos o especialmente fríos, con más presión o donde suelen darse vientos huracanados. Por eso, las empresas tienen que asegurarse de que sus coches puedan funcionar sin problemas en cualquiera de estos ambientes, y por eso es clave poder probarlos en todos ellos.
Y es aquí donde entran en juego centros de investigación unificados como el de Ford, el más avanzado del mundo según la empresa por la gran cantidad de ambientes que es capaz de simular. Se trata de un edificio de 5.500 metros cuadrados que comenzó a construirse en 2014, y que requiere una energía total de once megavatios. Es la misma energía que hace falta para abastecer un pueblo de 2.400 habitantes, y se la sirve la empresa RheinEnergie a través de sus fuentes sostenibles certificadas en Escandinavia.
La primera habitación que visitamos durante nuestra visita fue la zona tropical, una especie de cámara donde se pueden controlar la temperatura y la humedad desde el 10% hasta un 95%. Lo hacen mediante un sistema de irrigación y una serie de focos calientes, y estas pruebas les permiten comprobar que el aire acondicionado o el refrigeramiento del motor funcionen como deben.
Este tipo de climatología también sirve para comprobar cuánto tardan en empañarse los cristales del coche en estas condiciones, algo muy importante para la seguridad de quien lo está conduciendo en países donde pueden darse con asiduidad.
La segunda sala es la zona desértica, donde un sistema de bombillas de 4.000 vatios permite alcanzar temperaturas de hasta 41 grados. Lo consiguen con un sistema de focos que también puede imitar la iluminación de un amanecer o un atardecer, así como los rayos ultravioleta que nos podemos encontrar con estas temperaturas.
Con las pruebas de esta sala se puede comprobar cómo se comportan el coche y sus componentes internos en condiciones de calor extremo. La sala también tiene un túnel de viento capaz de simular fenómenos atmosféricos extremos como tormentas de arena a 250 km/h, de manera que pueden comprobar que todo va a ir bien si nos encontramos con una mientras conducimos.
Luego tenemos la zona ártica, en la que son capaces de generar 20 centímetros de nieve en sólo cuatro horas. Para ello simplemente utilizan agua y aire frío, que da como resultado nieve cien por cien real. Esta nieve puede ser de varios tipos, desde más gruesa hasta más fina, por lo que pueden comprobar si el coche tiene fugas o cuánta cantidad de cada tipo de nieve soporta la carrocería.
Y por último tenemos la zona de altitud, una sala en la que ponen a prueba los coches con una presión atmosférica de hasta 5 toneladas por metro cuadrado. También pueden subir la presión 300 metros por minuto, y simular altitudes de hasta 5.200 metros. Con ello, una vez más pueden comprobar que los coches funcionan correctamente en estas condiciones desde unas únicas instalaciones.
Además de estas cuatro salas específicas, las instalaciones también tienen otros tres túneles de viento. El primero sirve para realizar inmersiones de frío y caliente, pudiendo hacer que un coche se caliente de repente gracias a 28 focos de bombillas de 4.000 vatios. Con esta prueba, los ingenieros pueden comprobar aspectos internos como la rapidez a la que pueden refrigerar la cabina ante subidas bruscas de temperatura asegurándose de que no nos vamos a freír en el intento.
Siendo un túnel de viento, también pueden simular que el coche está circulando a diferentes velocidades para comprobar el ruido que hacen los sistemas internos del coche. También verán si estos ruidos aumentan o disminuyen a determinadas temperaturas o niveles de humedad.
El segundo túnel está preparado para justo lo contrario, las inversiones de caliente a frío. Aquí pueden crear nieve y lluvias para comprobar qué efecto tienen sobre la visibilidad del conductor, el arranque del motor o el tiempo que se tarda en calentar el habitáculo.
Y por último tenemos el tercer túnel de viento, que es también el más extremo. En él, los ingenieros pueden probar los vehículos con vientos de hasta 120 kilómetros por hora y altitudes de hasta 5.200 metros. Con estas características se pueden realizar pruebas de arranque en frío, pero también de durabilidad de los materiales en grandes altitudes o para probar que los líquidos del vehículo no estallen a presiones altas.
Y con estas instalaciones es como Ford pretende someter a los coches a pruebas extremas, simulando situaciones reales sin tener que ir viajando por el mundo para encontrarlas. En teoría, esto debería ayudar a mejorar la eficacia y durabilidad de los vehículos que compremos a la marca cuando lo llevemos a zonas con condiciones extremas, o por lo menos esa es la intención que ha tenido Ford a la hora de llevar a cabo esta obra.
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