Vivir en minoría forja la personalidad. Lo saben los españoles que viven sin WhatsApp en el país que lo ha convertido en religión, y también los que usamos a Stadia como videoconsola. Cuando Google lanzó el servicio fui escéptico y tuve una mala experiencia probándolo, así que lo dejé correr.
Sin embargo, a finales de 2020, seducido por una de las imbatibles ofertas para hacerse con un videojuego rebajada que incluía de regalo un Chromecast Ultra y un mando oficial, di de nuevo el salto. El falluto Cyberpunk 2077 resultó ir mucho mejor en Stadia que en las consolas de la anterior generación, que seguían siendo amplia mayoría. Y ahí decidí quedarme. Cuando EA anunció que el FIFA 21 también llegaría a Stadia poco después decidí que ese sería mi nuevo hogar.
Juego en la nube = juego ubicuo
Los motivos por los que Stadia me convenció por completo fueron:
- Me permitió dejar de tener un cacharro bajo el televisor. El Chromecast Ultra ni siquiera se ve.
- Convirtió mi iPad y mi Mac (rían, rían) por primera vez en dispositivos en los que poder jugar de verdad.
- Y básicamente me permitía jugar a juegos AAA allá donde estuviese, solo necesitando una conexión Wi-Fi (con datos móviles es mucho más complicado), independientemente de que estuviese en casa o no.
Al último punto se le puede enmendar argumentando que PS Remote Play o el juego remoto de Xbox permiten lo mismo. Sí, pero no. Nunca tuve una experiencia sostenida realmente satisfactoria con PlayStation, al menos. Curiosamente, con Stadia, pese a mi escasa fe inicial, sí: más allá de algún rascón puntual, el rendimiento y la fluidez siempre han sido estupendos.
La madre del cordero fue cuando en un viaje me dio por probar qué tal iba Stadia desde el iPad, conectando un mando de PlayStation 5 y usando la red Wi-Fi del hotel, que no son conocidas por su velocidad ni por su estabilidad... y el desempeño fue perfecto.
Incluso el mando, que me horrorizó en su presentación —solo de ver esa cruceta me salieron un par de callos—, acabó siendo más que aceptable. Por debajo de los de PS5, Xbox y Nintendo Switch (el estupendo modelo Pro), pero todavía muy aceptable al fin y al cabo.
Ese día soleado que llevan siendo los casi dos años jugando con Stadia va teniendo cada vez más nubarrones: rumores que salen de vez en cuando aquí y allá anticipando un cierre para el que los amantes del juego en la nube no estamos preparados. Hay más propuestas, pero o siguen en fase de pruebas, o tienen un catálogo demasiado reducido como para ser una alternativa real.
Imaginando un futuro sin el juego en la nube
Pensar en tener nuevamente una consola de cinco kilos bajo el televisor, ocupando más espacio que un microondas, y no poder jugar igual de bien en otras pantallas, es como pensar que en España van a volver a permitir fumar en los bares: ya nos habíamos acostumbrado a esta comodidad.
Los últimos rumores, o filtraciones, o un poco de ambos de mayor fiabilidad hablaban de Google reconvirtiendo Stadia en un servicio corporativo para entregar "llave en mano" a empresas de distintos sectores sus propios videojuegos para incluirlo en sus entornos, como gimnasios que quieren gamificar la experiencia de su alumnado, por ejemplo. O para empresas como Peloton.
Además, durante este tiempo su equipo ha sido esquilmado, incluyendo la fuga de pesos pesados en el proyecto, y abandonaron el desarrollo de juegos propios, además de reducir las comisiones para atraer a los desarrolladores. No parece ninguna de estas señales un síntoma de el plan con Stadia va sobre ruedas. Más bien suena a que ya tendremos suerte si le vemos comerse los turrones.
Cada vez cuesta más pensar que Stadia tiene mucho futuro por delante. Una auténtica lástima
Un panorama que huele a ceniza exhalada por los siglos. Habrá que ver quién es capaz de reemplazar a Stadia. Se supone que Xbox Cloud Gaming, antes conocido como xCloud, que es quien más motivos tiene para apostar por el juego como servicio por encima de la venta de consolas físicas. Pero estamos en verano de 2022 y sigue con el cartel de "beta", algo que pide un poleo menta para poder digerirlo viniendo de toda una Microsoft.
Mucho antes de su presentación, Stadia era conocido como "Google Yeti", un nombre puesto en referencia a la mitología tibetana. Stadia aspiraba a convertirse en el abominable gamer de las nieves, pero se ha quedado en niño con disfraz de esqueleto pidiendo caramelos. Una lástima, porque cuando le haces caso descubres que es graciosísimo. Hora de revisitar las alternativas para el juego en la nube.
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