Estás tan tranquilito en una esquinita, esperando a que alguien pase por allí para masacrarle. De repente aparece en plan ninja un rival que te funde a tiros sin que puedas decir esta boca es mía. ¿Cómo narices sabía dónde estaba escondido?
Puede que ese rival sea un máquina, claro, pero también puede que, simplemente, esté haciendo trampas. Una de las últimas técnicas de 'CS:GO' muestra hasta dónde han llegado los llamados 'cheaters' (tramposos), que crean una especie de radar accediendo a la memoria principal y a datos del juego que teóricamente no deberían ver. Gracias a eso tienen en todo momento un mapa en tiempo real que muestra dónde está cada enemigo.
El eterno juego del gato y el ratón
Tratar de hacer trampas en videojuegos es tan viejo como la tos. En 'Manic Miner', el legendario título de 1983 para el ZX Spectrum, uno podía teclear "6031769" para acceder a ese modo especial.
En ordenadores de 8 bits los POKES convirtieron en tramposilla a toda una generación en los 80: estos comandos permitían acceder a regiones de memoria especiales que por ejemplo permitían conseguir vidas infinitas en un juego.
Aparecieron hasta cartuchos —quien suscribe tuvo uno para su C64, a ver qué va a pasar— que permitían acceder a un modo especial en el que uno podía introducir esos POKEs para matar a ese enemigo final o pasar esa fase que de otro modo parecía imposible superar.
Por supuesto, todas esas técnicas han ido pasando de generación a generación de jugadores. Hacer trampas está en nuestra naturaleza, parece, y hoy en día las técnicas para lograrlo se han vuelto especialmente llamativas.
Doping en videojuegos
Las trampas son una constante en todo tipo de videojuegos, y en los últimos tiempos este tipo de técnicas se han vuelto especialmente peligrosas por el carácter competitivo que han adquirido muchos de ellos: los eSports se han convertido en negocio espectacular, y si alguien es capaz de hacer trampas sin que le pillen, tendrá una ventaja competitiva fundamental. A algunos, claro, les pillan.
Eso ha hecho que la industria se convierta en una incensante carrera en la que gato y ratón se persiguen constantemente. A las trampas (cheats) les siguen mecanismos anti-trampas (anticheat) que luchan por evitar que los jugadores tramposos contaminen los servidores y hagan que otros jugadores abandonen el juego totalmente cansados de esa situación.
Como suele ocurrir en el segmento de la ciberseguridad, los "malos" suelen ir con ventaja. Las técnicas para crear esas trampas se vuelven más y más sofisticadas, y en algunos casos hacer trampas se convierte casi en un arte.
Lo hemos visto recientemente con una técnica revelada en el popular 'CS:GO'. Los tramposos juegan en su PC pero tienen otro al lado en el que conectan una tarjeta PCIe muy especial con un chip Xilinx SP605. Esa tarjeta cuenta con lo necesario para crear un singular "radar" a partir del acceso a los segmentos de memoria principal utilizados por el juego.
En esos segmentos hay información que el usuario no debería ver, como la posición de los enemigos, pero con ese hardware y el código disponible en GitHub uno puede tener en ese PC auxiliar un mapa en tiempo real de dónde están todos los jugadores, sean amigos o enemigos.
El resultado es una técnica que no solo es difícil de contrarrestar por parte de las empresas desarrolladoras de videojuegos, sino que también puede pasar desapercibida por los propios jugadores si es utilizada con mesura por los tramposos.
Las trampas se han convertido además en un negocio para quienes logran explotarlas. Sitios web como IWantCheats ofrece trampas para todo tipo de videojuegos, mientras que hay sitios especializados como Hero Aim, una sistema para tramposos del mencionado 'CS:GO' que se actualiza cada 10 minutos para evitar se detectado y que ofrece muchas y variadas opciones, entre las que por supuesto están la de situar siempre el punto de mira automáticamente (aimbot) para no parar de cargarte a tus contrincantes con un disparo perfecto.
Las técnicas para tramposillos incluso se han oficializado en algunos casos. Creative lleva años lanzando nuevas tarjetas de sonido Sound Blaster que integran la tecnología Scout Mode.
La idea es reducir el volumen de algunas fuentes de sonido y aumentar el de volumen que por ejemplo generan nuestros enemigos para saber por dónde se acercan y crear un "radar" también a partir de esos ruidos.
A esa herramienta se le suma la aplicación móvil "Scout Radar", que hace uso de la tecnología de Scout Mode para convertir el smartphone en una pequeña segunda pantalla auxiliar que permite mostrar dónde están los enemigos y por dónde se mueven, algo que por un lado no es más que una forma de "magnificar" la información auditiva que ofrece el juego para darle sentido pero que en cierta medida podría ser considerado como hacer (un poco) trampas.
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