No fue la primera entrega de la saga que llegó a mis manos, ese hueco lo ocupa un ‘Final Fantasy Legend II’ para Game Boy que, en un inglés que no entendía, me mantuvo pegado a la pantalla durante meses, pero es innegable que la llegada de ‘Final Fantasy VII’ a la vida de muchos jugadores nos marcó especialmente.
De las horas invertidas en la aventura de Cloud, Red XIII y compañía ya han pasado casi 20 años y, sin embargo, su recuerdo perdura en la memoria de muchos convirtiéndose inevitablemente en la vara de medir cada nuevo juego de la franquicia, incluido un ‘Final Fantasy XV’ con más de 10 años de desarrollo a sus espaldas que ahora, por fin, ya está entre nosotros.
Dicen que las comparaciones son odiosas y, por ende, hacerlo con dos títulos que se separan por un barranco de varias generaciones sería poco o más que una locura. Qué le vamos a hacer si lo que nos encanta es ver el mundo arder, nos resulta inevitable poner ambos juegos cara a cara para comprobar qué ha cambiado o si lo hemos hecho a mejor o a peor.
Para ello recurrimos a los siempre desmesurados eslóganes publicitarios que abundan en carteles, notas de prensa y vídeos promocionales y comprobamos si podrían ser parte, o no, de la publicidad de un ‘Final Fantasy VII’ que le dobla la edad. Si además encontramos algún aspecto en el que Cloud le pasa la mano por la cara a Noctis, nos coronamos.
"Emocionante combate en tiempo real"
Nada que objetar aquí, el salto a la acción no sólo le ha sentado de maravilla a la saga para acercarse ligeramente a la idea de un hack’n slash, en ‘Final Fantasy XV’ también se permite alejarnos del fragor de la batalla para encarar las luchas de una forma más estratégica.
Nada que ver con lo vivido en ‘Final Fantasy VII’, claro, que aquí las luchas que obligaban a estar frente a un mismo enemigo durante horas son anecdóticas y, ya sin sistema de turnos con cinemáticas de inicio y final, farmear es algo bastante más distendido.
"Explora un mundo abierto con peligros en cada rincón"
Cambia el estilo, cambian los métodos y, por descontado, también cambia el aspecto, pero recorrer los mundos de uno y otro juego tampoco suponen una diferencia abismal. De hecho en ‘Final Fantasy XV’ la imposibilidad de descender con el coche (volador) en cualquier superficie recuerda un poco a lo que ya pasaba en la séptima entrega.
Los chocobos, como entonces, son la opción más recomendable para pasear por donde nos venga en gana y, kudos para el avance de la industria, los viajes rápidos nos van a salvar de más de un paseo innecesario. Eso sí, lo que durante las primeras horas parece un mundo enorme acabará limitado hacia la mitad de la partida por exigencias del guión, así que no sabemos muy bien quién ganaría de los dos este punto.
"Una narrativa que redefine la forma de contar historias"
Como ya habréis imaginado al de los eslóganes se le fue la mano con el entusiasmo. Tanto en uno como en otro la historia cede hueco a emoción, risas y alguna lagrimilla furtiva, pero la consistencia de la que gozaba la historia de Cloud cede aquí demasiados agujeros inexplicables, personajes que entran y salen de la trama sin venir a cuento y un ritmo en el que sólo el grupo protagonista consigue salvar la papeleta como para hablar de narrativa revolucionaria.
"Sistema de batalla que combina magia, invocaciones y acción"
¿Hay magia? Sí. ¿Acción? También, claro. ¿Invocaciones? Pues… Estar, están, pero ni de lejos gozan del protagonismo que tuvieron antaño. La espectacular puesta en escena de viejos conocidos se limita aquí a momentos clave de la historia, nada que ver con la necesidad de invocar a Caballeros para que nos hagan un poco más fácil la superación de un combate. No es que echemos de menos cinemáticas tan largas como aquellas, pero un punto intermedio habría estado realmente bien.
"Lazos irrompibles"
Una vez más, cuestión de gustos. Si bien es cierto que las conversaciones con tus compañeros de viaje ceden hueco a momentos memorables y es inevitable cogerles cariño y gozar de su evolución, tampoco es algo que se aleje demasiado de lo vivido con otros personajes en el resto de entregas de la saga.
Demasiado pronto para saber si recordaremos el nombre de Gladiolus como lo hacemos hoy en día con Vincent, pero es de recibo quitarnos de la cabeza que aquí la nostalgia juega un gran papel si hablamos de un juego con un desarrollo de más de diez años que, como mínimo, debería apuntar a marcar tanto como lo consiguió entonces.
La experiencia de Final Fantasy definitiva
Pues un poco como algunos puntos más arriba, la típica frase que los creadores de eslóganes tienen que colar sí o sí en cada videojuego que se pone a la venta. El problema es que aquí, comparado con otras entregas clásicas de la saga, ‘Final Fantasy XV’ queda algo por detrás.
No significa que sea un mal juego y tampoco un mal ‘Final Fantasy’, pero tanto las expectativas generadas por la espera, como el ritmo al que avanza la narrativa en el mundo del videojuego, nos hacen desear algo más de cariño para poder soltar esa frase a la ligera.
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